martes, 26 de mayo de 2009

UNIVERSIDAD VERACRUZANA. ARTE, CIENCIA, LUZ: EL DESEO VEHEMENTE DE APRENDER

UNIVERSIDAD VERACRUZANA
ARTE, CIENCIA, LUZ: EL DESEO VEHEMENTE DE APRENDER




Dr. Francisco Montfort Guillén.
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UNIVERSIDAD VERACRUZANA
ARTE, CIENCIA, LUZ: EL DESEO VEHEMENTE DE APRENDER

El presente texto busca ser un detonador ordenado para el diálogo constructivo en torno al mejoramiento de la Universidad Veracruzana. La renovación del período institucional de la máxima autoridad directiva es un momento privilegiado para Pensar la Universidad Veracruzana. Esta propuesta sobre lo que pienso pudiera ser una nueva etapa universitaria, pretende estimular un diálogo colectivo, aunque no masivo, interno y externo, desde la base a la cúspide, para ordenar propuestas tendientes a mejorar y acelerar la transformación institucional de nuestra Máxima Casa de Estudios en el estado de Veracruz. Es nuestra obligación definir nuestra idea de universidad, de educación, de autonomía, precisar los desafíos y proponer una manera de hacerles frente. Es un reto, en el mejor de los sentidos, político. La Universidad Veracruzana es una institución del Estado, autónoma, que también debe ser, enteramente, pública, es decir, transparente, es decir, conocida hasta en sus más íntimos detalles operativos, tanto académica como administrativamente y también, en tanto institución de servicio de la sociedad veracruzana, criticada en su accionar, evaluada en sus resultados y sometida a las opiniones, sugerencias y propuestas de todos los ciudadanos interesados por su universidad.

Asumo, con sus buenas y malas consecuencias, la responsabilidad inicial de estas propuestas. Aspiro a sumar a ellas las de una gran mayoría de universitarios y personas interesadas en mejorar el presente-futuro de la UV. Esta aspiración debe culminar con la apropiación/elaboración de un proyecto colectivo, cuya divisa sea: Nosotros proponemos, nosotros hacemos…

Pensemos la Universidad Veracruzana, con sus cualidades y fortalezas, carencias y debilidades. Sea usted bienvenido al análisis. Adhiera sus propuestas. Razone sus disensos. Dialoguemos.


C. Francisco Montfort Guillén
IIESES/UV.










Brechtiana:

Hay maestros y estudiantes que luchan un día y son buenos; otros luchan un año y son mejores; hay quienes luchan muchos años y son muy buenos; pero están los maestros y estudiantes que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles.

Hagamos de la comunidad universitaria de la Universidad Veracruzana un grupo de seres imprescindibles.












Presentación
1.- Nada somos; lo que buscamos es todo…
1.1 ¿Quién lo hubiera creído? Mi rival es mi propia condición
1.2 Gloria Futuribilis Aotus
2.- El futuro que ya ocurrió…
2.1 Una visión panorámica del capitalismo
2.1.1 Primera Revolución: la producción de máquinas productoras de máquinas
2.1.2 Segunda Revolución: la producción de seres y saberes
2.2 El capitalismo actual y la competitividad en México:
¿Imposición ideológica o escapismo del colonizado?
2.3 México: realidades tangibles de una novedad histórica
3.- Competitividad universitaria en Veracruz: una demanda social, un compromiso político, una obligación legal
4.- Individualidad, autonomía, complejidad: bases para la autonomía
4.1 Necesidades humanas y competitividad

4.2 Competitividad pertinente: condición de humanidad

4.2.1 Idea e ideología

4.2.2 Las realidades del mito: el progreso como nicho ecológico de la competitividad

5.- La competitividad universitaria: una emergencia insatisfecha, una autonomía fallida

6.- Por un magisterio complejo

7.- Pensar la Universidad Veracruzana


7.1 Concepción de la UV como sistema


7.1.1 El Subsistema Aprendizaje

7.1.2 El Subsistema Evaluación/Planeación

7.1.3 El Subsistema Grandes Proyectos: la magia de pensar en grande

7.1.3.1 La ciudad veracruzana de las ciencias
7.1.3.2 La red de bibliotecas
7.1.3.3 Los laboratorios
7.1.3.3.1 Laboratorio de Seguridad Alimentaría
7.1.3.3.2 Laboratorio de filosofía y vida humana
7.3.3.3 Laboratorio veracruzano demoscópico
7.3.3.4 Laboratorio de estética y artes
7.3.3.5 Laboratorio del agua y los bosques
7.3.3.6 Laboratorio de nuevas formas de vida
7.3.3.7 Laboratorio de innovación y diseño de productos
7.3.3.8 Laboratorio del ejercicio del derecho
7.3.3.9 Laboratorio de comunicación multimedia
7.3.3.10 Hospital escuela
7.3.3.11 Otros laboratorios
7.1.4 El Subsistema Atención a los Estudiantes

7.1.5 El Subsistema Cátedras Magistrales

7.1.6 El Subsistema Nuevo Liderazgo, Management y autonomía universitaria

8. Universidad Veracruzana: Arte, Ciencia, Luz: el deseo vehemente de aprender





















1.- Nada somos; lo que buscamos es todo…[1]

Lo mejor de la Universidad Veracruzana está en su futuro. Sus glorias pasadas y sus éxitos presentes iluminarán su porvenir. Será una institución de alto rendimiento. En ella cada maestro, cada estudiante, cada empleado estará imbuido por un nuevo comportamiento cualitativo, productivamente elevado. Esta será la base para que obtengan mayor y pleno reconocimiento individual, y extendido prestigio social. Para ser dueña de su radiante futuro, nuestra institución necesita, con urgencia, de un nuevo impulso a su transformación interna y en concordancia con el cambiante entorno en el que se desenvuelve. ¿Por qué es urgente provocar un punto de quiebre hacia la optimización en el uso de recursos y obtención de resultados?

La sociedad veracruzana está urgida de una renovación de sus liderazgos sociales. El quehacer universitario resulta esencial en esta labor. De la matrícula en programas educativos de educación superior del Estado de Veracruz, formada por 171 mil 272 estudiantes, un porcentaje de 31.30% es atendido por la Universidad Veracruzana. Lo hace mediante 219 programas, de los cuales 145 corresponden a licenciaturas, 63 son posgrados, un programa es de nivel técnico y 10 son de técnico superior universitario. La responsabilidad de nuestra institución no se detiene con la formación actual de 66 mil 628 estudiantes de su matricula.[2]

Su compromiso se extiende a la obligación de cumplir con alta calidad un deber mayor: formar profesionistas capaces de preservar nuestra cultura y sobre todo de renovarla. Políticamente su responsabilidad apunta hacia la institución de una cultura de liderazgo para las nuevas clases medias que alberga en su seno. Son clases emergentes, cuyo origen sociocultural, en general, está menos culturalmente eurooccidentalizado en virtud de la creciente y lacerante desigualdad social en nuestro país. Ésta ha provocando el creciente número de estudiantes activos en instituciones de educación superior privadas, en las cuales las relaciones sociales de origen y destino presuponen otro ambiente sociocultural y una inserción laboral y social de mayor rango y más expedita.

En efecto, un largo proceso tecnológico, económico, político y cultural ha involucrado a la educación superior mexicana en el problema más grave de nuestra sociedad: la desigualdad. Todavía en la década de los 1970 era suficiente realizar estudios superiores para acceder al ascenso social. Después, y cada vez en mayor medida, la fuerza de este impulso ha disminuido. El binomio acceso a la educación superior-ingreso al proceso de ascenso social se ha restringido a los individuos pertenecientes a los centros escolares de mayor prestigio -privados y públicos- y, en segundo lugar, a otras universidades privadas en las cuales el universo de relaciones sociales y culturales proporciona un plus a sus integrantes: su situación socioeconómica y de prestigio social que no involucra, necesariamente, una mejor calidad académica.

La ampliación de la oferta de educación pública superior en el estado, promovida durante los últimos cuatro años, tardará tiempo en rendir sus mejores frutos. Por el momento, las universidades y escuelas privadas en conjunto tienen una cobertura de alrededor de 40% de la educación universitaria. ¿Qué puede significar este proceso si continúa creciendo? Aun y cuando algunos egresados de la UV pudieran provenir de las clases marginadas, salvo a algún infortunio personal, difícilmente regresarán a esa condición. Pero el nuevo modo de producción informacional, el proceso de globalización y el modelo de desarrollo funcionando en nuestro país han provocado el fortalecimiento del fenómeno de exclusión. Estamos hablando de la permanencia y acrecentamiento de la desigualdad, que si bien incluye un porcentaje de pauperización, lo desborda e incluye otros aspectos no menos dolorosos. Desigualdad y exclusión se sobreponen a las conquistas sociales de los trabajadores, a las políticas públicas de combate a la pobreza y al sentido de responsabilidad social de muchos empresarios. En la base de la pirámide social, sus miembros conocen privaciones de orden material y en la cúspide, sus integrantes viven un sentimiento de desilusión respecto a la idea de progreso. En toda la escala social la exclusión provoca en muchos individuos y grupos sentimientos de insatisfacción en su realización personal, cierta degradación moral e incluso grados diversos de rompimientos de relaciones de sociabilidad y automarginación. No caer en el fondo del abismo social puede ser considerado casi un triunfo, pero también significa la condena de vivir en la mediocridad personal y social y también vivir el menosprecio por el hombre trabajador y meritocrático. El vacío de sentido y de significación del trabajo afecta a las personas con menores o peores calificaciones intelectuales y manuales así como débil especialización profesional, para quienes se abre un presente de desempleo, subempleo o precariedad laboral en un horizonte de incertidumbre sobre su futuro.[3] En las condiciones actuales, la civilización del progreso y de la sociabilidad con una vida de lujo en la abundancia sólo son posibles para restringidos grupos pertenecientes a los grupos sociales de mayores ingresos y más alto estatus social y para los individuos y grupos más altamente cualificados, profesional, intelectual y culturalmente mejor dotados.

1.1 ¿Quién lo hubiera creído? Mi rival es mi propia condición…

La Universidad Veracruzana cuenta con una amplia infraestructura para realizar sus tareas. Es la única institución de educación superior con presencia en toda la entidad federativa.[4] Gracias al esfuerzo de sus comunidades académicas cuenta con el 80.95% de sus licenciaturas como programas de calidad reconocida que involucran 81.30% de su matrícula de acuerdo a la información oficial de la propia UV. En el nivel de posgrado, 38.10% de sus programas son reconocidos por su calidad e incluyen a 37.19% de sus alumnos. Dispone de una planta de trabajadores del conocimiento en número de 5,893. De éstos 27.27% cuentan con doctorado; 46.63% con maestría. El porcentaje de estos trabajadores con perfil PROMEP es de 23.99 y el de adscritos a los sistemas nacional de investigadores y de creadores es de 12.26. Se han formado 140 cuerpos académicos para desarrollar las líneas de generación y aplicación de conocimiento (LGAC). Por otra parte, el trabajo de administración y gestión ha sido mejorado mediante la certificación de 14 de sus procesos operativos.
Los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), en su reporte de enero de 2009, da a conocer la existencia de 106 programas de licenciatura ofrecidos por la Universidad Veracruzana, en el nivel 1 del padrón (acreditables) reconociendo así el esfuerzo realizado en vías de alcanzar próximamente la calidad educativa.

Por su parte el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, A. C. (COPAES), también en su informe de enero de 2009, acredita únicamente 22 programas con calidad educativa.
Nadie puede negar las trasformaciones positivas de los últimos años. Puede afirmarse, con orgullo, que nuestra institución aloja en su seno los esfuerzos y las recomendaciones sugeridas o impuestas por las autoridades federales y locales así como otras muchas iniciativas propias para responder a problemas especiales. Son motivo de satisfacción, también, los reconocimientos a ciertas tareas realizadas por grupos o individuos de nuestra comunidad. Por fortuna, no son poco los casos de maestros o alumnos brillantes que se destacan en sus disciplinas en los ámbitos local, nacional e internacional.

Ni exaltar ni menoscabar excesivamente son acciones promotoras de una visión radical y propositiva del mejoramiento institucional. La evaluación y la comparación sí pueden ayudar a esclarecer, definir e impulsar nuevas metas, nuevas expectativas y nuevas actitudes y conductas afines a la acelerada autotransformación que requiere la Universidad Veracruzana. Los ejercicios de evaluación comparada ayudan a posicionar socialmente carreras, programas, facultades, universidades y generan autoestima y orgullo profesional y de pertenencia.

Cada día en mayor medida, las universidades públicas del país dejan de ser “islas de soberanía” para asumir su noble condición de instituciones mediadoras, con un pie en la conservación cultural y otro en la renovación de nuestra cultura, con un pie en el Estado y otro pie en la sociedad. En este juego dialógico se desenvuelve su autonomía: su condición de libertad para la producción de conocimientos; para la formación de profesionistas; para distribuir, ejercer y usar sus recursos presupuestales, humanos y materiales es ampliada en la medida que fortalece, efiecientándolos y transparentándolos, sus vínculos con el Estado y con la sociedad. En la medida que las instituciones públicas de educación superior realizan sus propósitos con la sociedad, el mercado, los empleadores públicos y privados, en esa misma medida dan satisfacción al cumplimiento de su razón de ser, de su existencia, de sus compromisos legales y políticos con el Estado. Y para saber en dónde están paradas, en dónde se ubican, las universidades requieren referentes formales.

Estas exigencias han sido asumidas por las veinte instituciones y organizaciones de educación superior agrupadas en el Consorcio de Universidades Mexicanas (CUMEX). Su propósito consiste en integrar
a las mejores universidades del país que tienen los estándares de calidad más altos y el propósito de generar una alta competitividad académica entre las instituciones de educación superior, a partir de la comparabilidad de programas educativos comunes de distintas áreas del conocimiento.[5]

El estudio del periódico Reforma sobre las mejores carreras o programas y, en consecuencia, de universidades es ya un referente nacional de la competitividad universitaria. Es un estudio metodológicamente serio: consistente y permanente. Destaca para su relevancia el ranking derivado de la calificación otorgada por los empleadores. Estas voces, o más precisamente, sus acciones para la contratación de los egresados, el nivel y las condiciones laborales que les ofrecen constituyen el mayor referente de evaluación del trabajo de una universidad. Los resultados más relevantes de la versión 2009 fueron los siguientes:

En la carrera de Administración, los mejores cinco lugares desde 2006 son para universidades privadas. El primer lugar en todos estos años es para el ITAM. En 2009 la UNAM-CU se colocó en el octavo sitio y la UAM- Azcapotzalco en el décimo. En Arquitectura por primera vez ocupó el primer sitio la UNAM-CU en este 2009, mientras que desde 2006 ocupaba uno de los cuatro siguientes lugares y el primero fue para universidades privadas. En Comunicación, mientras que en 2006 la Universidad Iberoamericana estaba fuera del top five, en los últimos tres años ha ocupado el primer lugar. La UNAM-CU ascendió del cuarto lugar al tercer sitio. Para la carrera de Contaduría en este año el primer sitio fue para el ITAM, el cuarto para la UNAM-CU. En años anteriores el IPN-ESCA-Santo Tomás ocupó el tercer sitio y ahora se colocó hasta el octavo. El programa de Derecho ha conocido una fuerte competencia. En 2006 y 2007 el ITAM ocupó el primer sitio; en 2008 ese
lugar correspondió a la UNAM-CU y en este año el sitio de honor lo ocupó la Escuela Libre de Derecho.

Para el programa de Economía la competencia se ha establecido, desde la primera medición, entre el ITAM y el CIDE. La UNAM-CU y el IPN-ESE se han colocado, junto con la UAM- Azcapotzalco y Xochimilco fuera de los primeros cinco lugares. En Ingeniería Civil la UNAM-CU y la UNAM-FES-Aragón ocupan los lugares primero y quinto y la Iberoamericana y Lasalle siempre están entre los dos primeros lugares. La Ingeniería Industrial, desde 2006 ha estado liderada por universidades privadas; Lasalle en 2006 y 2007; Panamericana en 2008 y 2009. El IPN-UPIICSA es la universidad pública mejor colocada, aunque ha sido desplazada fuera del top five. En Ingeniería Mecatrónica destacan el Tecnológico de Monterrey CSF y en cuarto sitio el IPN-UPIITA. La Ingeniería en Sistemas es un asunto de liderazgo para el Tecnológico de Monterrey y el IPN-UPIISA. En Medicina la UNAM-CU fue la primera en 2006, segunda en 2007, tercera en 2008 y segunda en 2009. La Universidad Lasalle en 2009 y 2007 y la Universidad Panamericana en 2008 le disputan el primer lugar. En Mercadotecnia el Tecnológico de Monterrey siempre ha ocupado el primer sitio en estos tres años. La Universidad Panamericana y la Universidad Anáhuac la acompañan muy de cerca. Es una carrera de universidades privadas. En Psicología la primera posición ha sido para el Tecnológico de Monterrey (2006); Universidad Iberoamericana (2007-2008) y UDLA-DF en 2009. La UNAM-CU siempre aparece en el top five. Relaciones Internacionales es una carrera con variaciones en el ranking. En 2003 el primer sitio fue para la UNAM-CU. En 2006, 2007 y 2009 lidera el ITAM, acompañado por la Iberoamericana, COLMEX y Tecnológico de Monterrey. En la carrera de Licenciatura en Sistemas el primer y segundo lugar fueron así: 2006, IPN-UPIICSA y Tecnológico de Monterrey; en 2007 y 2008 se invirtieron las posiciones y en 2009 el IPN-UPIICSA aparece primero y la UANM-CU en segundo.

La opinión de 2 mil 214 profesores sobre la calidad de los trabajadores del conocimiento de su centro de trabajo y sobre la calidad de los profesores de programas similares, en otras universidades, arrojó el resultado siguiente, en este 2009: La UNAM-CU obtuvo el mayor número de primeros lugares. Sus profesores son los mejores, evaluados en los programas de Arquitectura, Comunicación, Derecho, Ingeniería Civil, Ingeniería Industrial, Ingeniería Mecatrónica, Ingeniería en Sistemas, Medicina y Psicología. La importante evaluación inter-pares colocó, en Administración, al ITAM en primer lugar y en segundo la UNAM-CU, seguida por tres planteles del ITESM. En Contaduría el nivel más alto fue para la planta de profesores del IPN-ESCA-ST seguido por el ITAM. En Relaciones Internacionales el Colegio de México está a la cabeza; en segundo lugar la UNAM-CU y en tercero el ITAM. La Licenciatura en Sistemas es liderada por dos planteles del ITESM (CEM Y CCM) y en tercer lugar la UNAM-CU. En Mercadotecnia los tres primeros lugares son para planteles del Tecnológico de Monterrey.

La visión de los alumnos también cuenta. Su opinión es fundamental para evaluar el comportamiento institucional. Se evaluaron ocho aspectos. Los rankings fueron los siguientes: 1) El prestigio profesional de los egresados. El primer sitio fue para el Colegio de México seguido por el ITESM-CSF; ITAM; U. Panamericana; EP Carlos Septién. 2) El nivel académico de tu propia universidad: primer lugar, COLMEX; después ITAM, U. Panamericana, ITESM-CSF. 3) Nivel académico de los profesores: a la cabeza COLMEX y enseguida ITAM, U. Panamericana, ITESM-CEM y U. Claustro Sor Juana. 4) Nivel de satisfacción como alumno de tu universidad: COLMEX como líder y después UNAM-CU, U. Claustro Sor Juana, U. Iberoamericana y Tecnológico de Monterrey-CSF. 5) Cuánto orgullo sientes por tu universidad: UANM-CU es la líder y la acompañan UNAM-FES-Cuatitlán, UNAM-FES- Zaragoza, U. Iberoamericana y la UNAM.FES-Acatlán. 6) Bolsa de trabajo de tu universidad: es un asunto casi exclusivo de las universidades privadas: Primer lugar, ITESM-CFS, segundo U. Panamericana, tercero IPN-ESCOM, cuarto ITESM-CEM y quinto U. Iberoamericana. 7) Actividades deportivas de tu universidad: los tres primeros sitios son para el Tecnológico de Monterrey (CEM, CCM, CSF), el cuarto UNAM-CU y el quinto IPN-ESIA-Zacatenco. 8) Las actividades culturales: los dos primeros sitios son para ITESM (CCM y CEM), luego U. Claustro Sor Juana; cuarto UNAM-CU y quinto U. Iberoamericana.

Por su parte, el estudio Guía Universitaria de Selecciones 2009, ranking realizado por IPSOS, sobre las 100 mejores universidades públicas y privadas de la República Mexicana clasifica el Top Ten con los siguientes centros escolares: Universidad Nacional Autónoma de México; ITESM; Instituto Politécnico Nacional; Universidad Iberoamericana; ITAM; Universidad Anáhuac; Universidad del Valle de México; Universidad Autónoma Metropolitana; Universidad de Guanajuato; Universidad Autónoma de Nuevo León.

Hasta aquí el panorama reciente que arrojan estos estudios. Más allá de sus resultados, el aspecto fundamental que muestran es la forma de autoconcebirse por estas universidades, que no temen las evaluaciones, la competencia y, por ende, a los esfuerzos para poder ser más competitivas. Y estos estudios no son los únicos ejemplos.

Una reciente evaluación de la Maestría de Administración de Empresas (MBA) realizada por la revista especializada Expansión (1009, febrero 16, 2009) arroja datos relevantes. A pesar de la publicitada sobredemanda y saturación, existen escuelas que ofrecen el posgrado y, respaldadas por su prestigio, continúan ejerciendo un fuerte liderazgo. El estudio evalúa 17 universidades. Los estados sede de esas organizaciones académicas son, por orden descendiente de importancia en cuanto al número de universidades asentadas en ellos: Distrito Federal, 8; Jalisco, 5; Nuevo León, 4; Estado de México, 2; Puebla y Baja California, una cada estado. Dos son universidades públicas: Cetys Universidad y Universidad de Guadalajara; el resto son universidades privadas. Los primero cinco lugares fueron ocupados por: IPADE, ITAM, Egade Monterrey, Egade México, Anáhuac Norte.

Los indicadores fueron agrupados en programas ofrecidos (tipos, duración y costo); alumnos admitidos (selectividad: estudiantes aceptados sobre el total de aplicantes; y experiencia laboral); profesores (formación académica y producción de conocimientos); relaciones internacionales institucionales (acreditación internacional, intercambios, títulos simultáneos y programas conjuntos); opinión del mercado; tópicos de especialización.

El mismo estudio evalúa las preferencias de mexicanos por los programas MBA en el extranjero. Los indicadores se agruparon en calidad académica (formación académica y producción de conocimientos) y retorno de la inversión: internacionalización laboral, mercados de trabajo y salario promedio al concluir el programa de estudios. Los primeros tres lugares son para universidades norteamericanas (Harvard, Pennsylvania y Stanford); el cuarto para el INSEAD de Francia/Singapur y el quinto para la estadounidense Chicago Booth.

De manera más amplia ha cobrado fuerza la necesidad de conocer el estado que guarda la situación de la educación superior en el mundo. Constituye ya un referente obligado saber cómo se ubican, entre sí, las mejores universidades, las más reconocidas y prestigiadas. Este análisis comparativo ha permitido a los dirigentes de esas instituciones reorientar, reforzar y resignificar el trabajo de sus universidades en aras de mantener y mejorar su reconocimiento mundial. La última evaluación comparada que acumula resultados de tres años arroja resultados esclarecedores, pues ofrece otra visión del problema de la relación desarrollo/subdesarrollo y dominio/dependencia. Entre las mejores 300 universidades, Estados Unidos cuenta con 127, muy por encima de los demás países. Inglaterra tiene 51; Alemania 44; Francia 39; Japón 36; Australia 24. También destacan Canadá (20); Sud Corea (17); China (13); India (12); Taiwán (12).Países con limitada población y territorio poseen, proporcionalmente, un número importante de excelentes universidades: Holanda, 13; Suecia, 10; República Checa y Dinamarca 4. Pero Tailandia e Indonesia suman cada una siete, al igual que Brasil, y Chile y Argentina cuentan con cuatro cada uno. En el más selecto grupo de las mejores 200, México sólo tiene la UNAM: la mejor del país y de Iberoamérica, con el lugar 150. El ITESM es ubicado en el lugar 328 y sin número específico, pero más allá del lugar 500, aparece la Universidad Iberoamericana.

También es ilustrativo el análisis comparado realizado por Times Higer Education-QS World University Ranking 2008 para las mejores 100 universidades en orden a las grandes divisiones profesionales. En Arte y Humanidades los primeros cinco lugares son para Harvard (EU), Berkeley (EU), Oxford (GB), Cambridge (GB) y Yale (EU). Hasta el lugar 22 son todas universidades de habla inglesa. En habla hispana destacan la Universidad de Barcelona en el lugar 94 y la UNAM de México en el sitio 97.

En el área de las Ciencias de la vida y Medicina destacan en los primeros cinco sitios Harvard (EU), Cambridge (GB), Hopkins (EU), Berkeley (EU) y Oxford (GB). La UNAM aparece en un muy importante lugar, 64, antes que la mejor universidad francesa u holandesa. En esta área las universidades asiáticas ocupan lugares destacados.

En Ciencias Naturales comandan: MIT (EU); Berkeley (EU); Cambridge (GB), Harvard (EU) y Oxford (GB). En el sitio 90 aparece la Universidad de Barcelona y en el 93 la de Sau Paulo, la única latinoamericana entre las mejores 100.

Para Ciencias Sociales las mejores clasificadas son: Harvard (EU), Berkeley (EU), Stanford (EU), London of Economics (GB) y Cambridge (GB). Hasta el lugar 81 está clasificada la Universidad Pompeu Fabra de España. Finalmente, en Tecnología, aparecen en la cima: MIT (EU), Berkeley (EU), Stanford (EU), California Institute of Technology (EU) y Cambridge (GB). Recapitulemos. En estas clasificaciones internacionales aparecen, por México: en Artes y Humanidades la UNAM en el lugar 97; en Ciencias Naturales: UNAM en el sitio 107; en Ciencias Sociales la UNAM en el lugar 140 y el Tecnológico de Monterrey en el 243. En el área de la Tecnología: la UNAM, 107; el ITESM, 156. En la evaluación por pares académicos aparece la UNAM en el lugar 87 y en la evaluación de los empleadores el ITESM es colocado en un destacado sitio, 38, con 97 de calificación y la UNAM en el lugar 87 con 86 puntos de calificación.

1.2 Gloria Futuribilis Totus

Se puede o nó coincidir con la metodología de evaluación y con los resultados que arroja The-QS. Se puede afirmar que no están todos los que son. Igualmente se puede disentir de los estudios publicados por el periódico Reforma y la revista Expansión. También pueden ser rechazadas las duras evaluaciones críticas oficiales sobre el sistema de innovación en México. Pero no es posible ignorarlos. Resulta desafortunado esconder la cabeza como avestruz frente a las responsabilidades de las universidades públicas de nuestro país. Estamos viviendo problemas mayores en estos momentos de crisis. Ha llegado el momento de enfrenar el gran desafío: o iniciamos el camino hacia nuestra constitución como universidad de clase mundial, con alto rendimiento, o nos condenamos a vivir institucionalmente por debajo de nuestro potencial de realización, en la frustración de lo que pudo haber sido y no fue.

La Universidad Veracruzana, para reforzar su autosuperación y progreso contínuo, requiere fijarse metas más ambiciosas, pero realistas, que desinhiban su actual potencial de realización. Para lograr esas metas tiene como tarea inmediata renovar su liderazgo. Nuestra premisa es que, precisamente, las actuales capacidades de logro y de potencial de realización institucional están por encima de los resultados hasta ahora conseguidos. ¿Cómo estimular, cómo lograr que esas capacidades de realización individual y colectiva alcancen su esplendor?

La meta a conseguir, el objetivo-guía para caminar hacia un futuro anhelado puede definirse como la construcción de una universidad de clase mundial. El medio más poderoso para lograr este propósito lo constituye la re-definición, re-significación y re-elaboración del liderazgo propiamente universitario. Este liderazgo debe surgir y debe ser enarbolado por los trabajadores del conocimiento –maestros, alumnos- a título individual y por comunidad disciplinaria, y no sólo por los integrantes de la alta burocracia. En otros términos: Pongamos en perspectiva y revaloremos el ascenso y el prestigio de los méritos académicos-profesionales. Estas inmensas tareas están a la altura de miras y capacidades de nuestras comunidades de trabajadores del conocimiento. Pero las vías apenas están en construcción. Evitemos equívocos. No pretendemos minimizar los logros académicos institucionales hasta ahora conseguidos. Tampoco es nuestro propósito demeritar la actuación de las presentes o anteriores autoridades.

Construir un nuevo liderazgo significa invertir la pirámide del prestigio social. En la cúspide deben brillar los individuos –mujeres y hombres- magistralmente capaces y sus comunidades académicas de pertenencia. Ellos serán el timbre de orgullo, los líderes que nos conducirán a estadios superiores de reconocimiento nacional e internacional. Con esta fuerza académica transformaremos el culto a la personalidad de una sóla persona como símbolo del poder político en la UV para, sin dejar de reconocer su necesaria presencia, ajustar su función al desenvolvimiento de una gerencia pública universitaria de alta calidad.

En consecuencia, un paso, una acción, una actitud se impone por su necesidad, su lógica y esencia. El nuevo proyecto de universidad debe surgir desde la base de cada comunidad (facultad, instituto, centro, etc.) pues cada una debe forjar su propio proyecto para lograr autoinstituirse como organización de clase mundial. Debemos emprender un esfuerzo colectivo y, al mismo tiempo, selectivo, pues nuestra superación pasa por el reconocimiento de que la Universidad Veracruzana es una organización heterogénea y cuya diversidad no ha sido considerada como una fortaleza. En otras palabras: actualmente, en nuestra institución, están en ciernes las mejores cualidades de una organización sistémica, en donde el juego y ordenamiento cambiante entre las partes↔todo será el origen de nuevas cualidades.

El presente documento aspira a constituir uno de los referentes para iniciar un nuevo diálogo constructivo en torno a la auto-transformación de la UV. Todo debe ser objeto de análisis: los éxitos y sus causas; los errores, los fracasos y sus causas; las mejoras deseables y las soluciones posibles. En este documento presento mi contribución para poder construir colectivamente el microscopio-telescopio adecuado al análisis de la institución y descubrir, analizar y resolver los problemas ocultos y ocultados que debilitan su funcionamiento; y también, y es básico, para visualizar y diseñar nuestra nueva universidad, la que todos deseamos, anhelamos y soñamos. Estas páginas buscan motivar una búsqueda. Quitar el dique que frena nuestras aspiraciones de realización personal, grupal, colectiva. Motivar a las comunidades de la Universidad Veracruzana a realizar una epopeya educativa: ser la mejor universidad del país y colocarla entre las 50 mejores del ranking internacional. Contamos con el personal, el espíritu y las ansias de gloria para lograrlo. Auto infundámonos un espíritu de superación indomable. Creo, como el poeta alemán Hölderlin que Donde hay peligro, crece también lo que salva. Combatamos el peligro de la medianía con la fuerza inquebrantable de la autosuperación incesante. No debemos evadir nuestra responsabilidad política en el desenvolvimiento futuro de la sociedad veracruzana. Autoconstruyamos un espíritu de grandeza con base en proyectos viables, objetivos ambiciosos y metas precisas, deseos de gloria y trabajo profesional riguroso y con sentido humano. Esta debe ser nuestra respuesta al desafío social y político antes planteado. Y más. Resulta irresponsable evadir nuestros problemas y aquellos que nos plantean tres procesos que determinarán nuestra suerte: la alta competitividad impuesta por la civilización tecnologizada; las nuevas formas de producción, de profesionalización y comportamiento social derivadas de esta competitividad y del combate al cambio climático; las nuevas exigencias que se derivan de la actual crisis económica y financiera de un mercado mundial más fuertemente interconectado, funcionando con nuevas lógicas de productividad y nuevas exigencias de racionalidad financiera, tecnológica, laboral y ciudadana. Estos problemas tienen, desde ahora, implicaciones profundas sobre la cultura científica, humanística y de masas. Nos obligarán a funcionar sobre nuevas ideas de la globalidad y la localidad. Nacional e internacional son conceptos que conocerán transformaciones.

Viviremos transformaciones profundas en nuestras sociedades. Cambiarán nuestras concepciones de riesgo, de peligro, de cambio y conservación. La Cumbre Mundial de Innovación para la Educación, según Alan Goodman, presidente del Instituto Internacional sobre Educación en Qatar, se constituirá como referente mundial al asumir un papel similar al Foro Económico de Davos, con el lema, Educación Global: Trabajando juntos para el Aprovechamiento Sustentable. De aquí la urgente necesidad de contar con un nuevo liderazgo en la Universidad Veracruzana. Hoy está parasitado por el continuismo, el control autoritario y la gloria personalizada de la autoridad. Es un liderazgo colonizado por el espíritu de Epimeteo: el que piensa demasiado tarde. El nuevo liderazgo tiene que recobrar su espíritu libertario, la libertad fundada en el aprendizaje, la generalizada y alta calidad en la producción de conocimientos, la elevada tasa de empleabilidad de los egresados; y la clase mundial de nuestra institución: un liderazgo presidido por el espíritu de Prometeo, el que prevee.[6]

Lo mejor de la Universidad Veracruzana estará en su futuro si rompemos con el continuismo que sólo se preocupa por preparar un futuro idéntico al pasado/presente. Situemos nuestra realización personal y grupal y colectiva en un nuevo y mejor contexto. Anticipemos el porvenir como resultado de nuestra autonomía individual, sin duda la mejor base para fortalecer la autonomía institucional. Rompamos con las inercias de pensar el futuro como una situación asegurada por el simple hecho de presuponer la continuidad de nuestra institución en tanto es universidad pública y por el continuismo de innovaciones pasadas.

Evitemos el futurismo como ambición de poder político personal. También como simple anhelo y conjunto de elaboraciones teóricas de prospectiva. Definamos conjunta, colectivamente, programas y proyectos, objetivos y metas, recursos disponibles y nuevas disponibilidades para colocar a la Universidad Veracruzana en el primer lugar del ranking nacional y entre las primeras 50 del internacional.



2.- El futuro que ya ocurrió…1

Llegamos tarde. Cuando en México se empezó a discutir sobre la “industria del conocimiento” y la “sociedad de la información” otras sociedades ya habían modificado sus estructuras productivas y sus respectivos comportamientos y conductas laborales y sociales; ya habían producido los conocimientos y habilidades adecuadas al nuevo modo de producción y, por ende, los contenidos y métodos de enseñanza acordes al desarrollo de un nuevo tipo de capital humano. Los cambios en esas sociedades han sido profundos, radicales y cada vez a una mayor velocidad. Recordar estas transformaciones es indispensable para diseñar las características centrales y delinear el perfil de un nuevo tipo de universidad, apta para ser actor central en una civilización funcionando sobre el cambio permanente y con base en sofisticadas tecnologías. Este recorrido teórico puede parecer ocioso y largo. Tal vez bastaría sólo mencionarlo y remitir a la bibliografía especializada. Sin embargo, su inclusión y desarrollo obedecen a una razón. Me parece de la mayor importancia argumentar sobre la existencia de cambios profundos en el comportamiento social y sus inevitables e inescapables consecuencias. Se trata de un futuro que se profundizará y nos sobredeterminará. Podemos eludirlo y continuar en el subdesarrollo. O bien, los enfrentamos y los dominamos creando así una vía de bienestar individual y colectivo propio, a la veracruzana.

De manera directa primero y cada vez más por vía indirecta, el trabajo permite la obtención de los recursos para la reproducción y la subsistencia biológica de los seres humanos. A través de diferentes procedimientos, acordes al medio ambiente natural y social, los seres humanos han utilizado instrumentos para auxiliarse en las labores de subsistencia y mejoramiento de las condiciones de vida material. Esta relación entre satisfacción de necesidades y uso de instrumentos para conseguirlos conoció una mutación con la aparición de la ahora llamada sociedad capitalista, industrial, moderna.

En ella, la relación trabajo/ciencia/tecnología/vida cotidiana (civil y política), experimentará diversas metamorfosis. A pesar de la diversidad y heterogeneidad, fruto de las características de cada sociedad o cultura en donde se implanta, el capitalismo tiene como rasgo común su tendencia a homogeneizar ciertos procesos sociales. Uno de los esenciales es el proceso dialógico entre
ciencia↔tecnología↔aprendizaje↔trabajo↔cultura↔producción económica.

2.1 Una visión panorámica del capitalismo
2.1.1 Primera Revolución: la producción de máquinas productoras
de máquinas

1. La conexión de diversos procesos sociales permitieron la constitución de una sociedad capaz de producir, en serie, máquinas para producir máquinas. Las ventajas comparativas, por ejemplo, poseer carbón y hierro para producir acero, constituyeron una preeminencia para las sociedades pioneras del capitalismo. De la mayor relevancia resultaría también la concepción europea de la ciencia y su aplicación al modo de producir mercancías. No sólo le brindó autonomía respecto de la religión y la filosofía, sino convirtió a las ciencias en saberes altamente especializados y disciplinarios. Transformó también la organización de sus centros de saber, y sus alcances en la formación de cuadros. La universidad moderna surgida en Alemania reforzó la preminencia del conocimiento científico. Se extendieron la alfabetización y la escolaridad. La invención científica y tecnológica, obras pioneras de genios individuales, permitió la formación de empresarios. Los regímenes políticos se adaptaron a las nuevas exigencias económicas y ayudaron a su expansión. El acceso a las materias primas fue de vital importancia (razón que explica en parte el colonialismo europeo), y la ingeniería del producto, el taylorismo más la disposición de mano de obra barata conformaron el núcleo de la competitividad industrial de los países más avanzados.

Los cambios en la vida material tuvieron su interpretación teórica. Desde muy temprano en la aparición de la sociedad capitalista fueron percibidos sus fenómenos de expansión a escalas geográficas mayores, por encima de los espacios políticos formales, y de unificación homogeneizadora de la organización social productiva. Saint-Simón, el primer pensador moderno del socialismo, pudo anticipar tanto el reino de la técnica como el gobierno de la administración racional. Colaboró en la construcción conceptual de fenómenos entonces incipientes: la sociedad industrial, el liberalismo, el socialismo y el tecnocratismo. En relación a este último anticipa “la organización de un gobierno que tenga como tarea suprema la industria y el reino de las competencias”. También aprecia, con claridad meridiana, la aparición de una nueva categoría social, “una minoría de hombres competentes y responsables de la producción industrial..... (en una sociedad) futura la cual dejará de ser dominada por el gobierno de los hombres y alcanzará el dominio de la administración de las cosas”. 2

En sus obras fundamentales, Karl Marx mostrará la radical influencia de la tecnología sobre los procesos productivos, la organización del trabajo y el dominio de la naturaleza. Como lo escribió Kostas Axelos en Marx, pensador de la técnica, este filósofo evidenció la inseparabilidad de la ciencia y la tecnología con el mundo de la producción, su organización y formas de operar, bases de sus ideas sobre plusvalía relativa y plusvalía absoluta. También demostró los efectos concurrentes, contradictorios y complementarios, sobre y de la competencia, entre los individuos, las empresas, las naciones; sobre el rendimiento laboral y las exigencias de la productividad; sobre la liberación y la alienación del hombre en la sociedad capitalista.

Para entender los cambios producidos por la evolución del capitalismo y sus previsibles transformaciones, la obra de Georges Friedman resulta esencial. A este autor le corresponde la virtud, según Edgar Morin, de ser el primero en haber concebido la técnica como “hecho ecológico”3 proporcionándole así nuevos significados y parámetros, notoriamente el ecosistemismo, concebido como
la ciencia de las interacciones entre elementos (sistemas) de naturaleza diferente (geológicos, climáticos, vegetales, animales, humanos, sociales, económicos, tecnológicos, mitológicos, etc.) en el seno de un nicho natural o de una aglomeración social. 4

No será su única e importante aportación teórica. Recuperar sus explicaciones, hoy olvidadas, nos permite romper los límites en los cuales han sido subsumidas las ideas de competitividad, productividad, crecimiento. G. Friedman reconoce la utilidad de conceptos como el de sociedad industrial, forjado por August Comte, posteriormente refuncionalizado en la teoría del crecimiento. Friedman entiende su utilidad para designar y comprender el funcionamiento de “sociedades complejas de economía progresiva”, pero lo liga a conceptos como “medio técnico” y otros derivados de la observación psico-sociológica de las sociedades, como bien apunta Edgar Morin. Constata el progreso técnico desde el siglo XVIII, modificador de las condiciones de existencia del hombre, de su vida material y el surgimiento de nuevas excitaciones y necesidades. Percibe con inteligencia la creciente importancia e influencia del progreso técnico sobre todas las áreas de la vida humana, individual y social. A esta influencia se debe, según su lúcida intuición, la formación de un denominador común, el cual no solamente relaciona a las sociedades industriales. También, y de manera creciente, las iguala, las mimetiza conduciéndolas a una aventura común, sin borrar sus peculiaridades:
Los medios técnicos observables en sociedades diversamente estructuradas presentan, a pesar de sus diferencias, rasgos análogos..... El agregado complejo de “hechos de civilización” (noción tomada de Marcel Mauss) forman una civilización. Hoy día, el conjunto de hechos de civilización (por ejemplo: organización “científica” del trabajo, producción en gran escala, mass media, publicidad y turismo de masas, grandes conjuntos habitacionales, comportamientos fuera del trabajo, etc.) comunes a las diversas sociedades industriales constituye lo que nosotros designamos como civilización técnica.[7]

Georges Friedman esclarece el fondo del problema. Las sociedades capitalistas, comunistas e inclusive tercer mundistas de su época se integraban crecientemente y de manera más clara e inexorable, a una nueva etapa civilizatoria, fundamentada en la técnica:
La noción de civilización técnica corresponde entonces a un periodo en donde la cantidad de nuevos elementos y efectos del progreso técnico deviene tal que suscita una nueva cualidad civilizatoria en donde el medio afirma nuevos modos de condicionamiento psico-sociológico del hombre.[8]

La transformación principal de los seres humanos, también es consecuencia de la organización social en la cual se desenvuelven. Individuos y sociedades empiezan a formar parte, voluntaria o involuntariamente, de la misma civilización:
Condicionamiento no significa aquí, para nada, modo de acción mecanicista o generalización de reflejos condicionados: se trata de designar solamente la acción multiforme, cada día más extendida e imperiosa, de un conjunto de técnicas cuyos estímulos alcanzan su existencia, el trabajo y el descanso, lo diurno y lo nocturno, el hombre de las sociedades industrializadas, el de los centros urbanos y el habitante de las regiones todavía designadas como rurales.....[9]

En el mismo orden de búsquedas, las ideas de G. Friedman serán una base importante para los conceptos de mundialización de la sociedad humana, de Edgar Morin, y de sociedad planetaria, de Kostas Axelos. Estas categorías no sólo anticipan la idea de globalización. Constituyen un más sólido tejido intelectual para entender la sociedad contemporánea del Siglo XXI.

a) Una nueva época del capitalismo será vislumbrada por Alain Touraine y Daniel Bell. Identificaron ciertas características ya más claras y evidentes, comunes y regulares en la evolución de las naciones de capitalismo más avanzado. Las sociedades productoras en serie, de máquinas productoras de máquinas, encuentran en el crédito y el marketing buenas muletas para ayudarse a caminar en medio de las crisis de sobreproducción y reducción de las ganancias. La extensión del consumo y del dinamismo del mercado, movilizado desde entonces por la demanda de más consumidores con poder de compra y más sofisticados, resta primacía a la oferta de artículos de gran calidad y larga duración. En adelante, el mercado se moverá en el juego del concepto de “obsolescencia planificada” como sostén de la producción en masa de buenos artículos pero de corta duración, para dar rapidez a su consumo y sustitución. Estos autores vislumbran la entrada de las sociedades post-industriales. Su eje sería el crecimiento de teorías y conocimientos con base en los cuales se transformaba el mundo de la producción de bienes y servicios y, además, se sustentaba la toma de decisiones políticas y se modificaban las culturas. La era tecnocrónica de Zbignew Brezezinsky plantea, con claridad, la decisión de crear un bloque eurooccidental capitalista (la Organización Trilateral, antecedente del G-7) para controlar la producción de ciencia y tecnología aplicada al mundo empresarial/laboral, económico/financiero; ingenieril/mercadológico: generarían las tecnologías intelectuales para el control político y cultural. Proponía además no continuar la disputa por el control directo (colonial) de las materias primas de los países subdesarrollados. A cambio, planteaba, los participantes de la Organización Trilateral, gracias a sus avances tecnocientíficos alcanzarían la autosuficiencia alimentaria y energética. Las consecuencias de esta concepción han dividido profunda y dramáticamente al mundo.

Desde el punto de vista de Manuel Castells las sociedades avanzadas no se convertían en post-industriales. Su diferenciación no radicaba en conjuntar en su seno dos tipos de economía o el tránsito simple de una a otra. No desaparecía, tampoco, la industria o la producción de máquinas productoras de máquinas, según nuestra propia conceptualización. Pero sí serían manipuladas mediante computadoras y robots, lo cual disminuiría el número y la importancia de la clase trabajadora. La novedad consistía en la aparición de una nueva forma de producir: en la industria, el comercio o los servicios. Esta forma novedosa se sustenta en el uso intensivo de las ciencias y técnicas de la información y comunicación y la aplicación de tecnologías intelectuales sobre esta misma base tecnocientífica. Las sociedades avanzadas del siglo XXI están caracterizadas por el predominio en todos sus sectores productivos de esta nueva forma de producir.

b) Otra mente visionaria sobre el futuro de nuestra civilización fue la de Taichi Sakaiya. A él se debe el concepto sociedad del conocimiento. Según Sergio Boisier la visión de T. Sakaiya no se detenía en el progreso técnico y su influencia toute-courte sobre la producción de bienes y servicios, “nuevos procesos y nuevas formas organizativas”. El pensador japonés introdujo el concepto de “valor conocimiento” para aludir “tanto al precio del saber como al valor creado por el saber..... el precio o valor que una sociedad otorga a aquello que la sociedad reconoce como saber creativo, una especie de “valor de uso subjetivo”.[10] Manuel Castells propone un análisis distinto y pasar del énfasis en el post-industrialismo al énfasis en el informacionalismo pues la transformación productiva incluye la organización social. Como sea, parece seguir pesando una visión predominantemente económica, en la cual se privilegia ahora el conocimiento y el valor agregado en lugar de las máquinas.

2.1.2 Segunda Revolución: la producción de seres y saberes

En la misma perspectiva, pensamos que se inaugura una nueva era del capitalismo. Hemos entrado a la sociedad programada, inventora y productora, en bloques, de seres humanos productores de conocimiento. La invención y el cambio, aunque no exentos de surgir de los juegos de azar, están siendo sometidos a una producción deliberada, predeterminada, planeada. Es ahora cuando se hace evidente el hecho social, por años oculto, de la importancia del ser humano como eje, sujeto y objeto de la historia. No son la ciencia, la tecnología, la economía, las finanzas, la política, el marketing o el conocimiento los promotores ex-nihilo de las metamorfosis sociales, aun cuando su influencia sea notable. Son los seres humanos los actores responsables de su autotransformación y de la transformación de los otros.

En la sociedad del conocimiento éste no es lo novedoso. La emergencia sistémica radica en la capacidad de ciertas sociedades de incrementar sustancialmente la producción de mujeres y hombres, de individuos con altas cualidades intelectuales y físicas, promotores de nuevas enseñanzas escolarizadas, productores de nuevos conocimientos, nuevas destrezas y nuevos comportamientos generadores de autotransformación individual, creadores de universidades y empresas productoras y almacenadoras de saberes y habilidades corporativas y productoras de regiones de saberes colectivos promotores de identidad y de competitividad a diferentes escalas.

Es un cambio de paradigma, en la visión de Manuel Castells:
es la era de la “economía informacional” y el proceso de globalización; de la empresa red: cultura, instituciones y organizaciones de la economía informacional; de los trabajadores en red, desempleados y trabajadores a tiempo flexible; de la cultura de la virtualidad real: la integración de la comunicación electrónica, el fin de la audiencia de masas y el desarrollo de las redes interactivas; del espacio de los flujos; del tiempo atemporal: de la sociedad red.[11]

El paradigma sobre el cual descansa esta sociedad red es el respectivo de la Tecnología de la Información, basada ya no en insumos baratos de energía sino en insumos baratos de información. Sus características centrales son las siguientes:
1) La información es su materia prima: son tecnologías para actuar sobre la información, no sólo información para actuar sobre la tecnología....
2) La capacidad (enorme) de penetración de los efectos de las nuevas tecnologías....
3) La lógica de interconexión de todo sistema o conjunto de relaciones que utilizan estas nuevas tecnologías.... La morfología de red parece estar bien adaptada para una complejidad de interacción creciente....
4) El paradigma de la Tecnología de la Información se basa en la flexibilidad. No sólo los procesos son reversibles, sino que pueden modificarse las organizaciones y las instituciones e incluso alterarse de forma fundamental mediante la reordenación de sus componentes....su capacidad para reconfigurarse es un rasgo decisivo en una sociedad caracterizada por el cambio constante y la fluidez organizativa...
5) La convergencia creciente de tecnologías específicas es un sistema altamente integrado, dentro del cual las antiguas trayectorias tecnológicas se vuelven prácticamente indistinguibles.[12]

Estas características estarían incompletas sin evocar por lo menos los avances de la matemática en la creación de modelos no determinísticos y el desciframiento del código del genoma humano, verdaderas revoluciones del conocimiento, ya vinculadas al paradigma de la información y a través de la microelectrónica para la utilización de la idea de “capacidad de autogenerar secuencias no programadas y coherentes” como señala el mismo M. Castells.
El papel del Estado no disminuye ni se debilita. Antes al contrario, se fortalece. Su influencia es definitiva para construir y organizar la sociedad del conocimiento, la sociedad productora de mujeres y hombres productores de conocimientos, innovaciones y cambios. Función estatal del mismo o más alto nivel de importancia que el otorgado al monopolio de la fuerza legítima, tanto para construir la idea de nación como para preservarla en medio de la lucha de la globalización. Vivimos un nuevo nivel de acción histórica, de acuerdo a las ideas de Alain Touraine, de intervención de la sociedad sobre ella misma para innovar y mantener la cultura, las organizaciones y las instituciones de la civilización del conocimiento intencionadamente producido.
2.2 El capitalismo y la competitividad en México: ¿Imposición ideológica o escapismo del colonizado?

En México la preocupación y la ocupación de los asuntos sobre la alta competitividad son recientes. Su entrada en la escena colectiva, por lo menos simbólicamente, casi tiene fecha precisa: 1 de enero de 1994. México se vio forzado a asumir formalmente nuevas reglas de la competencia económica, aún cuando desde años anteriores sus empresas ya resentían el empuje del comercio internacional debido a la adhesión de México al GATT. Ahora, después de más de una década de vigencia del TLC, no son pocos los empresarios y trabajadores desalentados por estas nuevas condiciones. Existen quienes protestan y buscan regresar al pasado proteccionista. Otros se niegan a aceptar la realidad. Sin embargo, las nuevas condiciones económicas impuestas y no por todos asumidas revelan la necesidad de la “sociedad civil” de adquirir y manejar un concepto de competitividad factible de enriquecer la reflexión y la acción en torno a las actividades productivas de nuestra economía.

La competitividad es una expresión fruto de las transformaciones del capitalismo, impulsadas por la creciente importancia de la vinculación entre ciencia, tecnología, educación escolarizada y producción de bienes y servicios. En el gran marco del modelo de producción capitalista, la competitividad tiene una relación sumamente estrecha con la evolución de los modos de desarrollo, en la línea de preindustrialismo/industrialismo/informacionalismo, en tanto procesos metamórficos de la estructura y de las relaciones sociales, de la base material y de la cultura de las sociedades; en otros términos, procesos de metamorfosis de la organización social. De acuerdo con Manuel Castells:
… las sociedades están organizadas en torno a procesos humanos estructurados por las relaciones de producción, experiencia y saber determinadas históricamente. La producción es la acción de la humanidad sobre la materia… La experiencia es la acción de los sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus identidades… El poder es la relación entre los sujetos humanos que, basándose en la producción y la experiencia, imponen el deseo de algunos sujetos sobre otros medios el uso potencial o real de la violencia, física o simbólica…[13]

Las relaciones humanas están estructuradas con base en procesos de asociación, de contradicción y de complementariedad. Y aún cuando cada uno de estos elementos relacionados adquieren cierta autonomía en las sociedades modernas, su vinculación dialógica permite aprehender sus interconexiones. En este juego de interacciones se sitúa la competitividad. Está ubicada en las relaciones de producción, experiencia y poder que determina la apropiación y uso de excedentes (en las relaciones de producción) y como un elemento clave de la cuantía del excedente a distribuir. El excedente, o riqueza, a su vez, es determinado por la productividad (“relación entre mano de obra y materia, como función del empleo de medios de producción”) cuyo proceso vincula
relaciones técnicas de producción y los modos de desarrollo (que) son los dispositivos tecnológicos mediante los cuales el trabajo actúa sobre la materia para generar producto, determinando en definitiva la cuantía y calidad del excedente.[14]

El factor determinante de la productividad, en el actual modo de desarrollo dominante a escala mundial, es decir, la base de la globalización, radica, centralmente, como apunta M. Castells
en la tecnología de la generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos… Sin embargo, lo que es específico del modo de desarrollo informacional es la acción del conocimiento sobre sí mismo como principal fuente de productividad.[15]

La productividad (aumento de rendimiento derivado de la relación producto/insumo), en diferentes plazos, constituye unos de los motores, tal vez ahora el más determinante, del crecimiento económico. Pero se trata también de un medio, no de un fin en sí mismo. La lucha por la apropiación de la riqueza generada se centra en la rentabilidad y las ganancias obtenidas. Una visión estrecha de los cambios del mundo puede subsumir en estos parámetros la idea de competitividad. Aunque es reconocido su universo de acción y realización más allá de los límites estrechos de las empresas, sus actuales conceptualizaciones no rebasan ciertas bases utópicas, ideológicas y de buenos deseos (“el libre comercio y condiciones justas de mercado”), así como su marcado acento económico; también posee un núcleo duro de espíritu productivista y su inevitable y necesaria cuantificación del rendimiento.

El Instituto Mexicano para la Competitividad A. C. nos proporciona ejemplos de estas afirmaciones: para la Universidad de California, en Berkeley, “la competitividad (está) en función del grado de prontitud con la que (ciertos) productos llegan a importarse desde Estados Unidos” y su definición más precisa estipula: “Un país es más competitivo cuando, consistentemente, exporta bienes antes que los demás”[16]. No sólo importa la producción, sino la exportación hacia los “corazones” de la economía global. Una visión complementaria, pero con énfasis en el espacio nacional la proporciona “el IMD de Lausanne…: la competitividad de un país radica en la habilidad de éste para crear y mantener un clima que permita competir a las empresas que radican en él”[17]. Privilegiar la manifestación económica de este concepto es el esfuerzo realizado tanto por el Word Economic Forum: “Un país competitivo es aquel que presenta altos grados de crecimiento sostenido por el PIB per cápita”[18], como por el banco de la Reserva Federal de San Francisco: “Países competitivos son aquellos que, sistemáticamente, son más ricos (en términos del PIB y productividad) y crecen más rápido que otros”[19]. El dato relevante de estas dos últimas definiciones es la referencia al ingreso por persona y, en el segundo caso, la vinculación entre el ingreso personal promedio y la productividad. Finalmente, la conceptualización de la OCDE contiene aspectos distintivos: “La competitividad de un país es el grado en que una nación puede, bajo libre comercio y condiciones justas de mercado, producir bienes y servicios que cubran las exigencias de los mercados, a la vez que mantener y expandir los ingresos reales de su gente en el largo plazo”[20]. Destaca su mención de la categoría de nación como sujeto de la competitividad (si bien la equipara con la categoría de país); la utópica o idealista referencia “al libre comercio y condiciones justas de mercado”; y la ilusión de la expansión y sustentabilidad en el largo plazo del ingreso real del colectivo gente de la nación de que se trate.

Por su parte el Instituto Mexicano para la Competitividad realizó un esfuerzo especial para construir una definición ad hoc y útil para la realidad mexicana. Detrás de la sucinta definición acuñada de competitividad como “la habilidad de un país para atraer y retener inversiones” existe un sólido trabajo teórico y metodológico. Su propósito consistió en “desincorporar la subjetividad del término “competitividad” y diagnosticar el problema de forma rigurosa como si se tratara del padecimiento del enfermo… (para) objetivizar el grado de competitividad en México… a partir de datos duros y fuentes indiscutibles por su rigor e imparcialidad”.[21] También, que el término competitividad hace referencia directa a la “meritocracia” para conseguir algo… “(y a) que los países compiten por lo mismo que compiten las personas y las empresas”. Esta larga enumeración de conceptos y características es necesaria para tratar de asir una “noción evasiva y polémica” como lo es la competitividad, afirmación ésta de M. Castell con la cual se puede mirar, no obstante sus diferentes concepciones, el funcionamiento de la nueva economía global e informacional, la nueva empresa red, la nueva cultura laboral (trabajo y empleo), la nueva organización social (comunidad y sociedad), el nuevo Estado, las “nuevas universidades”, las nuevas identidades: en efecto, la competitividad es un producto -medio y fin, fin y medio- del cambio individual y social inmersos en la construcción de un nuevo estatus de las sociedades: “la hipercomplejidad”.[22]

En México el debate sobre el “el hecho de civilización”, llamado competitividad, es casi inexistente. Se ignora y se desvalora la información sobre ese tema por ser producto de los tecnócratas, neoliberales y globalifílicos. Pero los datos, el ranking o posición ofrecida por los indicadores condensan la situación del país llamado México. Pareciera que a nadie en nuestra “sociedad civil” le importa, seriamente, la ubicación del país en el contexto internacional. Según el Foro Mundial de Davos, México ocupó, en el Índice General de Competitividad, el lugar 47 en 2002, y descendió un escaño al año siguiente. Después alcanzó el lugar 48 y lo mantuvo en 2003 y 2004. Para 2005 descendió al lugar 55, “en tanto que Irlanda ascendía del 30 al 16 y Chile, en el 2005, era ya el 26 y España el 29”.[23] La versión 2008-2009 del Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial testimonia también las pérdidas de México en este aspecto. Respecto del año 2007 nuestro país “descendió ocho posiciones, para colocarse por debajo de países como Costa Rica, Panamá o Puerto Rico”.[24]En este descenso contaron mucho los siguientes aspectos: capacidad de innovación, lugar (90); desempeño de las instituciones (97); eficiencia del mercado laboral (110). Completan este cuadro de incompetencia “la debilidad de las instituciones públicas, la violencia “desbocada”… y un sistema de educación superior que no genera “trabajadores calificados”.[25] Datos económicos, se dirá. Datos de los tecnócratas. Problemas del mercado y, si acaso, problemas a resolver por empresas y el gobierno. ¿Por qué inmiscuir en esas cuestiones a las universidades, a la sociedad civil, si precisamente a ésta la define su diferenciación y sus luchas respecto y en contra del mercado globalizador y del Estado? Contrariamente: ¿Por qué la competitividad es o debiera ser un asunto de las instituciones al servicio de la sociedad civil? Hasta el momento, la exposición misma ha mostrado el espíritu cuantificador y econocrático de la competitividad. Pero ésta, también se dijo, es un “hecho de civilización” surge en la etapa actual de la “civilización técnica” y expresa, de manera condensada, la hipercomplejidad de las sociedades. La preocupación por el tema de la competitividad es internacional. Resulta lógico y normal, pues el enlace y concurrencia se escenifica en la “aldea mundo” y confronta no sólo a empresas, sino a universidades y a sociedades civiles enteras, y su visibilidad se logra de acuerdo al diseño de índices de competitividad.

Resulta pertinente exponer los criterios de los cuales parten en el IMCO para dotar de rigor tecnocientífico a su idea de competitividad ante la necesidad de “objetivizar el grado de competitividad de México frente a los demás países con los que compite o pudiera competir”. Este propósito de objetivización viene acompañado de un esfuerzo para diagnosticar el problema de forma rigurosa:
· a partir de datos duros y fuentes indiscutibles por su rigor e imparcialidad.
· a partir de una visión integral, que contemple todas las aristas posibles.
· que además pueda seguirse en el tiempo.
· y cuya estructura y cálculo sean accesibles, claros y transparentes para todo el mundo.[26]

Desde estos criterios, este esfuerzo más amplio buscó tener, con análisis hechos en México y considerando
la “óptica que interesa al país…” un índice, un “ranking” o clasificación, toda la información y procesología (sic) detrás del mismo… un diagnóstico más profundo… que desenmascare los retos detrás de los números, los obstáculos detrás de los resultados, así como, las acciones necesarias para la corrección de las tendencias y la mejora en la competitividad.[27]

Algunas explicaciones extras al estudio merecen ser resaltadas. Como respaldo y orientación de la conceptualización de las variables más importantes que dan forma a la misma, aparecen ideas importantes. En efecto, tras este esfuerzo de desubjetivación, objetivación y organicismo están, también, los esfuerzos para otorgarle al estudio una preocupación por cuestiones cualitativas y por alejarse de la simplificación econocrática. La explicitación de las ideas y términos incluidos en aquella definición pone de relieve, entre otras, estas ideas:
· La habilidad de un país…
· …El nivel mínimo y máximo de exigencia será en función de lo que ofrezcan otros países.
· …Es necesario que no sólo las personas como unidades económicas básicas sino que también las empresas (como grupos, no sólo de personas, sino también de factores de producción) puedan maximizar su potencial económico.
· …[permitir] incrementar, de forma sostenida… el bienestar… durante un corto período de tiempo… Para la existencia de la sostenibilidad se requiere la premisa de la continuidad.
· su nivel de bienestar… de las personas exige… de forma completa el desarrollo y mejora de los niveles de vida y crecimiento de las empresas.
· …sus propios recursos…: la economía de un país tiene, por lo general, mayor capacidad de crecimiento de lo que sus factores…dan.
· Es por ello que, para crecer en competitividad basta hacerlo a través de una mayor eficacia en el uso de sus recursos.
· …Se entiende que la competitividad de un país no es el resultado (…) sólo en función de uno o dos factores…En la competitividad de una nación el “todo” es más importante que la “suma” de las partes. Este concepto superior representa una visión integral….
· Finalmente, aunque no menos importante, se tienen que todo gira en torno a los individuos… como punto fundamental y de principio necesario que la sociedad valore y proteja la integridad física y moral del individuo, respetándole e incluyéndole, con independencia de su raza, religión u origen.[28]

2.3 México: Realidades tangibles de una novedad histórica

Las eras del capitalismo antes descritas están presentes en nuestro país como realidades fragmentadas, languidecientes. A pesar de la publicación de literatura especializada y del debate en los medios, la metamorfosis propicia a la aparición/consolidadción de una competitividad pertinente carece de la fuerza suficiente. La sociedad mexicana vive atrapada entre dos lógicas: 1) la teoría y la práctica dominante de una organización económica basada en la idea de las “ventajas comparativas”, en un sistema productivo cuyas fortalezas se buscan en la existencia de materias primas, de abundantes recursos naturales, de mano de obra barata y en la elaboración de bienes y servicios para el mercado de consumo. 2) la teoría y la práctica incipiente de una organización económica basada en la idea de “ventajas competitivas o dinámicas..... (construidas) a partir del conocimiento y la innovación”.[29] No obstante la apertura económica y la formalización de diversos tratados de libre comercio, la organización socio-económica mexicana sigue dominada por la lógica de la máxima ganancia, en el menor tiempo posible, con cargo a la condición socioeconómica de los trabajadores, y de reducción de costos, principalmente de personal.

La nación mexicana forma, cada día más, parte del mundo, contiene en mayor medida al mundo en sí, y los seres mexicanos contienen en sí mismos al mundo y forman parte de él. Pero además, vía la cultura, cada localidad, cada comunidad, cada pueblo, cada municipio y cada estado día a día forman, cada vez en mayor medida, parte de la nación mexicana y, en ese mismo sentido, día con día cada mexicano porta en sí su nación. El individuo hologramático es a la vez mundializado y nacionalizado a través de la cultura:
Una cultura es un conjunto de saberes, destrezas, reglas, estrategias, hábitos, costumbres, normas, prohibiciones, creencias, ritos, valores, mitos, ideas, adquisiciones que se perpetúan de generación en generación, se reproducen en cada individuo y mantiene, por generación y regeneración, la complejidad individual y la complejidad social. La cultura constituye así un capital cognitivo, técnico y mitológico no innato.[30]

No existe, pues, posibilidad alguna por parte de los individuos y colectividades mexicanos de evadir su responsabilidad frente a la competitividad. Es una cuestión de sobrevivencia individual y colectiva, de mejoramiento material a título personal y en nombre de las colectividades. En los mismos términos: es un desafío que provoca duras existencias y exigencias de vida, aunque distintas si se pertenece, o nó, al mundo de las relaciones capitalistas competitivas.

El ejemplo del circuito en donde los efectos retroactuán sobre las causas, al igual que unos actores sociales sobre otros, se encuentra en el agrupamiento de los factores de competitividad cuyo cumplimiento o realización son centralmente responsabilidad de la sociedad civil. Su simple enunciado provoca dudas sobre la total independencia entre esos factores y en las responsabilidades de la misma sociedad civil, la sociedad política y el Estado. El factor Sociedad Incluyente, Preparada y Sana incluye en su construcción y para su medición los indicadores siguientes: Esperanza de vida; Mortalidad en menores de cinco años; Cobertura económica demográfica; Índice de Desarrollo Humano; Disponibilidad de agua potable por habitante; Desnutrición; “Número de años que un recién nacido vivirá con plena salud (Hale); Cuota de ingreso del 20 por ciento más pobre; Índice de Gini de la distribución del ingreso; Mujeres en la PEA; Ingreso promedio de la mujer; Mujeres en el Parlamento; Niveles de informatización de la población.

México ocupa el lugar 34 entre los 45 países comparados por el IMCO. En el Continente Americano lo supera Canadá (lugar nueve), Estados Unidos (lugar 14), Costa Rica (lugar 28), Argentina (lugar 30), Chile (lugar 33). La calificación máxima la obtuvo Dinamarca: 81.52, la calificación promedio se situó en 59.80 y México alcanzó 46.19 puntos, y la mínima fue para Guatemala (22.35) país cuyas realidades sociales no están alejadas de algunos estados del sur mexicano. Del mismo IMCO está el Índice de Competitividad Estatal. En 2008 el estudio revela una competitividad promedio en los estados de la república de 40.2 en una escala de cero a 100. El Distrito Federal ocupa el primer lugar (60 de puntuación) seguido por los estados de Nuevo León, Aguascalientes, Baja California y Coahuila. El Estado de Veracruz se encuentra entre el grupo de competitividad baja, acompañado por Hidalgo, Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tabasco.[31]

Por su parte, la firma Aregional ha elaborado el Índice de Competitividad Sistémica de las Ciudades Mexicanas. En 2007 su estudio reporta las zonas metropolitanas más competitivas: Monterrey, Chihuahua, Guadalajara, Querétaro y Mexicali. Las últimas cinco son: Apatzingán (Guerrero); La Piedad (Michoacán); Moroleón (Guanajuato); Ciudad Río Verde-Ciudad Fernández (San Luís Potosí); y al final Acayucan (Veracruz). La Competitividad de las Ciudades Mexicanas 2007, elaborado por el Centro de Investigación y Docencia Económica y la Secretaría de Economía del gobierno federal ubica en la cima a Monterrey, Chihuahua, Ciudad de México, San Luís Potosí y Ciudad Juárez; y en la sima están ubicadas Chetumal en Quintana Roo; Poza Rica y Minatitlán en Veracruz; Chilpancingo en Guerrero y Manzanillo en Colima.[32]

Este panorama social es poco alentador. La competitividad se reduce, a final de cuentas, en una sóla cuestión: son la formación intelectual y las condiciones de vida de cada ser humano el factor clave de la calidad familiar, comunal, sectorial, municipal, regional, estatal y nacional. Por esta razón las interacciones entre la retroactividad de los indicadores y la recursividad de cada uno de ellos son los elementos claves para la “acumulación de capital humano”. En términos del mismo IMCO: es necesario partir de la base del “promedio y distribución de la salud y formación intelectual” de los mexicanos. Específicamente, y citando a Papera Seymur:
Sin formación (intelectual) no existe la habilidad de aprender. Y esto que es verdad para los individuos, también lo es para las naciones. La fuerza competitiva de una nación en el mundo moderno es directamente proporcional a su capacidad de aprendizaje, esto es… una combinación de las capacidades de aprendizaje de los individuos y las instituciones de la sociedad.[33]

Sobre esta premisa debe descansar el futuro de la Universidad Veracruzana: la capacidad de aprender, individual e institucionalmente. De estas cualidades dependen la creatividad, la innovación y la promoción/adaptación a los cambios constantes, rápidos. Hablar de la competitividad de la sociedad civil y por ende de las universidades es hacer referencia al desarrollo de los individuos, de los seres humanos, de las personas. La competitividad de las personas es la base para desarrollar capital social, es decir, relaciones de solidaridad y complementariedad capaces de soportar los conflictos y contradicciones propios de la concurrencia en una organización funcionando con base en redes.

La competitividad en tanto “concepto multidimensional de valores agregados” refleja el nivel de desarrollo del capital humano y de capital social. Expresa una visión específica sobre la sociedad civil pero no de manera reduccionista ni aislada de sus complementos, la sociedad política y el Estado. Pero, y esta cuestión resulta fundamental para reflexionar en torno a una nueva conceptualización de universidad, en tanto referente de la sociedad civil, evidencia la imposibilidad de concebirla como una organización autosuficiente y contraria al Estado y a la sociedad política. La retroactividad entre esos tres conceptos y de esas tres realidades sociales muestran no sólo las interacciones sino la mutua dependencia y mutua configuración.

Sociedad Civil Sociedad Política Estado Individuo/Sujeto



forman un bucle de interconexiones con niveles de autonomía y dependencia variables según el caso y puede ser ejemplificado con otros indicadores. Piénsese, por ejemplo, en el nivel de información de la sociedad civil, indicador en el cual, desde el informe de Davos de 2003, la sociedad mexicana estaba “fuera de la revolución tecnológica: Botswana nos supera… en los indicadores siguientes: Acceso de internet a escuelas; tecnologías de la comunicación y la información; asistencia legal para información y comunicación tecnológica, en calidad de instituciones públicas. Sólo le ganamos en usuarios de Internet por cada10 mil habitantes: Botswana 154.13 y nosotros 362.23. ¿Estados Unidos y Canadá? Aquellos 4,995.10 y, éste, 4,352.73”.[34] ¿De quién es la responsabilidad, a quién corresponde solucionar este problema, a quién afecta? Nuevamente, el problema involucra a la sociedad civil, a la sociedad política y al Estado.

Durante el Sexto Foro Nacional de Evaluación Educativa, realizado en Aguascalientes en la última semana de octubre de 2004, María José Fernández Díaz, Investigadora de la Universidad Complutense de Madrid proponía la evaluación de la educación de calidad superior “a partir del tipo de ciudadanos que está formado. Ese es el principal reto en México y en el mundo”. Tener profesionistas cuyo principal compromiso “sea la defensa de los más débiles, que no discriminen, que logren el equilibrio entre los intereses privados y los públicos”.[35]

En una sociedad volcada a la producción de mujeres y hombres de altas habilidades y conocimientos, con niveles superiores de escolaridad y, por supuesto, capacitados para la innovación permanente y la crítica constante en espacios con las infraestructuras materiales e infratexturas culturales adecuadas ¿quién es el actor vehiculante de la competitividad y por ende en la productividad, el crecimiento, el desarrollo, el progreso, en fin, el proceso civilizatorio? La obviedad de la respuesta –la persona humana- no va acompañada de la obviedad de los esfuerzos individuales y colectivos de la sociedad mexicana, en sus denominaciones civil y política. Aquí se ubica el futuro de innovación de la Universidad Veracruzana.

El asunto fundamental es cuestionar y transformar la visión de la propuesta de o la supervivencia de la visión shumpeteriana del empresario como actor individual transformador de su realidad social. Por supuesto, resulta insustituible el deseo de superación y la capacidad de logro individual de cada sujeto, ciudadano, persona. Pero la competitividad, que es un medio o instrumento, así como el progreso o desarrollo en tanto finalidad son ahora más que nunca el resultado de un esfuerzo colectivo, de una cualidad organizacional cuyos actores o agentes de realización son las organizaciones privadas y las instituciones públicas.

Resulta evidente la nueva cualidad de la competitividad en la era informacional: se trata de una emergencia o aparición sistémica, sustentada por recursos humanos de alto nivel de preparación académica y laboral. Ya no puede ser resultado exclusivo de la iniciativa personal en unas cuantas instituciones y en unas cuantas empresas. La competitividad para ser sostenible y pertinente, necesita ser una competitividad del valor agregado, y este proviene del “valor conocimiento” aportado por hombres y mujeres.

Para conseguir una competitividad pertinente y sostenible es preciso reelaborar conceptos y teorías. El crecimiento no es el desarrollo, pero éste es inviable sin aquél. Crecimiento en sus acepciones más comunes y aceptadas significa acrecentar, aumentar y con ese sentido es usado en los indicadores económicos y sociales. ¿Por qué no readaptar sus significados originales?

Crecer proviene del latín créscere, incoactivo de creare, explica el diccionario de María Moliner. Pero además evoca criar: dar inicio a la existencia de una cosa. Podemos extender su alcance al ámbito de lo humano: engendrar, forzar, formar, idear, inventar, imaginar. Homo no es únicamente faber. Es, singularmente, imaginarius, cualidad más auténticamente humana, por encima de sapiens. La sociedad del conocimiento ha transformado las organizaciones, sobre todo las universitarias de clase mundial, de su eje vertical/jerárquica al eje en organización/red. Pero, así mismo, ha metamorfoseado el empleo y el trabajo, devolviendo a este último las posibilidades de romper con las rutinas y otras duras condiciones laborales promotoras de la enajenación. Las TIC’s ofrecen la posibilidad de reintegrar, religar las ideas de incremento e imaginación a través de la inventio: buscar, modificar y encontrar lo creado, lo criado. De esta manera la competitividad sería no sólo la combinación de competencia y combatividad, la capacidad para vencer en la búsqueda de la mismas ventajas o resultados frente a otros competidores. Recuperaría su significado de adquisición, cultivo y florecimiento de habilidades, aptitudes, atributos no asignados por una ley o autoridad político-jurídico. Constituiría una virtud, una cualidad interna de las personas humanas, individual y colectivamente, expresada como capacidades de imaginar, inventar, crear, reproducir y producir.

Si el desarrollo es primeramente autodesarrollo, maduración gradual del sujeto autónomo, después de organizaciones e instituciones y finalmente de comunidades territoriales (regiones que aprenden, regiones inteligentes, medio innovador como dice Sergio Boisier), entonces la concreción de la competitividad debiera traducirse en la obligación de cultivar las competencias –cualidades, atributos- de las mujeres y los hombres no sólo para aumentar la productividad de los combatientes en el mercado, mesurable para la gloria del crecimiento económico, sino sobre todo para religar, en un plano superior de acción histórica, en la nueva concreción de lo humano a faber e imaginarius, a sapiens y a ludens en una política de civilización, como propone E. Morin.
La competitividad si bien no fomenta la felicidad humana, si ayuda a impulsar la capacidad de logro (y por ende la satisfacción en la autorrealización) en cada individuo, empresa, institución, región; fortalece la seguridad en sí mismo al expandir las cualidades individuales y se constituye en un auxiliar invaluable de la sobrevivencia personal y comunitaria. Siempre y cuando la competitividad no sea conceptualizada para que tenga como único y fin supremo el crecimiento económico. Éste es desigual, inestable y limitado y, en la nueva era del capitalismo, pone en riesgo la idea misma y la sobrevivencia del ser humano.
Como hemos podido apreciar, la competitividad es un desafío y un problema que integra diferentes actores. Involucra a los individuos, a las organizaciones civiles, a las instituciones políticas y del Estado, a ciudades y a países. La competitividad es una declaración provocadora: a alguien se le puede declarar incapaz o menos diestro para realizar alguna o varias acciones. También puede ser visto como un valor: por el rechazo y como la vía para no someterse a alguien o a algo; o una invitación a enfrascarse en un debate específico o competencia singular. La competitividad es una cuestión a resolver, o a mejorar, en virtud de un propósito especificado y mesurable a partir de ciertos datos o niveles de eficiencia y eficacia y a través de métodos prediseñados o creados ex-profeso, para obtener un resultado predeterminado. La competitividad, en fin, es así mismo una provocación para asumirse como adversario, como competidor, como vencedor. Pero también como ser creativo, formador de nuevas destrezas y conocimientos.

Tanto para los individuos como para los grupos sociales, la competitividad constituye un proceso y es una emergencia, un surgimiento de cualidades producto de la organización. Forma parte de la naturaleza humana y por lo tanto no se puede escapar a ella. Está en el ser humano competir, combatir, sobrevivir, dominar. Pero también, la competitividad se ciudadaniza. El genoma social llamado cultura permite la civilización del competir, combatir y vencer: es el surgimiento sociocultural de lo privado/personal en el seno de lo público/social. Por eso la competitividad es transformada por la acción humana en una importante necesidad que es necesario satisfacer, en un conjunto de cualidades (saberes y destrezas) y valores que es necesario poseer y desarrollar. Y en las universidades, la competitividad debe ser transformada en una cualidad más de la solidaridad, la convivencialidad, la libertad y la equidad.

En México la competitividad tiene mala fama. Es mal vista por casi todos. La sociedad mexicana con su pasado colonial, su traumático nacimiento como nación en el siglo XIX y su consolidación nacional durante el siglo pasado fue conformada como ser colectivo introvertido, inseguro y temeroso. Es una sociedad que construye su autoestima basada en la hazaña: cada triunfo de sus individuos y, en menor medida, de sus grupos es visto y vivido como un mérito fuera de lo ordinario. Y si bien se le reconoce como muestra de las buenas cualidades de lo mexicano, la hazaña también es asumida como una excepcionalidad debido al azar, a la “chiripa”, o a las dotes inigualables de los mexicanos triunfadores.

La competitividad no es la victoria deslumbrante y la consagración de un único momento o cualidad exclusiva de individuos y grupos privilegiados. Es más bien el resultado de la tenacidad y la perseverancia, de la autoformación, de la autonomía que juntas desencadenan un ambiente público de entusiasmo basado en la capacidad, en el poder de realización de objetivos y tareas para sobreponerse a las adversidades. Sin embargo parece que en México los temores de Moctezuma siguen dominando el alma nacional.

En este caso, casi todas las burguesías y las izquierdas locales comparten actitudes y visiones: no aceptan competir y dominar en el mundo, sino “proteger”, para dominarlos y explotarlos, a los mexicanos. Buscan trasladar al Estado la responsabilidad total del desarrollo capitalista en México y mantener a los mexicanos como seres sobreprotegidos, dependientes, malhechos, tramposos, “chambones” pero eso sí, exigentes, displicentes y muy quejumbrosos. Para ciertas élites la competitividad es un arma del imperialismo, del neoliberalismo, del capitalismo que se confabulan en contra de los mexicanos y sus riquezas. Prefieren el subdesarrollo, la exclusión, la inequidad en los ingresos y la pobreza antes que ser competitivos y desafiar a los países dominantes. Y sin embargo…la competitividad… se mueve.

Las universidades públicas forman parte de las mediaciones entre el Estado y la sociedad civil. Su pertenencia a ambos cuerpos sociales les otorga un estatus singular: tienen la obligación de preservar e innovar la cultura, los comportamientos y las conductas. Su adscripción al Estado les confiere el papel de promotoras del orden y de pensar el futuro de la sociedad a la que sirven. Como integrantes de la sociedad civil conforman un nicho para la innovación y la capacitación de individuos cuyos conocimientos y habilidades les permitirán ejercer con mejores elementos sus proyectos de vida y, además, las universidades constituyen la energía creadora para mejorar las funciones del Estado. Estas responsabilidades las obliga a mantenerse alerta a los cambios de todo orden en México y en el mundo.

La actual crisis financiera internacional, ya con serias consecuencias económicas, sociales y políticas constituye un fenómeno cuya trascendencia para el futuro no puede ni debe ser ignorado. Sus repercusiones, múltiples y diversas, rebasarán el ámbito de lo económico-financiero y lo social-político. Representa un punto de quiebre en la evolución del capitalismo. Significará, sin más, una metamorfosis cultural pues ocurre en el momento mismo que el fenómeno del cambio climático no solo presenta ya sus peores evidencias, sino que impone, cada vez a mayor escala, una redefinición, en la cultura occidental, de la relación hombre-naturaleza. Y esta nueva concepción impondrá nuevas formas de producción de bienes y servicios, nuevos comportamientos, actitudes y conductas. En este marco, algunas características y cualidades cobrarán mayor fuerza.

En nuestra perspectiva, esta es la primera gran crisis cultural en aparecer en el corazón mismo de la sociedad técnica-informacional antes descrita en este mismo trabajo. Y constituye, por ende, el complemento indispensable para acabar de configurar esa sociedad-mundo. Este sacudimiento a escala planetaria es el resultado del avance y del inacabamiento del modo de producción informacional. Por una parte este modo de producir, esta sociedad en red interconectó a casi todo el mundo en un mercado con diversos “corazones de civilización” según la idea de Jacques Attali, pero en una relación de mayor desigualdad respecto de las naciones periféricas. La brecha entre desarrollo/subdesarrollo se hizo más grande pero, al mismo tiempo, más interdependiente. Fruto del avance tecnocientífico, esta sociedad planetaria, por otra parte, conoció nuevos límites a su expansión y funcionamiento. Las noticias sobre el origen de la crisis, la ceguera para detectarla, las incapacidades para enfrentarla han revelado las carencias de unas sociedades e individuos impreparados tanto en los aspectos éticos de sus conductas como en las cegueras, errores e ilusiones derivadas, en buena medida, de su tipo de conocimiento. Las nuevas sociedades, para funcionar adecuadamente, requieren de otro tipo de ciudadanos y otro modelo de vida socio-comunitaria.

A esta crisis económico-financiera, decíamos líneas arriba, se suma otra de repercusiones más severas y todavía en gran medida invisible para la mayoría de las poblaciones e “inexistente” también para la mayor parte de los empresarios, funcionarios públicos y políticos a escala del mundo. El cambio climático por el momento es sólo tema de preocupación para ecologistas y algunos científicos vinculados a la geofísica y geobiología; sirve como telón de fondo en algunos discursos políticos y en determinados espacios burocráticos encargados de la protección del medio ambiente. La conjunción del problema de la crisis financiera y económica con el problema del cambio climático obligará a las élites internacionales y nacionales a modificar la manera de generar conocimientos y de formar a profesionistas, técnicos, maestros y doctores. Esto así porque estaremos obligados a producir una nueva revolución científica y tecnológica y de comportamiento ético que sea compatible con la manera de producir nuestros satisfactores materiales y de servicios que cuiden y mejoren el medio ambiente y extiendan los beneficios a los grupos sociales hoy excluidos del bienestar social y económico. Las dos crisis tendrán una mejor solución si impulsamos una nueva manera de pensar, pues ambas son el fruto de nuestra actual formación del capital humano y de la manera de producir conocimientos.[36]

Las dos crisis contienen elementos negativos que destruyen riquezas económicas, sociales, ambientales. Causan dolor humano y disminuyen la disponibilidad de recursos naturales. Pero también la crisis provoca efectos positivos. Hacen desaparecer a las empresas ineficientes; modifican las conductas inadecuadas; catapultan la reflexión y los conocimientos; evidencian y eliminan lo obsoleto y promueven la innovación. Comportan regresiones: la reaparición del proteccionismo económico, la discriminación, la xenofobia, la exclusión. También provocan progresiones: nuevas regulaciones, nuevas solidaridades, nuevas maneras de producir bienes y servicios. ¿Cómo haremos frente a estos desafíos en México, en Veracruz? ¿Qué papel está obligada a desempeñar la educación superior y en especial la Universidad Veracruzana?

3.- Competitividad universitaria en Veracruz: una demanda social, un compromiso político, una obligación legal.

La crisis, cuando no desaparece el sujeto u objeto que la vive, significa así mismo permanencia. Esto significa la continuidad y aún la consolidación de ciertos rasgos de la actual sociedad capitalista. Uno de ellos, sin duda, será el de la competitividad. Es una necesidad, una obligación y una cualidad de la civilización técnica. En la edad media, junto con la santidad, la virginidad femenina y el arrojo y la caballerosidad masculina coexistían las destrezas artesanales y el saber/hacer campesino. La disciplina fabril, la aparición del hombre que se hace así mismo y rompe la distinción social de nacimiento, al lado del ahorro, la acumulación de riquezas acompañarán a mujeres y hombres de la sociedad industrial. Ahora conviven valores tales como la equidad de género y la libertad femenina, el ocio y la diversión en la abundancia, el consumo y el crédito excesivos y como eje central de la vida social, la alta competitividad de mujeres y hombres, cualquiera que sea su rango social y ocupación económica.

Aún en sociedades con débil movilización de clases y grupos, el ascenso/descenso de status está ligado con la competitividad individual, social, grupal. La sociedad veracruzana así lo ha reconocido. Y esta exigencia ha sido recogida y hecha propuesta de gobierno por sus élites políticas. Esta necesidad y obligación de ser competitivos está recogida en el Plan Veracruzano de Desarrollo. El gobierno del C. Fidel Herrera Beltrán construyó, mediante un largo y profundo proceso de participación social y política, una propuesta para impulsar el desarrollo en el cual uno de los ejes fundamentales es la competitividad, no sólo como cualidad del mundo empresarial y gubernamental, sino también como aspiración, de manera significativa, en la Universidad Veracruzana y en el sector educativo, plasmada en el Programa Sectorial de Educación y Cultura 2005-2010. Cumplir estas propuestas es una obligación legal, pues forma parte del Plan Veracruzano de Desarrollo. La cita in extenso de esta política está más que justificada.

La actividad creadora del ser humano es el trabajo. Con él transforma los recursos naturales en riqueza. Más todavía: mediante el trabajo crea nuevos saberes y habilidades y se autotransforma hasta alcanzar la condición, precisamente, de ser humano. La sociedad mexicana, y la sociedad veracruzana en lo particular, parecen haber llegado a las mismas conclusiones básicas sobre los medios a utilizar para vencer sus dificultades vinculadas al desarrollo.

El énfasis debe recaer, en primer término, sobre la calidad académica y laboral de sus mujeres y sus hombres. En segundo lugar sobre la calidad de su organización. A título individual o colectivo, las cualidades son emergencias, frutos nuevos de la autoorganización de un sistema en un orden superior.

El Plan Veracruzano de Desarrollo 2005-2010 menciona como parte de las debilidades de nuestra sociedad, la escasez de recursos financieros y de infraestructura humana y organizacional; carencias en productividad y competitividad; pérdidas por el deterioro de los recursos naturales. (P. 15 y ss).

El mismo Plan señala como principales fortalezas
en primer lugar su gente, deseosa de trabajar y prosperar, orgullosa de su Estado y con entusiasmo para construir un futuro mejor para todos; en segundo término, sus recursos naturales; … La pluralidad política…, … una considerable infraestructura para educación… tecnológica y superior. Aunque hay un desfase entre el mercado laboral y las etapas terminales del sistema educativo, es una ventaja contar con instituciones de educación media superior y superior con capacidad para aportar capital humano calificado. (Pp. 25-26).

El análisis de fortalezas y debilidades posee un cierto aspecto paradójico: en las fortalezas están las debilidades, de las debilidades surgen las fortalezas. Parece una evocación del poema de Höderlin: en donde está el peligro, surge la salvación. En el Plan Veracruzano de Desarrollo, aunque se pasa revista a múltiples problemas sectoriales y son planteadas para resolverlos diversas acciones estratégicas, a lo largo del documento se hace evidente la necesidad de enfatizar los retos en materia de calidad de capital humano y de capital organizacional. En el capítulo específico de Educación, cultura, recreación y deporte (Pp. 125 y ss) se establecen las prioridades y propósitos centrales:
contar con planes y programas de estudio pertinentes y actualizados… (para que los egresados puedan) adquirir las habilidades y destrezas necesarias para afrontar las nuevas demandas del mercado laboral y de su sociedad…mejorar la infraestructura, capacitación y actualizaciones de los profesores, equipamiento y tecnología… contar con sistemas de evaluación e investigación educativa… establecer un sistema de información que permita un conocimiento actualizado sobre el quehacer educativo… corregir los mecanismos de gestión ineficiente… terminar con el centralismo, el burocratismo, la duplicidad de funciones, y el ambiente laboral disfuncional… corregir la desarticulación organizativa y funcional… entre escuela y el aparato productivo…

Las Universidades deben corresponder:
Al enorme esfuerzo fiscal de la sociedad produciendo profesionistas e investigadores aptos para ingresar exitosamente al mercado laboral.
Generando y difundiendo conocimientos, en particular aquellos con elevada utilidad social.

De manera específica, destacan entre los objetivos concretos del Plan:
Ofrecer a la sociedad veracruzana una educación de alta calidad, pertinente, intercultural (que) contribuya a elevar las competencias productivas de la población.
Impulsar la educación para la competitividad en la Universidad Veracruzana.
Modernizar la educación superior para que sus egresados cuenten con conocimientos disciplinarios, transdisciplinarios y destrezas para la innovación tecnológica y la investigación, y que sean capaces de asumir liderazgo y trabajar en equipo y se conviertan en agentes activos del desarrollo de la comunidad.

También se establece como prioridad en el Plan Veracruzano de Desarrollo:
Asegurar la calidad educativa en Veracruz mediante el uso de criterios y estándares de evaluación que permitan comparar el desempeño escolar ante referentes nacionales e internacionales de calidad y hacer públicos anualmente sus resultados.
Consolidar sistemas de investigación y evaluación.
Articular funcionalmente el sistema educativo.

En relación al trabajo de los profesores y alumnos:
Capacitar, actualizar y formar docentes en enfoques, métodos y tecnologías educativas innovadoras.
Implantar planes y programas de estudio y sistemas de acreditación escolar que adecuen la formación y oferta de estudios de concordancia con las condiciones cambiantes del conocimiento disciplinario e interdisciplinario y del empleo.
Reformar planes y programas de estudio y sistemas curriculares… que permitan aprendizajes progresivos, escalables y alternativos para la adquisición de competencias laborales y de habilidades para el aprendizaje y por toda la vida.
Articular mecanismos y programas de evaluación y promoción del desempeño docente con mediciones de valor agregado educativo por educando, aula y plantel.
Ampliar y consolidar núcleos de investigación.
Dirigir la evaluación, planeación, programación, presupuestación, gestión y puesta en práctica de las acciones institucionales basadas en indicadores de desempeño.
Establecer la rendición de cuentas, la transparencia y el acceso a la información en lo administrativo-financiero, a partir del logro de metas de desempeño e impacto social.

Por su parte, el Programa Sectorial de Educación y Cultura 2005-2010, derivado del Plan Veracruzano de Desarrollo, señala particularmente algunas actividades y propósitos cuya importancia merece ser puesta de relieve.
La función central de la universidad es formar profesionales en distintos campos del saber mediante una formación integral, con estrategias tendientes a lograr en el corto plazo, fomentar el aprendizaje distribuido, flexible y escalable basado en competencias certificables.

Para alcanzar estos fines se requiere
elevar la calidad y pertinencia de los servicios; propiciar la integración de actividades de difusión, docencia e investigación; revisar y actualizar el marco jurídico para permitir un adecuado desarrollo, regulación, supervisión y coordinación.

El marco legal de calidad debe ser respaldado en un nuevo
esquema de planeación, coordinación y evaluación que posibilite integrar todos los subsistemas. Y para incidir sobre los profesores y su desempeño se considera necesario ampliar y fortalecer los cuerpos académicos… de acuerdo al perfil y los planes de desarrollo, mediante acciones de profesionalización y actualización del personal docente, administrativo directivo y de apoyo. De la misma manera debe ser estimulada la investigación e innovación para generar conocimientos y procesos con una adecuada vinculación con el entorno social y productivo.

Un aspecto sobresaliente en el Programa Sectorial de Educación y Cultura 2005-2010, es la recuperación de la centralidad de las escuelas o facultades y propone:
El reconocimiento y apoyo público a la escuela.
Potenciar el papel de la escuela como espacios propicios para la adquisición de conocimientos.
Apuntalar el papel decisivo de la labor de los directivos de las escuelas.

Igualmente merecen ser mencionadas las líneas estratégicas sobre Educación, capacitación, investigación, desarrollo científico y transferencia tecnológica para la competitividad y el empleo que buscan incidir sobre la eficiencia de los mercados con énfasis en la competitividad. Como puede apreciarse, el Plan Veracruzano de Desarrollo estableció como objetivo de gobierno el fortalecimiento de la competitividad, propósito que se convierte en obligación política y, por el carácter del PVD, también legal. Sin embargo, con el propósito de evitar reduccionismos y simplicidades productivas y alejar los prejuicios de las descalificaciones de los falsos promotores de la “pureza académica” y críticos del neoliberalismo, considero oportuno realizar un esfuerzo para tratar de elucidar la función y esencia de la competitividad en la Universidad Veracruzana.

4.- Individualidad, competitividad, complejidad: bases para la autonomía

La autonomía de la Universidad Veracruzana fue una medida surgida de la heteronomía. La autonomía universitaria es vista como rechazo al mundo real de la política y el mercado. El resultado de esta concepción se traduce en aislamiento social de la universidad y, en el exceso, como extraterritorialidad, autarquía y ausencia de rendición de cuentas. Construyamos nuestras propias versiones de autonomía universitaria. Sumemos ideas a este discurso inicial.

Esta parte del proyecto se estructura con un recorrido histórico sobre el concepto competitividad. Después se hará mención del sustento a la necesaria obligación de colocar en el centro del debate de una mejor universidad al ser humano, primero el maestro y enseguida el alumno. Finalmente se recuperará el significado profundo de la idea de magisterio para vincularlo con las ideas de competitividad compleja.

¿Por qué razones debemos colocar en el centro de nuestro proyecto al ser humano?

Ser o no ser competitivo es la cuestión. Todos estamos involucrados en la batalla de la competitividad. Todos vivimos sus consecuencias. Algunos individuos y grupos sociales padecen las consecuencias de no ser competitivos, aun sin tener plena conciencia de su situación. Otros más viven los rigores de formarse y actuar con las altas exigencias de la competitividad. Saber o no saber de esta cuestión no nos exime de su influencia sobre nuestra calidad de vida individual y colectiva.

Este fenómeno social no es reciente, pero su importancia ha crecido a medida que la sociedad-mundo se ha estructurado como resultado de la planetarización de la humanidad. Su inevitable omnipresencia impone la necesidad de reflexionar sobre su esencia. ¿Es la competitividad tan sólo un concepto derivado del dominio de la tecnocracia capitalista? ¿Representa una simplificación de la realidad contemporánea, fruto de la “hélice de dominio y barbarie” de la integración planetaria? ¿Encierra o expresa cierta complejidad acumulada? ¿Es posible enriquecer este concepto para alejarlo de la simplificación? ¿Sobre qué bases crear la idea de magisterio universitario complejo?

Las palabras, formas del lenguaje, como las ideas contenidas en ellas, las poseemos y, al mismo tiempo, como afirma Edgar Morin, somos poseídos por ellas.[37] Con las palabras designamos aspectos de nuestra realidad. Referidas a los aspectos socioantropológicos su presencia llega a convertirlas en fuerzas avasalladoras y privilegiadas, adquiriendo cualidades tales como el gigantismo, al grado de dominar todo el campo político; su concentración de significación y verdad las hace hiperdensas; las creencias e ideas en torno de ellas les dan su carácter nuclear; ordenan las cualidades, buenas y malas, bajas y superiores; fijan el centro y sus extremos por su contenido cardinal; a nuestras creencias políticas les proporcionan carácter estratégico o de fortalezas; con ellas otorgamos sentido a nuestras vivencias y preferencias políticas según explica el mismo Edgar Morin en su obra Para salir del siglo XX.[38]Para mejor caminar en el mundo requerimos de esas muletas, de esas anteojeras, de esas prótesis llamadas palabras. Palabras aves, palabras libres. Podemos intentar rescatar las palabras aspadas, convertidas en palabras maestras. Liberarlas de las aspas del pesimismo e interés exacerbados. No para proponer imposibles conceptos puros, libres de toda culpa de ideologización. Sí para intentar, con esfuerzos adecuados, reformular ideas, mediante un camino propio, apto y pertinente para explicar las realidades de nuestro entorno. La aparición de las llamadas sociedades de la información o del conocimiento actualiza el debate e impulsa con renovados bríos el acuciante problema de generar nuestros propios conceptos, nuestras propias interpretaciones de las realidades mexicanas y veracruzanas en este contexto de planetarización de la humanidad. Sin esta tarea nuestra viabilidad como nación, nuestro futuro colectivo veracruzano en condiciones de creciente equidad e independencia política entrarán en duro cuestionamiento.

De fuera nos llegan teorías impregnadas de pesimismo, de fatalidad, de determinismos insalvables. Nos proponen aceptar el fin de las ideologías; el fin del Estado-nación; la cancelación de la soberanía; el imperio del pensamiento único y de la universalidad de una única forma de vida; la reivindicación del culturalismo en medio del choque de civilizaciones, la cancelación de toda idea del desarrollo y progreso; nos imponen las formas y maneras únicas para ser o no ser competitivos en la sociedad del conocimiento y compromisos ineludibles en el mundo globalizado del libre comercio. La interconexión del mundo actual no sólo nos impide sustraernos a estos debates y a obligaciones y compromisos en el nuevo orden mundial/local. También nos imposibilita, en el contexto mexicano, el regreso a la placenta del proteccionismo económico pre-globalizado, del nacionalismo revolucionario y de la singularización cultural comunitaria prehispánica. El desafío no estriba en escondernos del mundo sino en salir hacia él y dominar, con sus propias armas, un espacio político, económico y cultural para asegurar la supervivencia y futuro de la sociedad mexicana y veracruzana. Adquirir y dominar las armas del mundo contemporáneo no significa, sino al contrario, dejar de aportar novedades para mejorar la vida de los seres humanos desde la cosmovisión mexicana y veracruzana. Pero para lograr este propósito se requiere sentar nuevas bases en el accionar individual y colectivo de las y los mexicanos, de las y los veracruzanos.

En este sentido, una idea, una categoría, una palabra ha cobrado relevancia para comprender y medir la viabilidad/inviabilidad de nuestra permanencia en el concierto de las naciones y para conocer la calidad de vida en la cual se desenvuelven en su espacio geosocioeconómico y político los mexicanos. La competitividad, hoy concepto analítico y crítico puede llegar a convertirse en una palabra maestra si es parasitada por la banalización mediática y política y por la visión tecnoeconómica o econocrática. Ser, o no ser competitivos es una cuestión envolvente de la sociedad civil, actriz principal de este drama, pero en ineludible conexión con el régimen político y el Estado.

La divisa actual para todo el mundo es ser competitivo. Es una exigencia, una demanda, una aspiración, lo mismo en el medio empresarial o en el deportivo o en el educativo. Existen quienes hacen frente a este imperativo. Otros lo evaden. Algunos más, realmente, lo ignoran. Pero todos, sin embargo, vivimos bajo la sombra omnipresente de la competitividad y, sin duda, somos determinados en nuestra cotidianeidad por ella, directa o indirectamente. La idea de competitividad esclarece algunas zonas de nuestras realidades y deja a otras en la penumbra. Brilla y nos enceguece: torna incierto lo antes percibido como verdad segura y provoca confusión en donde reinaba la certeza. Ubicada en el espacio del conocimiento cuantificable, la competitividad corre el riesgo de ser convertida de medio en fin, de instrumento en finalidad.

Religar los conocimientos[39] es una tarea básica para percibir y aprehender la complejidad de la realidad (lo tejido simultáneo) como medio para tratar con mayor cuidado las necesidades y los sufrimientos de sociedades y sujetos concretos viviendo realidades específicas. Frente al escepticismo y pesimismo de las ideologías dominantes, vehículos de la fatalidad de nuestra situación de subdesarrollo material es posible contraponer, por encima de un optimismo manipulado desde las pasiones políticas, un conocimiento de nuestras debilidades, fortalezas y desafíos, conocimiento motor e impulsor de nuestra tenacidad, fuente de nuestras capacidades de realización y de consecución de logros.

La vida moderna es, entre otras cosas, un proceso de autonomomización dependiente[40] de diferentes esferas de la vida colectiva e individual de sus constructores y participantes: vida civil, vida religiosa, vida política, vida económica en las cuales los seres humanos se van desenvolviendo; vida vivida autoorganizadora y autoproductora; vidas vividas en organizaciones y en instituciones autónomas entre sí y dependiendo unas de otras para su existencia plena.

La diferenciación y la autonomía de las grandes esferas de la vida van acompañadas de cambios en la concepción del mundo, en la ciencia y en la tecnología. Se van conformando las especializaciones en el conocimiento y surge, impetuosa, la fuerza social y luego política del “trabajador colectivo”, de la clase obrera y su contraparte, una clase de propietarios con una visión del mundo centrada en sus actividades, dispuestos a evolucionar sin ayudas e interferencias directas del aparato de comando. La totalidad conglomerante se disgrega y el Estado y su poder político racionalizador, con el aparato de comando al mismo tiempo liberador y dominador, garantiza libertades y exige obediencia en diferentes campos y diferentes medidas o grados. El Estado moderno, político, racionante no abandona sino refuncionaliza y actualiza las fuentes primigenias del poder: las ideologías (mitos, leyendas, religiones, ritos y liturgias con sus propios oficiadores); las derivadas de la detección de las necesidades básicas humanas y su satisfacción; las resultantes de la búsqueda social de protección y seguridad personal y pública; las inherentes al manejo de las identidades individuales y colectivas, todas amalgamadas en ese genoma social llamado cultura.

En realidad ninguna sociedad puede ser reducida a un sólo trazo dominante (civil). La sociedad se basa en la individualidad de los sujetos (dotados de posibilidades de desarrollo neurocerebral) y por lo tanto está atravesada por conflictos sociales, políticos, económicos, culturales en donde cada individuo, al buscar realizar sus fines egocéntricos, entra en relación no sólo de armonía y solidaridad con otros sujetos viviendo para sí mismos, sino también de competencia, de contradicciones. En términos sistémicos, la “sociedad es una cualidad”, en tanto organización, es una emergencia resultante de la combinación de elementos, no es una simple suma de individuos, “ni existe a nivel de cada una de las partes”[41], pero sí permite y es condición de existencia de la individualidad compleja de individuos: sujetos y sociedad se co-producen en un sistema dotado de generatividad, organización y relaciones de asociación, complementariedad y antagonismo. La sociedad no es un ser físico armonioso, pero sí llega a poseer, por la actividad neurocerebral de sus individuos integrantes, una realidad mítica, una forma antropológica, una existencia comunitaria, un espíritu, una capacidad de reproducción no sólo biológica sino, y esto es crucial, imaginaria, es decir, cultural. De manera detallada, Morin propone una definición sistémica de la organización social llamada sociedad en tanto
Un conjunto de interacciones económicas, físicas, culturales que forman un sistema que, a su vez, comporta sus aparatos de mando, control en manos del primer jefe del Estado y que retroactuán sobre las interacciones de las que depende su existencia.[42]

Y para entender los nuevos desafíos de la sociedad mexicana, requerimos pasar del ámbito especializado y reducido de la política, en donde la idea de sociedad civil es más elocuente, al de la antroposociología. La idea de democracia, apropiada a nuestros propósitos, se ubica más allá del “interior del sistema político” y más acá de las definiciones de modernidad. La democracia no es únicamente la separación de poderes. Involucra a la organización social. Las tesis de Alain Touraine sobre la alta, media y baja modernidad colocan en cada una de estas etapas un eje social articulador. En la modernidad alta, clásica, el eje fue el orden, junto “a la racionalización del mundo y el individualismo moral”. En la modernidad media, el eje de la “disociación de la economía internacional y el Estado nacional… (que rompió) … el universo de la racionalidad instrumental y el de las identidades culturales… (y) colocó en el centro de su pensamiento y su organización la idea de desarrollo, al que prefirió llamar progreso”. La baja modernidad está caracterizada por la
desaparición de toda concepción objetivista de la vida social… y cada vez resulta más necesario definir la vida social como el producto de intervenciones… en una sociedad programada… (cuyo) modelo (es) la libertad y la creatividad del Sujeto personal como agente de combinación de la acción instrumental y la defensa de una identidad… y cuyo principio organizador (es) la posición central y débil del Sujeto entre los universos opuestos de los mercados y las comunidades.[43]
Aun en las sociedades de baja modernidad la clara plenitud del principio organizador dominante no significa la desaparición de los antiguos principios de orden y desarrollo, si bien éstos exigen una reconceptualización acorde a las nuevas realidades. Las sociedades no sólo se autoconstruyen por innovaciones sino también por permanencias. Y cuando se trata de sociedades como la mexicana, en donde las “modernidades” se combinan desigualmente y/o se yuxtaponen en el seno de la misma, conceder a ciertas teorías el poder explicativo absoluto sobre nuestras realidades conlleva no sólo caer en el pesimismo paralizante, sino arrojar el niño con el agua de la bañera es decir, aceptar pasivamente la imposibilidad de construir una organización social pertinente a nuestros propósitos; aceptar la impotencia del Estado nacional para construir intervenciones y programas promotores de desarrollo y aceptar, finalmente, la desaparición fatal de la identidad nacional o conformarnos con la autoritaria vida comunitaria.

El mismo Alain Touraine ofrece una alternativa para el análisis que nos interesa en estas reflexiones. En su obra ¿Qué es la democracia?, su propuesta es que ésta se define no por la separación de los poderes sino por la naturaleza de los vínculos entre sociedad civil, sociedad política y Estado.[44]

Y para explicar estos vínculos proporciona la descripción de los tres elementos de la totalidad llamada sociedad nacional o Estado-Nación. Éste lo concibe como los poderes que definen y defienden la unidad de la sociedad nacional frente a las amenazas y los problemas exteriores o interiores, también frente a su pasado y porvenir, por ende frente a su continuidad histórica.[45] Por su parte el sistema político tienen como función…
elaborar la unidad a partir de la diversidad y, por consiguiente subordinar la unidad de las relaciones de fuerza que existen en el pleno de la sociedad civil, reconociendo el papel de los partidos políticos que se interponen entre los grupos de interés o las clases y el Estado. [46]
Esta separación entre Estado y sociedad política es determinante. La segunda es mediadora entre la sociedad civil y el Estado. La democracia concierne a la sociedad política con su doble autonomía (respecto de la sociedad y respecto del poder ejecutivo). Autonomía entendida en el sentido moriniano, como emergencia o novedad dependiente de las condiciones en las cuales emerge, permanece, crece, evoluciona, se expande. Como “autonomía dependiente”: En griego, autonomía es el hecho de seguir su propia ley. La autonomía del viviente emerge de su actividad de auto-producción y auto-organización. El ser viviente, en el cual la auto-organización efectúa un trabajo ininterrumpido, debe nutrirse de energía, materia e información exteriores para regenerarse de manera permanente. Su autonomía es en consecuencia dependiente y su auto-organización es una auto-eco-organización…[47]. Y en términos políticos…
La relación Estado-sociedad es diaológica: la sociedad resiste naturalmente al Estado que la avasalla; y ella tiene necesidad del Estado que la protege. La relación permanece complementaria/antagonista; la dialógica del Estado-nación somete, subyuga, y aún oprime, y a la vez o alternativamente emancipa, protege. La ley del Estado puede ser más o menos sometedora o emancipadora.[48]

Respecto del Estado y la sociedad civil o más precisamente, la sociedad política se define a la vez por la autonomía de la misma y por su papel de mediación entre el Estado y la sociedad civil.[49]Por su parte la sociedad civil no se reduce a intereses económicos;
es el dominio de los actores que se orientan al mismo tiempo por valores culturales y por relaciones sociales a menudo conflictivas. Reconocer la autonomía de la sociedad civil… es la condición primera de la democracia, ya que es la separación de la sociedad civil y el Estado la que permite la creación de la sociedad política.[50]

No sólo la democracia, también el mercado limita el papel del Estado. Y como propone Touraine,
no hay democracia sin economía de mercado (que es la destrucción de los controles políticos de la economía… es una precondición del desarrollo…)… (pero) la democracia es un sistema de gestión política del cambio social y, por su lado el desarrollo es un conjunto de relaciones sociales al mismo tiempo que una política económica y..: el desarrollo no es la causa sino la consecuencia de la democracia… (que es) ante todo… la autonomía de la sociedad política… (y) el principal medio de crear un desarrollo endógeno…[51]

La democracia cobra mayor preponderancia para la competitividad, al igual que el desarrollo y la modernidad: si se define el desarrollo como la gestión política de las gestiones sociales entre la inversión y la participación social… (pues entonces) aparece la democracia como la condición y ya no únicamente como el resultado, de esa gestión..[52]

La interdependencia hace resaltar la importancia tanto de la “representación de los intereses sociales” como la preocupación e importancia de la sociedad nacional, porque el desarrollo capitalista y democrático significa desarrollo endógeno, no sólo desarrollo de la globalización. El Estado-nación y el mercado mantienen también una relación dialógica; pues cada uno tiende, por vías y lógicas particulares, a autonomizar/emancipar y dominar/explotar a los individuos, que representan la concreción de la autonomía (“la cualidad de sujeto la asegura la autonomía de individuo”). Con ellos y entre ellos surge la cultura como patrimonio organizador (con su capital cognitivo y técnico y con su capital mitológico y ritual, memoria y organización que no se pierden con el paso del tiempo pero si se actualizan, transforman, refuncionalizan). Por eso el desarrollo puede ser considerado como una metamorfosis en cadena (“que conserva el fundamento anterior o núcleo arcaico (…) pero lo engloba y lo sobrepasa”) como apunta Morin. Así la metamorfosis ha dado como consecuencia “una nueva forma de sociedad” que conserva y modifica, englobándolas, las lógicas de las etapas de la modernidad, las formas de gobierno, los modos de producción y modos de desarrollo en etapas y escalas diferentes que se han convertido en un tránsito de la complejidad hacia la hipercomplejidad o del desarrollo organizador de las sociedades históricas desde un modelo baja complejidad social (mega-máquina esclavizadora/totalitaria) en donde opera la disyunción entre especialización, policompetencia y competencias generales, hacia un modelo de alta complejidad (mega-máquina pluralista) que se mueve con la conjunción de estas mismas cualidades. Este marco conceptual parece el más apropiado para pensar la relación entre “sociedad civil” y “competitividad”. En el caso de México se trataría de un replantamiento de las actividades y responsabilidades de la sociedad y una visión de la competitividad, en tanto abandono de su caracterización econocrática, más cerca de las condiciones operativas de un modelo social de baja complejidad en tránsito a otro de alta complejidad.

4.1 Necesidades humanas y competitividad

En silencio, como cosas arrodilladas dentro de nosotros, sin poder ser atendidas; o erguidas, puyando nuestro ser o caminando a nuestro lado, exigiendo su satisfacción: calmar nuestra sed, alimentarnos, vestirnos, construir nuestra casa; hacer el amor, enamorarnos, formar una familia propia; educarnos, trabajar, acumular riquezas, divertirnos, descansar; individualizar nuestro ser, conseguir y fortalecer nuestra autonomía; preservar y acrecentar nuestra cultura; vivir y defender nuestras identidades: individual, familiar, comunitaria, nacional, religiosa, profesional. Así vivimos, permanentemente sintiéndonos sometidos al imperio de nuestras necesidades, todas básicas, en tanto las asumimos a plenitud, sin importar su origen biológico, social, cultural, ideológico, racional, mítico. Como escribió Morin: Desde la aparición de Habilis (cerebro de 600 cm3 y Man 1474, cerebro de 800 cm3) homo es faber y socius, y desde entonces sobrevivencia y trabajo individual y colectivo coevolucionan ganando en complejidad conforme las mutaciones bio-eco-sociales introducen cambios tecnológicos en homo para desembocar en bipedismo, en cerebro de 1,800 cm3, en la contraposición del pulgar.[53] Y como consecuencia de la metamórfica ingesta omnívora y de la caza revolucionaria, continúa el Maestro, la aparición de una carencia imposible de satisfacer, la presencia de un defecto fisiobiológico, genético, de metabolización del ácido úrico, convertido en cualidad autoorganizadora. En efecto, la capacidad de realización, de logro, innato en homo es desarrollada mediante la tenacidad (achievement) y con ella se fortalece sapiens y lo desborda hacia límites de ubris y demens.[54] Con la aparición de las sociedades históricas, el sistema de necesidades opera como principio de antagonismo y como principio de complementariedad de la organización social; influye en el sistema genético, generador, regenerador y de la estabilidad social pero, simultáneamente, incide en el sistema de lo que aparece, de la novedad promotora de renovación e inestabilidad.[55]

Estas características no son específicas ni nuevas en las sociedades contemporáneas, cualquiera que sea el criterio para denominarlas (técnico o histórico). Lo nuevo es su escala y funcionamiento. Es la gran extensión y profunda intensidad de su sistema de necesidades operando, entretejiendo interacciones, relaciones de asociación entre necesidades complementarias y antagónicas. La novedad es la lenta pero persistente emergencia de una era planetaria, gracias o por efectos de la evolución de la tecnología, en donde la globalización vincula, de acuerdo a Edgar Morin,
dos hélices de integración, la una de dominio, sujeción, barbarie y la otra de liberación, autonomía, civilización. La primera es impulsada por la globalización tecnoeconómica y sus motores son la ciencia, la técnica, la economía y la industria movidas a su vez por el disco de las ganancias, la idea de progreso, la glorificación del capitalismo. La segunda es, si no la antítesis, si su corrección, atemperamiento y civilización a través de grandes contracorrientes civilizatorias.[56]

También la impulsa la unificación/integración de las sociedades en la conciencia de habitar la Tierra-Patria[57] pero con valores humanistas, ecológicos, democráticos, igualitarios, fraternos, de género.[58] De nuestra propia experiencia nacional y de la lectura de nuestra historia de las civilizaciones resulta claro y evidente el mayor desafío de nuestra sociedad, civilización y cultura mexicanas: sobrevivir en las condiciones impuestas por las relaciones internacionales de poder en donde no jugamos el papel de actor dominante. Una vez asegurada nuestra permanencia, nuestro propósito consistiría en alentar desde la fuerza de nuestras tradiciones y de nuestra tenacidad innovadora, la metamorfosis de la hélice del dominio globalizador tecno-económico para contribuir a una etapa superior de civilización.

La idea del progreso como ascenso gradual, definitivo e irrepetible es de origen religioso, católico.[59] Transportado desde el camino de perfección y ascenso individual a la gloria celestial, hacia la imperativa realización tecnoeconómica de las sociedades, ha provocado muchos errores e infinidad de equivocaciones. Pero las pérdidas democráticas, éticas, intelectuales, lúdicas debidas a esta impostura, nacida con la aparición del capitalismo industrial, no pueden obligarnos a dar la espalda a las relaciones y actores principales ni tampoco ignorar la impregnación y combinación resultantes de la mundialización tecnoeconómica. Portamos, como sociedad y como individuos, el mundo en nosotros. La metáfora del “individuo holográmatico” de Edgar Morin lo propone así: La mundialización también se concretiza en que cada parte del mundo forma parte, cada vez más, del mundo; y que el mundo, como un todo, esta más presente en cada una de sus partes.[60]

La cuestión central es que integrados y apocalípticos, incluidos y excluidos, forman parte de un nuevo modo de desarrollo[61] y, éste, integra/desintegra naciones, regiones, ciudades, empresas, familias, individuos. Este es el núcleo duro del proceso y de las relaciones de exclusión y, por lo tanto, de sobrevivencia, individual y colectiva. Y en este aspecto el irrefrenable deseo de la mensuración y cuantificación tecnocrática nos ofrece un servicio invaluable. Gracias a métodos cada vez más precisos, eficaces y cuantificables hoy podemos determinar las posibilidades reales de integración y sobrevivencia en un mundo tal vez moralmente cuestionable, pero cuyo mayor defecto consiste en… no integrar equitativamente a todas las sociedades e individuos en él. Si una definición mínima de democracia es la referida al menos malo de los sistemas políticos y la aspiración menor de toda sociedad consiste en contar al menos con un sistema electoral capaz de garantizar la alternancia pacífica en el poder, en el actual sistema económico la aspiración mínima de toda sociedad civil, de toda sociedad política y de todo Estado integrados como un todo específico, consistiría en asegurar su propia permanencia como Estado/nación, o como Estado/región independiente y en tanto comunidad garantizadora de mínimos de bienestar colectivos para toda la población, asegurando la posibilidad a todos los individuos de su realización como homo faber/ludens.

Es en este desenvolvimiento en donde hace su aparición un nuevo concepto, una idea clave, condensadora de una buena parte de la realidad antroposocial de un Estado/nación. Frente a la crítica cultural desembocante casi siempre en el pesimista fin de la historia, de las ideologías, del Estado, del trabajo… se alza una realidad de duros problemas convocante de la capacidad de logro y de realización de individuos y sociedades. La realidad tecnocrática pone a prueba nuestra tenacidad para contender en el combate impulsor de la actuación infalible del hombre. Es una necesidad nueva e ineludible de la organización social. Involucra a la sociedad civil en su conjunto e incluye también a los actores políticos y a los miembros del gran “aparato ordenador”: el Estado.

La competitividad por lo tanto es un asunto individual y colectivo. A este mismo título es una necesidad, un desafío, un referente vinculatorio de sociedades, empresas, sujetos. Es un referente de comparación y de búsqueda contínua de superación del statu quo en la forma de hacer las cosas. Existen diferentes formas de medirla. En su etapa moderna, inicialmente evocaba, en economías proteccionistas, de manera exclusiva, al universo de las empresas, a su mundo interno y al país en donde se desenvolvía. La internacionalización del capital, la aparición de los cartels o truts, y después de las firmas multi y transnacionales le proporcionaron un nuevo aliento. La globalización trasladó la responsabilidad de la competitividad a la sociedad nacional: sitúa a los países en una escala y mide su desempeño. En esta nueva responsabilidad adquiere mayor visibilidad la competitividad de las organizaciones dedicadas a la producción de bienes y servicios, materiales y culturales. El enfoque tecnoeconómico o econocrático apunta, en mercados tendientes a la homogenización del consumo de masas, hacia la diferenciación de productos –bienes y servicios- y a la manera de producirlos; hacia la eficiencia y eficacia de los sistemas financieros, legales, fiscales, laborales; hacia la consideración del precio y de la calidad de la mano de obra, con otras variables que desbordan los estrechos límites de las empresas y se diseminan por todo el cuerpo social: calidad de la educación, hábitos laborales, de ahorro, de consumo, formas de esparcimiento y recreación, valores y actitudes culturales, religiosos e ideológicos influyentes todos sobre el modo de desarrollo. Combinan un máximo de libertades para el desenvolvimiento económico con un imperativo de orden pues cada variable, factor o elemento requiere su propio ritmo de innovación y cambio, cuestión ligada a la dispersión y a la diacronía, y sin embargo, para obtener una maximización de buenos resultados, es preciso su accionar sincrónico.

4.2 Competitividad Pertinente: condición de humanidad
4.2.1 Idea e ideología

Bajo la apariencia de lo nuevo se esconde una historia: aquella, al menos, de las condiciones propicias y estimulantes de su aparición. La génesis de su manifestación explica, en parte, sus límites y alcances. La novedad, en su inseguridad, exige ser nombrada con propiedad. Es el ser humano, inventor de lenguajes, quien siente la necesidad de nombrar realidades específicas. Crea palabras y/o las dota de nuevos significados, de acuerdo al contexto histórico.

En el origen está la competencia. De los homínidos a los humanos, la sobrevivencia exigió a las hordas primitivas, y después a las sociedades históricas, combatir. Y cada vez, en mayor medida, prepararse para librar esa lucha. A nuestra lengua han llegado las voces para designar estas acciones desde el latín. Competir es una palabra del lenguaje del poder, legal y político. Deriva del latín competentia (registrado en el año 1468). En el siglo XV designaba una conexión fuerte: la relación entre una autoridad pública y sus aptitudes reconocidas legalmente. Implicaba una conexión, en el marco del derecho, entre el Estado y una persona y sus saberes y habilidades. A la misma familia pertenece competente, del latín competens (registrado hacia 1240). Aquí el carácter individual del atributo es más claro. Daba cuenta únicamente de aquellas personas con derecho a conocer de ciertas materias o ciertas causas. En términos de saberes designaba sólo aquellas personas capaces de juzgar correctamente una cosa en virtud de la profundidad de sus conocimientos.

El mismo tronco común proporciona, según el Petit Robert, dictionnaire de la langue francaise, el vocablo competidor o competidora. Competitor, (año 1402). Pero el significado tiene otra connotación. Su raíz es competere y su significado es buscar. Competidor designaba entonces a las personas buscadoras de un mismo objetivo, por lo cual entraban en competencia y, en consecuencia, se constituían en concurrentes (concurrens, año 1119): quienes asistían al reencuentro, coincidían en términos de igualdad o rivalidad (1559). Probablemente hasta el siglo XVI predominaba el acento y la influencia, sobre la competencia y los competidores, del derecho, de las prerogrativas o privilegios y saberes y habilidades individuales así como la búsqueda de los mismos fines, búsqueda provocadora de concurrencias. Por otro lado, pues la vida, en todo tiempo, conlleva relaciones de asociación, contradicción y concurrencia, se tenían los conceptos, por separado, de combatir (1080; latín popular combattere; bajo latín: combattuere, de cum “con” y battuere “golpear”) o luchar contra alguien; y combatiente, persona concurrente o que toma parte en un combate. Competir y combatir formaban parte de la vida cotidiana, pero no constituían acciones colectivas imbricadas y menos aún conceptos puestos al servicio social de una misma idea y propósito. Para realizar esta conjunción sería necesaria la aparición de un nuevo tipo de sociedad y de una ideología específica. Con ellas se provocaría una relación recursiva entre los dos conceptos.

4.2.2 Las realidades del mito: el progreso como nicho ecológico de
la competitividad

La obviedad de encontrar en toda sociedad y tiempo histórico palabras y acciones para designar la aplicación de conocimientos y habilidades en la lucha por la sobrevivencia, no significa sin más su conversión automática en un proceso lineal y social generalizado y normado. Su expresión actual es fruto de un proceso histórico específico, marcadamente euro-occidental. El valor estratégico de la competitividad en tanto componente de una conducta reveladora de mejoría, de aspiración, de consolidación de un mejor futuro es resultado de su insersión en un mito de origen religioso transformado en “religión científica”. Se trata de la concepción de “la historia como progreso” sustento de actual ideología del desarrollo. [62] Glosaremos la propuesta de G. Zaid.

Nuestra cultura heredó de los hebreos la “esperanza en un futuro mejor.... las “profecías de una restauración del paraíso en la tierra”. De Grecia tenemos “la conciencia de un presente mejor”; también “el entrenamiento en la virtud” incorporada después como “paideia del mejoramiento espiritual que adoptará el movimiento monástico”;[63]el ascetismo referido “al trabajo bien hecho”. De raíz indoeuropea, ascender se refiere a brinco, escalón, escalera, trepar. Grados, gradas y progreso sí están relacionados etimológicamente. Según el Diccionario latino de Blánquez, Cicerón dice en alguna parte: progredi in virtute, “hacer progresos en la virtud”. Pro-gredi es avanzar en grados, subir gradas...... Pero la voluntad de progreso personal no es todavía la historia como progreso”[64]. Efectivamente la aparición de la ideología de progreso, como aspiración individual y colectiva, a pesar de sus antecedentes remotos, requerirá la aparición de nuevos sujetos y nuevas clases sociales. No obstante, sus cimientos están bien anclados en la cultura medieval y su esencia, como bien lo muestra Gabriel Zaid, es la fe religiosa.[65]

Siguiendo a este autor, podemos rescatar como aspectos relevantes de la configuración de la ideología del progreso los puntos siguientes:
1) ........ una conciencia del progreso del saber, como algo distinto del progreso personal.... en la paideia de la escuela de Chartres.
2) El entusiasmo por el futuro en la vida religiosa, política, social y en la ciencia experimental, desde el siglo XIII: Lo mejor deja de estar en el pasado o el presente y se coloca en el futuro. Se abre el reino de la esperanza en una vida mejor. El paso a la vida mejor se transforma en un salto de conversión.... la identidad se inserta en la historia y el paraíso futuro se va construyendo gradualmente en la tierra.
3) El mito del progreso adquirió una fuerza arrolladora, y, desde el siglo XVIII, se volvió una fuerza ciega que ignora sus orígenes…[66]

Precisamente en el siglo XVIII se registra en inglés la palabra competition, cuyo origen está en el bajo latín competitio. Con esa palabra se designa la búsqueda, de dos o más personas, de la misma ventaja o resultado. El núcleo de significados incluye las ideas de concurrencia, concurso, conflicto, rivalidad. Ya en plena madurez del capitalismo industrial, es registrado en 1907 el adjetivo competitive, con el pleno significado de quien puede soportar la concurrencia del mercado. Y será hasta 1960 cuando se registre oficialmente la palabra competitividad para significar el carácter de todo aquello que es competitivo: personas, precios, empresas. De manera implícita, en la sociedad capitalista avanzada, el adjetivo competitivo fusiona las ideas de competente y combatiente, al agregar a las capacidades o atributos personales las capacidades para combatir y vencer la concurrencia de otras personas.

Para reforzar el nuevo sentido a la idea de competitividad evoquemos, primero, la idea de concurrencia: integra en su significado el concepto de oposición, de la lucha por la superioridad. También encierra la idea de competencia y forma parte de esta familia la palabra concurso: encuentro, inclusive debate, pero también correr juntos hacia un lugar, una meta. Correr, es decir, moverse rápidamente, ir de prisa, tal y como ahora la economía global/informacional exige e impone a individuos, empresas, sociedades para sobrevivir y expandirse. Por otro lado, el mismo concepto de competencia engloba las ideas de desear lo mismo y contender por él. Pero, además, y esto es lo más interesante, las raíces de la palabra competencia permiten traer a la memoria otra significación. Petere, cum evoca también el juego de la unión y la asociación y la complementariedad: ir a buscar juntos, tratar de llegar juntos. Se sintetiza así uno de los diez preceptos del complejo social establecido por Edgar Morin: una sociedad es siempre la unión de la comunidad y la rivalidad, de la coalición y la competición, de los intereses sociocéntricos y de los intereses egocéntricos, del fitting (enchufe mutuo) y del matching (rivalidad, concurrencia).[67]

El papel de la técnica. ¿Es posible abordar este tema sin recurrir a los modelos y técnicas de la cuantificación del crecimiento? ¿Por qué en México nos es sumamente difícil generar procesos sostenibles de competitividad y crecimiento acordes con las necesidades de nuestra sociedad? ¿Por qué motivos estos procesos generan o profundizan mayores niveles de desigualdad social en nuestra sociedad? ¿Por qué otras sociedades han logrado construir una competitividad pertinente?

Para abordar estas cuestiones parto de una convicción: aún cuando sea criticable por diferentes razones el accionar de la sociedad capitalista, la competitividad es una cualidad ineludible si se busca sobrevivir a las metamorfosis actuales. La cuestión, en todo caso, estriba en la manera de ser competitivos y la competitividad, si bien es únicamente un medio para otros fines, constituye una categoría central del pensamiento moderno, pues permite visualizar e inclusive medir el nivel y la forma del progreso.

¿Por qué resulta fundamental formar universitarios competitivos, maestros y alumnos, con cualidades sobresalientes? Porqué su ámbito de acción y su influencia desbordan los límites estrechos de la productividad en orden a la economía, y más precisamente, el criterio de las ganancias empresariales e individuales. La calidad de vida, el desarrollo humano, el bienestar individual y colectivo depende –honor a Perogrullo- de los seres humanos y sus competencias. Es precisamente en nuestro país que surge el concepto de competitividad social. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo construyó, con base en las necesidades y realidades mexicanas, el Índice de Competitividad Social como un instrumento útil para medir, precisamente, las habilidades, destrezas y conocimientos de una sociedad, una región, y una ciudad para crear condiciones de superación individual y colectiva de sus integrantes.

Específicamente el Boletín de Competitividad Social del PNUD define a ésta “como la capacidad de una sociedad para generar bienestar contínuo que requieren sus miembros”. Entre los factores que integran este índice aparece por supuesto la calidad de la educación y las condiciones del mercado laboral. Con valor máximo de 1.000 y el mínimo de cero, las evaluaciones de 2005 y 2007 señalan un escaso incremento de la competitividad social nacional de tan sólo 1.02%. Los resultados confirman, desde esta novedosa perspectiva, las realidades medidas, con otros elementos, del desarrollo nacional. Los estados del norte de la república son más competitivos (Baja california a la cabeza con índice de 0.8213), los del centro/sur son los de competitividad baja, (Oaxaca en último lugar, 0.5418), en donde Veracruz con 0.6234 ocupa el lugar 25 entre los 32 estados de la República Mexicana. Los mayores rendimientos en educación superior “corresponden a Chihuahua, Tamaulipas y Distrito Federal; y los menores, a Tlaxcala, Morelos y Colima.[68] Esta investigación permite reiterar la trascendencia de la competitividad en todos los ámbitos de las sociedades modernas y ratificar que la competitividad radica centralmente en la calidad de los seres humanos.

5.- La competitividad universitaria: una emergencia insatisfecha, una autonomía fallida.

La idea de alta competitividad es indisociable de aquella otra que designa a las sociedades con mayores y más extendidos niveles de bienestar, con mejores sistemas productivos, con eficientes sistemas de justicia: el desarrollo.

En la vida real, sobre todo en las nuevas formas de producir, las sociedades más avanzadas comprendieron que su progreso no podía tener como base primordial su “espacio vital”, las posesiones coloniales y la propiedad directa de las materias primas. Su permanencia como naciones soberanas requería de la creación y posesión de conocimientos y de mujeres y hombres que no sólo produjeran, sino que sus capacidades intelectuales y destrezas laborales los convirtieran en seres performantes.

Para conseguir este objetivo de sobrevivencia colectiva tenían que incidir sobre la génesis de los individuos. A través del genoma social llamado cultura se incide en el egocentrismo y sociocentrismo de los integrantes de una sociedad. Y en este genoma social la educación es un factor determinante para formar seres humanos. La educación de alta calidad, en todos sus niveles, es elemento decisivo de la competitividad.

El sistema de los Estados Unidos de América es un buen ejemplo de esta vinculación educación/competitividad. Las universidades norteamericanas, las mejores del mundo son muy fuertes en sus post-grados y en sus centros de investigación. Pero todas, sin excepción, son competitivas en la gama completa de su oferta educativa. La razón es de fondo y sencilla: un mal desempeño las podría fuera no sólo del ranking del prestigio, sino de los financiamientos privados y de los apoyos gubernamentales. Al dejar de realizar con alta calidad sus funciones, incumplirían su principal cometido: ser formadoras de mujeres y hombres de altas cualidades (saberes y habilidades) y productoras de conocimientos de vanguardia. Pues es cumpliendo estas dos funciones de muy altas exigencias como las universidades norteamericanas ayudan a sostener el sistema productivo, legal, social y cultural de los Estados Unidos. Si esta sociedad es líder mundial en muchos rubros de la competitividad es en gran medida porque cuenta con un sistema de universidades que crean y trasfieren competitividad a los gobiernos, a las empresas, a las instituciones sociales y a organizaciones de la sociedad civil.

La influencia positiva de estas universidades estadounidenses no se restringe a su ámbito local/nacional. El llamado “milagro japonés”, el posterior éxito de los “Tigres Asiáticos” y ahora el surgimiento de China e India son inseparables (e ininteligibles) de la formación masiva de sus élites en las universidades norteamericanas. Miles de sus cuadros en Estados Unidos no ha hecho de esos países “colonias norteamericanas”. Han asimilado sus saberes y prácticas y les han añadido sus propios saberes y actitudes y valores culturales.

Uno de los ejemplos más recientes lo constituye la Ciudad de la Educación del Emirato Árabe de Qatar. Su meta: “transformar el desarrollo económico del país, basado en los hidrocarburos, a una economía sustentada en el conocimiento”. El medio: construir en 25 años complejos universitarios para ofrecer “una formación académica de alta calidad”.

Su operatividad: se han concretado hasta la fecha seis proyectos:
Los “Campus de Virginia Commonwealth University, para Arte y Diseño; Weill Cornell Medical College, de Medicina; Texas AaM University, para Ingeniería; Carnegie Mellon University, de Computación, Negocios e Informática; Georgetown School, de Servicio Exterior y Northwest University, para Periodismo y Comunicación… (todos) la Academia Qatar, la Academia para el Liderazgo (junto con las fuerzas armadas), la Escuela para el Aprendizaje, el Programa Academia Bridge, la Facultad de Estudios Islámicos, el Instituto de Políticas Públicas Rand, el Parque de Investigación Científica y Tecnológica entre otros, todos con tecnología de punta que propone innovar el concepto de aprendizaje colectivo entre maestros y alumnos… El costo es igual que en las universidades de Estados Unidos… Las universidades asentadas aquí ponen su prestigio, sus maestros e investigadores (y)… el alumno que sea aceptado previa presentación de exámenes y valoración del Comité de Admisión, asentado en Estados Unidos puede ser becado si carece de recursos para pagar su educación.[69]

Estos cuadros, estás élites aprendieron y aprenden, además de los saberes propios de sus especialidades, otras cuestiones esenciales: el valor de la autonomía; la inevitabilidad de competir y la necesidad de vencer; el valor transformador de la capacidad de logro, la potencia de cambio del poder de realización individual y de grupo.

Los países europeos también aceptan, aunque con recelo, cierta superioridad de las más prestigiadas universidades estadounidenses. Sus gobiernos saben de la prioridad estratégica de invertir en los rubros de la educación e investigación y desarrollo. Y de manera más precisa han comprendido que la inversión por sí sola es insuficiente. Por eso exigen a sus universidades (en este caso, en sus sistemas de educación superior predominan las de carácter público) un alto rendimiento de los recursos que les transfieren. En otros términos: les exigen ser altamente competitivos para asegurar una gran productividad en el quehacer académico y de investigación.

Pero en los Estados Unidos, sacudidos en las entrañas mismas de su sistema por la actual crisis ética, financiera y económica han reaccionado con velocidad y audacia. No están conformes con la competitividad actual de su sistema educativo. Sus autoridades, sus líderes empresariales y políticos saben, y debiéramos nosotros también saberlo, que todas las sociedades están inmersas en un cambio de época, cruzamos una línea divisoria que nos obliga ya a reorganizar nuestra percepción del mundo, nuestros conocimientos y conductas, nuestros valores básicos, nuestras instituciones clave. Requerimos innovar nuestra investigación y educación superior. El Senado norteamericano reconoció que el éxito de sus universidades, en donde se forma una buena parte de las élites mundiales ha provocado un ensimismamiento y corren el riesgo de sumirse en el provincianismo y deslizarse hacia la mediocridad. Sus universidades promueven cambios en el mundo y esos cambios no sólo le son lejanos, sino que amenazan con desplazarlos. El Senado aprobó un nuevo sistema de apoyo al sistema de incentivos a sus estudiantes. Anteriormente salían en el orden de 250 mil estudiantes universitarios norteamericanos al extranjero. Ahora por ley y con el respectivo presupuesto, promoverán la salida de un millón de estudiantes a universidades prestigiadas de Asia, Europa e India principalmente. ¿Cuántos de esos estudiantes decidirán formarse en México? ¿Cuántos y en qué carreras podríamos atraer a la Universidad Veracruzana y asegurarles una formación de élite, de clase mundial?

La salud económica y la prosperidad de la economía norteamericana la piensa sustentar Barack Obama en la educación. Reformar el sistema universitario ya es una de sus prioridades: “El lugar de EU como líder global estará en peligro a menos que hagamos un trabajo mejor que hasta ahora en la educación de nuestros hijos”. Propone:
“endurecer los estándares de enseñanza, ampliar horarios y cursos, conceder incentivos a los maestros que consigan mejores resultados con sus alumnos, ampliar el número de estudiantes universitarios… el relativo declive de la educación estadounidense es insostenible para nuestra economía, insostenible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros hijos.”[70]

En cuanto a la producción de conocimientos científicos, B. Obama también está decidido a otorgarles un nuevo impulso. “Desde 2004 un grupo de científicos… se vio en la necesidad de exigir la restauración de la “integridad científica” en la formación de las políticas públicas” escribe en De ciencia y política en su blog Jesús Silva Herzog-Márquez. También explica la posición del presidente estadounidense: se encargará de regresar la ciencia al lugar que le corresponde. Ya no estará supeditada a la política… El nuevo presidente llamaba (en su toma de posesión) a recuperar un respeto perdido. Honrar la investigación, la curiosidad, el experimento para mejorar la salud pública, cuidar el planeta, desencadenar la capacidad transformadora de la inteligencia. La escuela y la universidad tendrán que cambiar para estar a la hora del día.

De nueva cuenta, y a propósito de la crisis derivada por la influenza. Barak Obama visitó la Academia Nacional de Ciencias en Washington. Reiteró su compromiso a partir de un diagnóstico alejado de la autocomplacencia y del elogio desmedido a pequeños resultados, tan asentados en nuestro medio. Reconoció el estancamiento de la ciencia y la disminución de la calidad de la educación en su país: “ocupamos el lugar 21 en ciencias y el 25 en matemáticas”. Los norteamericanos buscan remediar esta situación. Entre nosotros ni siquiera esta preocupación está presente.

Para dar sustento a sus propuestas y ser fiel al pragmatismo estadounidense redactó un memorando a todos sus colaboradores precisando justamente su compromiso con la “integridad científica”. Promover la ciencia no es solamente entregar dinero a los centros de investigación. Es sobre todo, cuidar el aire para el estudio e impedir que el dato y la prueba se ensucien con ideología. Libertad en la investigación, respeto al descubrimiento, concluye el articulista mexicano. ¿Existen motivos para que en Veracruz debamos sustraernos a estos cambios en el mundo? ¿Qué haremos nosotros, en nuestro propio ámbito universitario?

Sin negar los avances conseguidos, existen testimonios sobre las deficiencias del sistema educativo mexicano. En relación a su nivel existen menos evaluaciones objetivas y críticas. Tal vez se deba a la aureola de honorabilidad que siempre ha distinguido a todas las universidades mexicanas. Ésta les otorga una situación de privilegio. Su calidad institucional pocas ocasiones ha sido evaluada y cuestionada. Su utilidad e imagen las sitúa fuera de toda sospecha de ineficiencia, ineficacia, improductividad. Al interior de cada universidad se ha constituido, en consecuencia, en enorme espacio de libertad, en algunos casos amparados bajo el concepto de autonomía, no siempre utilizado como fuerza creadora. Sobran los ejemplos de tergiversiones del quehacer universitario en el país. El recuento de daños sería enorme. Los afectados innumerables. Los costos incalculables. El resultado final ha sido la creación de una sociedad mexicana por lo menos extremadamente débil para hacer frente tanto a los desafíos internacionales más severos como a sus problemas internos más acuciantes.

En los últimos años el desempeño general de las universidades más prestigiadas del país -públicas y privadas- parece encaminarse por la vía del ascenso contínuo. Los avances, aunque desiguales, son constatables. No es sólo el caso de la UNAM, la mejor universidad del mundo iberoamericano. Otro centro de enseñanza se encamina hacia la excelencia. El Tecnológico de Monterrey, la única institución con presencia realmente nacional, que obtuvo un destacado 38 lugar al ser evaluado por los empleadores de sus egresados en el ranking mundial antes analizado. Pero también destacan el Instituto Politécnico Nacional; El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económica; el Instituto Tecnológico Autónomo de México, la Universidad Iberoamericana y la Escuela Libre de Derecho. La Universidad LaSalle y la Universidad Tecnológica de México ya forman parte de consorcios internacionales privados con sede en los Estados Unidos. En estas y otras muchas universidades no todas sus carreras son altamente competitivas. Pero sin duda tienen carreras y niveles de incuestionable liderazgo.

Parece evidente la razón social de la existencia de las universidades: constituir centros de irradiación de progreso. La evidencia parece perder fuerza cuando es planteada la cuestión siguiente: si la sociedad mexicana requiere elevar sus niveles de competitividad en diferentes ámbitos; si las universidades son las instituciones, dada su “cercanía” con los mercados de trabajo, encargadas de “transferir competitividad”. ¿No deberían ser las universidades las instituciones más competitivas de nuestra sociedad? Lo sorprendente no consiste en la despreocupación general de las élites mexicanas en las exigencias de la competitividad, relegándola a un requerimiento exclusivo de cierto tipo de empresas, excluyendo de sus disciplinas a las estructuras gubernamentales, al sistema político, a los sistemas de seguridad social, de justicia. Lo verdaderamente insólito es la falta de exigencia social y política de competitividad a las universidades, sobre todo de las instituciones de carácter público.
Pero a falta de esta exigencia, está la realidad. En ella las naciones, las regiones, las instituciones, las organizaciones, los individuos ascienden y ganan un lugar, adquieren preponderancia; o se mantienen en la mediocridad, la medianía; o de plano se hunden en la insignificancia y apenas sobreviven. Este estatus no es el fruto de un milagro, o de castigos o por destinos trágicos. Es el resultado de la relación dialógica que mantiene la cohesión social. Como señala Edgar Morin: la sociedad está hecha de competición y de cooperación. En ambas funciones sociales, la calidad de los grupos humanos es esencial.

¿Cuál es entonces la novedad o en qué consiste la competitividad contemporánea? La respuesta es sencilla: se trata de una emergencia individual y social que es premeditada y razonablemente buscada, deseada y construida. Y aquí sí en dos acepciones, una estructural y una coyuntural. La primera es entendida como la aparición de una propiedad nueva y de orden superior; es algo que surge en un nicho ecosocial después de una travesía de cambios y tiene el principio de ser otra cosa; es algo que puede salir a partir de una nueva relación de dependencia: aquella que contiene elementos que, organizados de otra manera superior, permiten aparecer claramente nuevas cualidades. Éstas están en el individuo o en un grupo, escondidas, pero gracias a una nueva organización de cualidades y fruto de cambios y trabajo, emergen reconfigurando las relaciones de cooperación y competencia, provocando una metamorfosis: el individuo o el grupo, siendo los mismos, se autosustituyen, se autoconstruyen en un nivel superior de acción individual y social.

En el sentido coyuntural el concepto es más sencillo. Para hacer frente a las exigencias de la vida contemporánea, individuos y grupos necesitan hacer frente, rápido y bien, a sucesos que sobrevienen y que significan un peligro o desastre para su sobrevivencia, su permanencia, su progreso. Esta emergencia puede ser mejor y plenamente satisfecha por nuestras universidades. Su cumplimiento urge. Su ejecución es la tarea colectiva a realizar; específicamente, por las comunidades académicas de la Universidad Veracruzana. Ahora bien ¿Se trata simplemente de seguir cumpliendo con las exigencias de la Secretaría de Educación Pública? ¿O es la competitividad universitaria una imposición ideológica del tecnocratismo capitalista incompatible con la esencia de la universidad? ¿O es posible construir un concepto propio y adecuado de competitividad, acorde con la autonomía, la libertad creadora y el espíritu humanista y científico, particular y universal de los centros de educación superior? ¿Podría ser este concepto de competitividad uno de los motores del punto de quiebre, del despegue rápido y consistente de la Universidad Veracruzana hacia el liderazgo internacional y nacional que guarda en sus entrañas y que espera un detonador para florecer?

Ciertamente: sin competitividad no existe autonomía, o el nivel de autonomía depende del nivel de competitividad y esté depende a su vez de aquel, y cada cualidad se retroalimenta:

Autonomía
Competitividad













6.- Por un magisterio complejo

Aun que de manera tangencial, el tema de quién es el verdadero portador de competencias ha sido señalado. De manera breve argumentaremos a favor de que el sujeto nuclear de la educación no son ni los sistemas, instituciones, modelos, tecnologías sino el ser humano. Es más conocida la idea del sujeto como actor clave en las teorías de la modernidad/posmodernidad. Pero resulta igualmente revelador alegar en su favor desde la óptica de la autonomía y sus bases físicas y biológicas.

Cualquiera que sea el área de saberes y el tipo de conocimiento creado y por asimilar; o las habilidades y destrezas generadas y por adaptar; como sea que se defina la conciencia y la ética; más allá de las definiciones y puestas en práctica de los ideales de justicia, fraternidad y libertad, todo esto por separado o todo unido, para ser llevado a cabo se requiere de la existencia y desarrollo de “un aparato neuro-cerebral que elabore estrategias”. El cerebro humano es el motor de todo conocimiento y está alojado en cada persona, individuo, sujeto. Aun el llamado conocimiento colectivo o “masa crítica” depende en su desarrollo de la calidad del cerebro de los individuos que conforman esa masa crítica. El “sujeto viviente” no sólo reúne las ideas de “conciencia, afectividad, particularidad y contingencia” sino que implica su definición ontológica-lógica-organizacional[71]. Es el carácter ego-céntrico del sujeto el que le confiere su singularidad. Él es el hogar de las emergencias (entre ellas, la competitividad): “Los individuos-sujetos son los seres emergiendo a la realidad fenomenal. Todos los procesos de reproducción se realizan en los individuos-sujetos y por los individuos-sujetos”[72]. La “producción de si” implica la idea de un “sujeto-viviente” funcionando como sistema abierto para ser “retroalimentado informacionalmente para que pueda desplegar en su ser una dualidad contradictoria: un principio de exclusión del otro fuera de su sitio subjetivo; y un principio de inclusión de los congéneres en el circuito agrandado de autos subjetivo”. [73]
No existe autonomía sin un sistema que crea su propia causalidad y organizado para poseer propiedades emergentes que “retroactuen sobre las condiciones de su formación”.[74]

La autonomía de una organización depende de sus emergencias y retroacciones sobre la base de sujetos vivientes, de “hombres en tanto seres físicos, biológicos, culturales y psíquicos. Así la autonomía, la individualidad, el sujeto, la libertad” se convierten en realidades concretas, no sólo cuestiones metafísicas, son emergencias que dependen de un medio ambiente específico, de acciones particulares, de poderes instituidos. El juego dependencia/autonomía puede expresarse así: “nosotros dependemos de la sociedad, la cual depende de nosotros… los individuos hacen la sociedad que, vía la cultura, hace los individuos. La autonomía de la sociedad depende de los individuos, cuya autonomía depende de la sociedad”. [75]

Sobre estas bases resultan más sugerentes las propuestas sobre la necesidad de colocar en el centro de nuestras reflexiones al ser humano, provenientes de la sociología y la filosofía de la modernidad/posmodernidad. La “tecnociencia, motora y transformadora de la historia” por sí sola explica la complejidad de la reaparición decisiva del ser humano en nuestra evolución. Veamos dos ejemplos. Hablamos de reaparición pues se trata de expresar un nuevo equilibrio de la relación yo-nosotros, identidad nunca fijada de antemano: se trata de una evolución hacia una definición de uno mismo “como yo sin nosotros”, “buscar más allá; una nueva concepción de la manera en que los individuos están ligados unos a los otros, para bien y para mal, en el seno de una multitud que es la sociedad” estipula Norbert Elias en su obra La société des individus,[76] escrita en 1939. Independientemente de la tesis de este pensador, quien puso de relieve el proceso de civilización de las sociedades, es posible rescatar desde esa época su claridad para esclarecer el papel de la sociedad en la formación de la individualización, mediante formas específicas de vida. Al manejar y comandar sus conductas pueden constituir “continuidades históricas autónomas e individuales propias”, en coexistencia con otros hombres y otros comportamientos. Y las posteriores conductas de la relación nosotros-yo conocen un punto determinante cuando se obtiene la conciencia de sí y cuando se crea su propia imagen del hombre. Dentro de la sociedad surge el deseo de ser algo-alguien por sí mismo. Se desea la autonomía tanto como se desea pertenecer a un nosotros, a un determinado grupo social. Existe el deseo del sujeto de ser único e irrepetible pero en el marco de un cuerpo social. Autonomía, libertad, unidad y originalidad son impulsadas y procreadas con mayores elementos en la sociedad contemporánea y provocan, en ese mismo impulso, una “marca o huella social” sobre todo mediante la familia y la escuela, generando una personalidad común.

Existe, por supuesto, la idea de sometimientos a determinismos sociales (el individualismo sometido al consumismo) pero en la misma “vida social” aparece una concepción: “el pensamiento y la idea de los derechos… dan nacimiento al… mundo de lo adquirido en tanto que se opone al mundo de lo transmitido”[77]. Mundo que permite al individuo ser un “sujeto autocreador”.

En una época en que lo político deja de ser referente central de identidad y de acción; y cuando la idea de sociedad (la visión social de la vida social) se diluye y exige una renovación (“sociedad autocreada mediante un movimiento y autotransformación, destrucción y creación de sí” A.T) “el individuo moderno está cada vez más definido por relaciones consigo mismo y la modernidad… puede también ser el lugar de la innovación a un sujeto en su universalismo liberador”.[78]

Surge un individualismo liberador (creador de uno mismo, de cada individuo o grupo de individuos), sujeto personal, con subjetividad, ser de los derechos que rechaza la injusticia, la desigualdad y la humillación. La educación en la Universidad Veracruzana, en consecuencia, debería plantearse como una acción colectiva para incidir en la construcción de ese sujeto poseedor de competencia compleja, el maestro, que a su vez co-produce una acción positiva “sobre la afirmación de la dignidad y el respeto que cada sujeto merece”, en los estudiantes, metamorfoseados en profesionistas.

La Universidad Veracruzana conoce procesos de modernización, aunque todavía puede realizar mejor su función como una institución claramente moderna y promotora de modernidad. Sí está a su alcance funcionar sobre la base de un magisterio complejo, creador de estudiantes competitivos, “razonables y humanos”. Por lo tanto, la Universidad Veracruzana contribuiría en mayor medida no a la
“creación del “mejor de los mundos” sino, al contrario, (se manifestará como parte de una fuerza transformadora en aras de) la subordinación de todas las formas de organización social a un objeto central; producir individuos capaces de inventar y defender su propia capacidad de combinar el pensamiento racional y los derechos humanos fundamentales en instituciones sociales preocupadas a la vez por la eficiencia y por la libertad". [79]

Para tener alumnos competitivos requerimos de maestros competitivos. Maestros y alumnos, “cerebros capaces de crear estrategias, conocimientos y conductas novedosas, a partir de su cultura,” son los actores fundamentales de todo sistema, de todo modelo, de toda competitividad educativa. Los hombres crean los modelos que los ayudan a autotransformarse. La efectividad de estos sistemas/modelos depende de su organización, base de la operatividad funcional. Y dependen de un principio: cada individuo, cada grupo o comunidad académica debe participar activamente, para estar en posibilidades de asumir responsabilidades a partir de la autoconfianza. Y depende de un mínimo de sentido común: la formación de profesionales, de sujetos-vivientes en cada rama de conocimiento, requiere de condiciones particulares, metodologías específicas para llevar a cabo su cometido de manera competitiva.

Por un cierto extravío de la razón, el racionalismo educativo ha fundado una creencia ciega: que las soluciones a nuestros problemas educativos dependen de un agente externo, supraracional, pues también la causa de nuestras desventajas educativas obedecen casi exclusivamente a factores externos, tanto a la relación maestro/alumno como a las escuelas. Sería necio negar la influencia negativa de la falta de recursos financieros y materiales y de otros muchos imponderables que pesan sobre nuestra universidad. Sería también una sandez negar los beneficios y alcances de las técnicas puestas al servicio de los procesos de enseñanza/aprendizaje. Pero muy a menudo se olvida que los recursos tecnológicos y las metodologías y modelos son simples instrumentos, mecanismos y medios auxiliares para hacer más eficiente y eficaz la educación. El fetichismo de la mercancía se reconfigura como fetichismo de la tecnología educativa.

Hemos propuesto una metamorfosis de la Universidad Veracruzana, esto es hacer surgir lo nuevo conservando el núcleo original. Y en este núcleo original de la universidad habita el maestro. Figura sepultada por la burocracia autoritaria; por los “modelos” y “sistemas” diseñados por “expertos” que buscan la homogenización subordinada de los comportamientos y conductas de enseñanza; por el descrédito promovido en los medios de comunicación; por los salarios bajos y las malas condiciones laborales; por la descalificación de unos alumnos formados en cierto libertinaje en una sociedad confundida por sus excesos autoritarios, que ha provocado el extravío de la idea de autoridad y sumido en el desconcierto a unos jóvenes exigentes de igualitarismo en el trato (todos debemos ser amigos y buena onda, güey) y renuentes al trabajo y a la disciplina. Ahora al verdadero maestro lo sustituye una figura singular: una persona que debe asumirse como “diseñador de contenidos”[80] y/o un animador, agente motivacional responsable de la diversión y el éxtasis de un alumnado aburrido por el ocio y la indisciplina en su formación académica.

En la arque-educación está el magisterio: la dignidad en primer término. Persona admirada, respetada por la nobleza de su labor, sumando el trato de grandeza a toda su persona humana en tanto fin en sí misma. La autoridad moral, intelectual y profesional en segundo lugar. Gozar de un prestigio por ser autor garante. Condición esencial es ser creador (autor) y enseguida garantizar que la creación sea social e individualmente útil. Ser garante de un ascendiente, de crédito y de creencia en el orden moral (actitudes, hábitos y costumbres promotoras de civilización, y sancionadas en tanto admitidas y útiles por los individuos de una sociedad) y ético (arte de dirigir la conducta, en este caso sobre todo profesional). Mostrar facultades de poder conocer. Que puede adquirir y transmitir un arte de pensar, ejemplificar una actividad, un valor, una superioridad intelectual por el hecho de ser creador, autor y garantizar por su formación y prestigio la formación de profesinistas. Enseñar públicamente una disciplina y ejercer una ocupación determinada con la cual obtener los medios de subsistencia. Profesional y profesor son voces estrechamente vinculadas. Profesar creencias y saberes; profesionalizar a alguien, es decir, públicamente enseñar y preparar técnicamente en un oficio a alguien; y profesionalmente adquirir y desempeñar con altas cualidades éticas, intelectuales y de habilidades un oficio o profesión constituyen las funciones en el núcleo moderno del magisterio.

Buscador, Investigador de nuevos conocimientos y habilidades
Profesional Exitoso
Maestro: productor de conocimientos y habilidades
Profesor: estratega con
dominio del arte del
aprendizaje de otros







es el bucle en el cual debe reinscribirse la labor docente de la Universidad Veracruzana. Esta es la cuestión clave para ayudarnos a “crear modernidad”: profesionalizar la profesión de votos académicos de los profesores como autoridades, es decir, profesionales y profesores creadores y garantes del conocimiento, para autocrear su competitividad y trasladar ésta a los estudiantes en tanto son producidos, metamorfoseados en profesionales gracias a las virtudes de un verdadero magisterio. La educación en la Universidad Veracruzana será formidable, magnífica, competitiva si es impartida con la denominación de magistral.

Maestros Profesores Profesionistas que tengan el respeto de sí mismos, en tanto sujetos-vivientes. Maestros con autoridad, actores: la auténtica y digna alegría del hombre consiste en crear conocimiento y forjar mujeres y hombres de altas cualidades profesionales. Hacer gala del amor propio, vivir cotidianamente el honor de realizar una función con dignidad, mostrar el orgullo de ser maestro de la mejor universidad de México y una de las más reconocidas en el extranjero: la Universidad Veracruzana. El maestro de nuestra institución debe formar parte de la nobleza que otorga la aristocracia del saber en una organización alimentada por el fuego de la libertad democrática. Libertad moral para la libertad intelectual. Sólo la claridad intelectual, la pasión por conocer y comprender pueden hacernos recobrar el camino y desmitificar modelos y técnicas, refutar el fetichismo de las tecnologías, rechazar la evasión de las responsabilidades propias que significa buscar un ex­-deus machine para culpar a los agentes externos de los problemas de la educación y querer encontrar, en la tecnología y la modelización, la salvación.

Toda la dignidad del hombre está en el pensar, dice B. Pascal. Tarea esencial del maestro en tanto trabajador del conocimiento, trabajador suigéneris pues no sólo trabaja con y para la generación de conocimientos y habilidades. Esta actividad debe ser llevada a otro plano de realización, pues requiere ser aprendida por otros sujetos: los estudiantes.

La idea de la muerte de Dios significó, para el hombre moderno occidental, la posibilidad de asumirse como sujeto y la desaparición de la omnipresencia de las explicaciones teleológicas. El deus-exmachine deja de ser invocado como culpable o el salvador de los grandes problemas humanos. Por ambas cuestiones el hombre debe asumir enteramente su libertad y su responsabilidad.

Si bien los niños y casi todavía los actuales adolecentes deben ser educados, enseñados por alguien, no debe ser ya el caso de las y los muchachos universitarios. La condición de aquellos es la de ser elevados, criados. Por eso son alumnos: porque deben ser alimentados (alumno; alere: alimentar) y a su edad guiados y conducidos tutelarmente: protegidos, defendidos. De ahí su carácter predominante, aunque no totalmente, pasivo.

El universitario puede ingresar como alumno. Pero inmediatamente tiene que asumir su papel de sujeto libre y responsable, y desempeñar su función: estudiar. Estudio proviene del latín studium: ardor. Energía plena de vivacidad, actividad fervorosa para buscar y adquirir conocimientos. Es la acción propia del aprendizaje: investigar, observar, analizar mediante acciones metódicas de la mente. Estudiar, arder en deseo: del deseo vehemente de aprender.

Una de las causas del bloqueo al desarrollo de nuestro sistema educativo es la perversa combinación de ligar dos creencias: una, la desbordante fe en los métodos y las tecnologías de la educación; dos, la expiación de culpas a través de la propuesta de centrar la educación en el alumno. Se ligan así el deus-ex-machine y la descarga de responsabilidades de aprendizaje de los maestros. Centrar los esfuerzos en los alumnos significa reforzar su carácter de discípulo, de escolar dependiente y, al mismo tiempo, dejarlo a la deriva. El actual modelo educativo reposa más en la flexibilidad de horario y de las finanzas personales de los alumnos que en la opción real de configurar una estrategia de aprendizaje personalizado.

Nuestros universitarios requieren asumir su condición de sujeto estudiado, es decir, maduramente meditado, es decir, intelectualmente preparado para asimilar conocimientos y destrezas, seguro de sí mismo para aprender con cuidado, para producir conocimientos. Si el estudiante asume esta condición personal, puede adentrarse al bucle virtuoso:




Investigador o buscador de conocimientos y habilidades por su cuenta propia
Alumno
Estudiante



Maestro
Profesionista
Doctor
Líder


En este juego de sujetos adultos se basa la corresponsabilidad e igualdad entre estudiante y maestro. Éste no puede seguir siendo obligado a “ser buena onda” y cómplice de la indisciplina e irresponsabilidad de un sistema ideado para diluir compromisos.

La relación entre maestro/estudiante estará sustentada en la idea de integrar. Los universitarios son sujetos, individuos que deben ser transformados de estudiantes a profesionistas (y después en maestros o doctores). En esta metamorfosis, los estudiantes tienen en el maestro al conductor que les ayudará a ser íntegros: les ayudará para hacerse completos (profesionistas), para incorporarse a un conjunto de profesionales, para ser parte de una profesión, para entrar al mercado de trabajo. Los maestros, el Maestro, infunde, asimismo, los valores para que los nuevos profesionistas sean íntegros: de unas probidades absolutas, honestas e incorruptibles. Los estudiantes son vistos, en consecuencia, como seres, sujetos o individuos que no pueden ser objeto de ninguna disminución. Son formadas sus partes (variedad de saberes y habilidades que conforman una profesión) incorporando nuevos elementos, adjuntándolos de manera tal que puedan ser religados y contextualizados para integrar un todo armonioso y contradictorio, pero útil y funcional para realizar una vida íntegra. Relación íntegra pues se establece una interdependencia más estrecha entre maestro y estudiante, entre ambos y la facultad y la universidad, entre todos estos actores y el mercado laboral y la sociedad.

La relación maestro/estudiante estará regida por la dignidad. Ambos merecen estima social y política, respeto por sí mismos. Son merecedores de nobleza y honorabilidad y son, por lo tanto, corresponsables del mejoramiento ético y laboral de la sociedad.
Corresponsabilidad es el tercer valor. Obligatoriedad conjunta, cada uno en su nivel, para sostener la alta calidad educativa. Conciencia moral e intelectual de ser los actores incontestables del conocimiento, de su preservación y renovación. Los dos deben dar cuanta de sus acciones con la sociedad y con la universidad. La rendición de cuentas a los veracruzanos por el gasto público incluye a los maestros y estudiantes. Por eso deben dar cuenta de sus actos, por que de ellos depende, en gran medida, el progreso de la sociedad veracruzana.

Maestro y estudiante viven una relación de solidaridad y reciprocidad. El espíritu en formación requiere de libertad y cuidados para su florecimiento. Pero también es un sujeto con responsabilidades políticas, sociales, económicas y administrativas. El estudiante tiene muchas responsabilidades y no debe eludirlas, ni le deben ser sustraídas. El estudiante universitario no es un menor de edad. Es un ciudadano sujeto a responsabilidades y obligaciones que rebasan el ámbito estricto del estudio y la adquisición de habilidades.

El magisterio complejo no es sólo el conjunto y ejercicio de cualidades del profesorado. Es una relación de reciprocidad: se ejerce a la vez del maestro al estudiante y del estudiante al maestro, pues implica, entre dos sujetos individuales, un intercambio de sentimientos, saberes, obligaciones y servicios. El magisterio complejo es, en consecuencia, una relación de aprendizaje, por y para la producción de conocimientos y habilidades de un sujeto y de su transmisión para su incorporación o aprendizaje por otros sujetos. Obligación y placer compartidos, la “dignidad de pensar” en una relación de respeto mutuo.

Sin estudiantes de calidad resulta imposible construir profesionales de calidad (y maestros y doctores). Y en este sentido, la mejor evaluación de una institución de enseñanza superior la realizan los mercados laborales: empleadores del sector público, empresarial, político, universitario y social en cada área de conocimiento o profesión. La preferencia y aun competencia entre los empleadores por los egresados de una universidad testifican el trabajo académico responsable tanto social como políticamente. Así lo testimonian las investigaciones internacionales. El estudio realizado por el Times Higer Education desglosa algunos de los atributos más relevantes que deben poseer los estudiantes/profesinistas egresados de una institución de clase mundial. Las competencias del profesionista global, que no todas las universidades de élite cumplen, incluyen capacidad de trabajar en equipo, saber organizar su tiempo, habilidades matemáticas, habilidad para escribir y hablar correctamente, buena presencia física personal. Liderazgo personal: ético, profesional, intelectual. En el estudio mencionado, el Tecnológico de Monterrey ocupó un lugar preponderante. Esta institución privada superó a la UNAM en el renglón de la opinión de los empleadores. A las cualidades antes mencionadas, el ITESM infunde en sus egresados las siguientes: dominio del inglés, razonamiento ético, responsabilidad ciudadana, emprendimiento y liderazgo, autoestima, compromiso con el desarrollo sostenible, visión internacional y multicultural. [81]

La formación matemática sólida y, mínimo, el bilingüismo inglés-español que debierá reflejarse en el trabajo académico diario, con dominio de la escritura y la expresión oral, junto con el comportamiento ético, constituyen la base para todas las carreras. Después cada facultad y cada profesión definen sus cualidades para formar profesionales líderes en su campo, lo mismo en física y química que antropología, filosofía, economía, administración o las ramas de la ingeniería. En fin, el nuevo saber universitario en todos sus ámbitos impone el conocimiento matemático, el inglés y la escritura correcta como conocimientos y habilidades básicos.





7.- Pensar la Universidad Veracruzana

Nunca lo nuevo se hace completamente de lo nuevo, se hace también con lo viejo. Alain Touraine.

El propósito de este apartado puede enunciarse, establecida la necesidad de cambiar y propuesta la imagen objetivo a seguir, como la invitación a las comunidades de trabajadores del conocimiento a construir el camino de nuestra superación. Si construimos de buena fe el telescopio y el microscopio sobre los cuáles vislumbrar nuestro futuro y reconocer los problemas ocultos tras los éxitos y fracasos hasta ahora obtenidos, estaremos en vías de configurar la masa crítica y el esfuerzo colectivo que nos conducirán a un nivel más alto de realización personal y de prestigio individual y social.

Recobremos la dignidad universitaria. Pensémos como propone Albert Camus: La única dignidad del hombre: la revuelta tenaz contra su condición.

Reflexionemos: si proponemos construir un “telescopio” y un “microscopio” es porque el diagnóstico profundo “que desenmascare los retos detrás de los números, los obstáculos detrás de los resultados, así como las acciones necesarias para la corrección de las tendencias y la mejora en la competitividad” como en la página 31 de este texto, requiere de un ir y se propone venir entre el todo y las partes. Evitemos el error y la concepción parcial, simplificadora y homogenizadora de concebir la UV sólo como un todo, una institución uniforme. Algunas cuestiones a resolver pertenecen, por supuesto, a este ámbito. Pero otros más de los obstáculos a remover para provocar el florecimiento de las capacidades hoy inhibidas se encuentran en cada programa, facultad, instituto, etc. Y las acciones a poner en práctica requieren hacer slalom entre los dos ámbitos. No existen soluciones exclusivamente generales o únicamente particulares. Su operatividad exige la conformación de grupos de trabajos comprometidos, lúcidos y con fuerza ejecutiva. Enfrentaremos no sólo problemas propiamente educativos, pedagógicos, didácticos. Haremos frente a un desafío mayor: el cambio de mentalidades, el cambio de hábitos, el cambio de costumbres, el cambio de conductas. Y junto con éstos, estamos con la obligación de involucrar a los trabajadores, empleados, funcionarios. Y construir la viabilidad de las soluciones de acuerdo a la disponibilidad de recursos económicos, materiales y técnicos.

En las líneas siguientes se plantearán problemas, más que soluciones. Éstas deben surgir de la lectura y la propuesta crítica de este texto. Ofrecer respuesta a las preguntas aquí planteadas y formular otros problemas es la tarea que le corresponde a usted, “lectora, lector querido”. Nuestras interrogantes serán nuestra mayor fuerza de cambio. Y las propuestas aquí planteadas deberán, a su vez, ser interrogadas acerca de su pertinencia y viabilidad para diseñarles el camino de su realización o para plantear mejores alternativas. El diálogo con y entre las bases pondrá en evidencia que “el diablo está en los detalles”.

Construir una institución de clase mundial, con maestros, estudiantes y profesionistas competitivos sólo será posible con la participación activa de los trabajadores del conocimiento en sus áreas de adscripción. Refrendamos nuestra visión: sin menoscabar la importancia de los recursos financieros, materiales, de la tecnología y de los modelos, el elemento determinante de la calidad educativa es el recurso humano. De sus atributos profesionales, de sus aspiraciones por transcender y de sus capacidades de logro dependen tanto el nivel académico deseado como el tiempo para conseguirlo.

Siempre es posible aspirar a un ascenso social y a ser mejores seres humanos. Estas aspiraciones constituyen, de hecho, el núcleo del trabajo académico. Convertir esta aspiración en acción deberá ser nuestra tarea. No existen, para lograrlo, fórmulas mágicas. Ningún modelo, ninguna tecnología pueden sustituir la energía, la imaginación y la voluntad de los seres humanos. Modelos y tecnologías, recursos materiales y financieros deben ser puestos al servicio de un magisterio competitivo.

No existen fórmulas mágicas ni milagros, pero sí contamos con sencillos procedimientos de trabajo, los cuales pueden acelerar la metamorfosis de la Universidad Veracruzana que está necesitando, y con urgencia, nuestra sociedad.

Reconocer la heterogeneidad disciplinar de nuestra institución es un primer elemento. Los modelos y las tecnologías nos serán más útiles si reconocemos esta sencilla verdad: la función de la universidad es transformar estudiantes en profesionistas en disciplinas diversas, cada una con diferentes exigencias.

Éstas incluyen inicialmente la aspiración, el deseo y la voluntad de los alumnos de primer ingreso por integrarse al ejercicio de una disciplina profesional. En segundo término están sus cualidades personales, ya como estudiantes, para poder desenvolverse con éxito en esas disciplinas.

Es responsabilidad de la universidad reconocer esta heterogeneidad y esta diversidad. Y en consecuencia, hacer concordar esas aspiraciones y cualidades estudiantiles con las exigencias disciplinarias de cada profesión. Digamos lo obvio: no es lo mismo transformar un estudiante en médico que otros como filósofo, o físico o artista o administrador de empresas. Cada perfil exige un proceso de aprendizaje ad-hoc.

El bien más preciado de la Universidad Veracruzana son sus recursos humanos. El personal académico el más significativo. Los trabajadores del conocimiento tienen, en sí, competencias especiales, las cuales les otorgan una posición social de reconocimiento superior a la media social y una ubicación, en el sistema productivo, estratégica, pues de ellos depende, en buena medida, la reproducción social de nuestra sociedad.

Resulta evidente, en consecuencia, la necesidad de colocar a estas personas en el centro de un proyecto de evolución académica mediante la cual podamos proyectar a nuestra institución como la primera en el ranking de las instituciones de educación superior en México. La cuestión a resolver es ¿Cómo elevar y cómo reforzar la actual competitividad de nuestros maestros e investigadores?

Las premisas de las cuales debemos partir son sencillas: 1) En este momento los maestros e investigadores de la UV son en general reconocidos por sus cualidades profesionales, laborales y personales en diferentes ámbitos y niveles. 2) Siempre es posible mejorar los procedimientos de trabajo y alcanzar estadios superiores de calidad en el desempeño de los trabajadores del conocimiento. 3) La competitividad actual de nuestro capital humano es desigual y heterogénea. 4) El perfeccionamiento y el rendimiento de nuestros maestros e investigadores, guardan un potencial enorme que debe ser desbloqueado para provocar su expansión. 5) Las capacidades de logro y el poder de realización colectivo de nuestra planta de trabajadores del conocimiento están actualmente por debajo de las capacidades individuales de cada trabajador académico. 6) Es viable, consecuentemente, mejorar los atributos individuales y las cualidades organizacionales del trabajo productor de conocimientos y formador de mujeres y hombres de sólidos conocimientos y habilidades profesionales.

¿Cómo detonar una nueva y más elevada etapa de realización personal de nuestros trabajadores académicos, y también de prestigio institucional, basada en una labor de alta competitividad?

El trabajador del conocimiento moderno está sometido a varias exigencias. Debe desempeñar con elevada categoría funciones diversas, entre sí complementarias y, al mismo tiempo, contradictorias. En primer lugar debe ser una persona exitosa en el ejercicio de su formación profesional, ética y laboralmente. El dominio pleno de alguna(s) de las áreas de conocimiento de su profesión es conditio sine quanon para formar a otros profesionales. En segundo lugar, debe ser una persona capaz de generar conocimientos, tal como se definió en páginas anteriores. Por lo tanto debe dominar la lectura y la escritura con destreza profesional para publicar ensayos y libros de texto. En tercer lugar, contando con estas dos cualidades, debe sumar el arte del aprendizaje complejo para transmitir el manejo de las ideas y el desarrollo de habilidades expertas a sus estudiantes.

¿En qué niveles estamos todos los académicos de la UV respecto de estas funciones esenciales? ¿Estamos desempeñando la tarea adecuada para el objetivo adecuado? ¿Es posible mejorar en cada una de las funciones arriba descritas? ¿Qué deberíamos hacer para mejorar en cada una de ellas. ¿Cómo lograr este gran objetivo?

No por obvio debiera dejar de mencionarse que en cada región, para cada carrera o posgrado o curso, para cada facultad, escuela, programa, instituto es menester realizar un diagnóstico específico y un proyecto concreto de formación/capacitación para llevar a cabo este salto cualitativo y apoyados en estas tareas reforzar el camino de superación/formación del capital humano de alta calidad en la institución. Para realizar esta labor podemos auxiliarnos de diversas obras. [82]

En otro nivel de mayor generalidad se sitúa la tarea de reformular, revaluar y redireccionar el espíritu de grupo y el espíritu de pertenencia a la UV. Nuevamente la idea es partir desde la base de la organización y evitar imponer desde arriba de la pirámide burocrática ideas preconcebidas. Esta estrategia no impide, sino al contrario, indicar ciertos valores y aspiraciones que pudieran orientar esta indispensable tarea: de ella depende crear una imagen institucional, una revalorización y resignificación de la “marca” Universidad Veracruzana. Se antoja primordial la tarea de elaborar, si nó existen, o incorporar, mejorándolos, los códigos éticos de cada profesión, en cada región, carrera, nivel de estudio, facultad, instituto, etc.

Lograr colectivamente, de acuerdo a cada carrera o programa y facultad, una versión propia de los conceptos centrales de nuestro emblema institucional: Arte, Ciencia, Luz. En este documento se hace un esfuerzo en este sentido. También este proyecto se basa en una propuesta: hacer nuestro el estado de alma derivado del DESEO VEHEMENTE DE APRENDER.

Con el propósito de reforzar y renovar el “espíritu de grupo”, la imagen corporativa o identidad institucional de la “marca” Universidad Veracruzana ¿Qué otras tareas debemos realizar? ¿Cuáles corresponden a las comunidades académicas y cuáles a las autoridades, desde las medias hasta la rectoría? ¿Cómo pueden intervenir los académicos, a título individual, a crear un mejor ambiente de grandeza, nobleza y alta competitividad dentro de la UV y en su entorno?

Colocar en el centro de nuestro proyecto al ser humano, empezando por los trabajadores del conocimiento, no debe hacernos perder de vista su carácter de medio para lograr un fin: formar recursos humanos de altas competencias personales, morales, intelectuales, técnicas y de habilidades y destrezas.

Otro cambio debemos alentar. Es el más importante y trascender. Si bien pudiera no ser considerada como una innovación total, sus características y exigencias le otorgan el carácter de una emergencia o nueva cualidad. Al ser propuesto como una “emergencia provocada” significa entonces que, independientemente de que su principal actor es el sujeto, el individuo, mujer y hombre académicos, la cualidad a adquirir exige una reorganización estructural en tanto reformulación de tareas y funciones.

El cambio, en todo caso, es de fondo: emigrar de ser una institución simplemente transmisora de conocimientos elaborados por otros (personas físicas y/o morales) a constituirnos en una institución productora de conocimientos y habilidades y destrezas propios y transformar estudiantes en profesionistas. ¿En qué niveles nos encontramos, después de los esfuerzos ya realizados durante los últimos años, para alcanzar esta metamorfosis? Las mejores respuestas, las obtendremos desde las bases mismas en cada región, facultad y programa ¿serán diferentes y las necesidades a satisfacer variarán para cada caso? ¿Es posible hacer este cambio con base en nuestras actuales fortalezas? ¿Cuáles debemos de agregar? ¿Cuánto tiempo nos llevará consumar este cambio?

Con el dominio experto de nuestros maestros, derivado de la práctica de su profesión y en su calidad de productores de conocimientos es posible plantearnos la cuestión siguiente ¿con qué niveles de eficiencia, eficacia y productividad transformamos estudiantes en profesionistas competitivos? Las respuestas exigen una reflexión particular por región, facultad, profesión, programa, instituto:
¿Además de los atributos personales de cada
Maestro productor de conocimientos y de habilidades y destrezas


individuo
profesionista





contamos con los medios indispensables, suficientes y de calidad óptima para formar profesionistas competitivos, lo mismo en física que en administración o filosofía o arte o letras?

En este punto es necesario recordar una cuestión esencial. La Universidad Veracruzana tiene una enorme responsabilidad social, política, económica y cultural. De ella depende, en gran medida, la calidad de las élites veracruzanas. Su labor de productora de conocimientos requiere ser puesta al servicio de una actividad esencial: la formación de estudiantes, configurándolos progresivamente para lograr su transformación en profesionistas competitivos.

Las preguntas a resolver brotan en cascada ¿Garantizamos a todos nuestros estudiantes ese proceso, ese progreso? ¿Tenemos los elementos específicos y adecuados para formar a los mejores filósofos, científicos, arquitectos, médicos, administradores y un largo etcétera? ¿Con qué elementos o medios actuamos y cuáles otros resultan urgentemente necesarios para ser incorporados?

El Modelo Educativo Integral y Flexible constituye un medio que ha logrado inyectar, en algunos casos, una nueva dinámica de trabajo. El problema básico, pues, no radica en el método o modelo de enseñanza. Se trata sólo de un medio. Las cuestiones esenciales a plantear y responder son otras. ¿Ese modelo es la mejor alternativa para formar indistintamente profesionistas en ciencias, humanidades, tecnologías, creación artística y literaria? ¿Requiere de adaptaciones de acuerdo a cada facultad y profesión? ¿En los casos de una aplicación exitosa, cuáles han sido las causas? En los casos contrarios ¿cuáles han sido los obstáculos, las equivocaciones, los errores? ¿Qué alternativas, adaptaciones o modificaciones son viables de construir y poner en práctica?
El proceso de aprendizaje aprendizaje vincula estrechamente a maestros y estudiantes. El complemento de las exigencias a un magisterio complejo:

agente activo del nuevo espíritu universitario
dominio experto
de una profesión
Maestro, productor de conocimientos
Profesor




serán las exigencias a un estudiantado complejo. ¿Cómo viven los estudiantes sus estudios universitarios?

7.1 Concepción de la Universidad Veracruzana como sistema[83]

Recurrir al pensamiento sistémico, a la idea de organización, al manejo de un manegement universitario significa introducir, conscientemente, la relación entre
ORDEN
CAMBIO
O DESORDEN
REORGANIZACIÓN





No es posible realizar ni todos los cambios, ni todos al mismos tiempo. Para ordenar nuestras ideas de cambio contamos con la ayuda de la programación y la elaboración de proyectos sólidos, viables y evaluables. Este esfuerzo de cambio y permanencia, de continuidad y nuevos rumbos tiene como marco de referencia la teoría de los sistemas, de la organización en red, y el management complejo. Resulta pertinente evocar de nueva cuenta las características enumeradas por Manuel Castells:
nuestro tiempo es la era de la “economía informacional” y el proceso de globalización; cultura, instituciones y organizaciones de la economía informacional; de los trabajadores en red, de la cultura de la virtualidad real: la integración de la comunicación electrónica, el desarrollo de las redes interactivas; del espacio de los flujos; del tiempo atemporal: de la sociedad red.[84]

El paradigma está basado en insumos de información. Sus características centrales:
6) La información es su materia prima.
7) La lógica de interconexión de todo sistema o conjunto de relaciones que utilizan estas nuevas tecnologías.... La morfología de red parece estar bien adaptada para una complejidad de interacción creciente....
8) El paradigma se basa en la flexibilidad. No sólo los procesos son reversibles, sino que pueden modificarse las organizaciones y las instituciones e incluso alterarse de forma fundamental mediante la reordenación de sus componentes....su capacidad para reconfigurarse es un rasgo decisivo en una sociedad caracterizada por el cambio constante y la fluidez organizativa...[85]

Debiera resultarnos evidente que la Universidad Veracruzana contiene en su seno enormes cualidades y virtudes en estado potencial, las cuales pueden catapultarla a niveles más altos de autorrealización y prestigio. Hacer emerger estas potencialidades y convertirlas en desarrollo humano, en mejor capital socio-cultural, en mujeres y hombres si no más dichosos, al menos mejor capacitados para hacer frente a los desafíos y gozar mejor “la parte poética de sus vidas” es una labor que demanda la exploración de nuevos caminos, nuevas cualidades organizacionales.

Para impulsar este potencial necesitamos hacer frente a un problema de organización a dos escalas. En el ámbito de lo individual y en el ámbito institucional. Sin individuos autónomos no puede hablarse de una auténtica autonomía institucional. Ésta sólo es viable con sujetos autónomos. Éstos son formados por el aprendizaje estimulador del “autodidactismo,.. (de) una cultura que permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir… (que también) ha de favorecer un modo de pensar abierto y libre”, como propone E. Morin en su obra La mente bien hecha. ¿Qué significa esta última frase? Como evocamos anteriormente, se trata de “favorecer la aptitud natural del espíritu para plantear y resolver los problemas y correlativamente estimular el pleno empleo de la inteligencia natural.[86] En términos sistémicos esta finalidad nos conduciría a: “formar espíritus capaces de organizar sus conocimientos más qué almacenar una acumulación de saberes (…); enseñar la condición humana; aprender a vivir; rehacer una escuela de ciudadanía…; e inscribir, en estas “finalidades educativas fundamentales (a) todas las disciplinas, científicas y humanísticas.[87] Los sujetos autónomos, de cabezas bien ordenadas que serán nuestros maestros competitivos, ejerciendo un magisterio complejo, transformarán estudiantes en profesionistas competitivos. Con estos recursos humanos construiremos las mejores facultades, escuelas, institutos… del país y con ellos construiremos a la Universidad Veracruzana de clase mundial.

Esta institución, a su vez, por el principio hologramático, reproducirá en cada trabajador del conocimiento, en cada alumno las cualidades que definirán esta unidad global (UV) sustentada en los principios del deseo vehemente de aprender; en la formación humanística y la curiosidad y el rigor científicos, en la fortaleza ética de su formación y desempeño profesional; en la fuerza de sus deseos de logro y capacidades de realización; en el orgullo de pertenencia a la mejor universidad de México y una de las mejores del mundo. El trabajo de reorganización propicia la aparición de nuevas y mejores competencias y forma un bucle entre
Individuo
(maestro, estudiante, etc)
Programa educativo
(carrera, etc)
Facultad
(instituto, etc.)
Universidad




es decir, la reorganización debe incluir diversos niveles y sujetos con la finalidad de constituir subsistemas abiertos (partes), que integren el sistema abierto universidad (todo). La imagen objetivo es reforzar el funcionamiento autónomo de los subsistemas las regiones como universidades autónomas que fortalezcan la organización sistémica autónoma de la universidad, o sea la UV como conjunto de universidades autónomas.

En este orden de ideas, resulta de la mayor importancia listar subsistemas sobre los cuales poder incidir para dinamizar el actual proceso de conservación/cambio e intentar equilibrar el peso de ambas actividades.
7.1.1 El Subsistema Aprendizaje

Nada más alejado de la rutina, la simplicidad, la repetición que el trabajo de aprendizaje. Un maestro, un estudiante, aun en la difícil repetición de ejercicios para adquirir maestría en habilidades y destrezas, no están unidos a un trabajo mecánico, a una línea de ensamblaje de piezas diseñadas y producidas de antemano por otras personas. Ambos están coproduciéndose. Por eso nuestra propuesta de desempeñarnos en el marco de una competitividad compleja, descrita y conceptualizada a lo largo del texto. Aquí podemos resumir la propuesta así: la competitividad compleja es la base para redefinir, revalorar y reposicionar el trabajo del magisterio complejo, el trabajo de los profesores e investigadores y artistas y actores y filósofos y científicos y empleados y funcionarios: un sistema funcionando en torno al trabajo productor de conocimientos y trasformadores de estudiantes en profesionistas, en un marco humanista, científico y artístico de libertad, de creación, de invención.

Hemos propuesto reconceptualizar la idea del trabajo universitario: sobrepasar la idea de enseñanza (mostrar, guiar) con base en la idea de aprender (experiencia individual que modifica favorablemente nuestras conductas y aumenta nuestros saberes y habilidades profesionales y de vida) y esta última sustentada en la producción de conocimientos y habilidades. Esto significa concebir la universidad como una organización productora de conocimientos y transformadora/formadora de seres humanos con altas capacidades intelectuales, éticas y manuales.

La idea de sociedad del conocimiento carece de sentido cuando no se es actor partícipe. Sin individuos productores de conocimientos no existe ni universidad ni sociedad del conocimiento. La industria del conocimiento está sustentada en mujeres y hombres de altas cualidades técnicas, competitivos, que funcionan como trabajadores del conocimiento. Este es el núcleo duro de las universidades modernas. Sin embargo, los esfuerzos no pueden ser únicamente individuales. Requieren de una política de apoyo específica y de un sistema de organización funcional.

La universidad es una comunidad de intelectuales, en sentido intenso y extenso, o se pierde en aglomerados humanos, éstos si producidos en serie, personas sin explotar todos sus talentos. Traigamos a la memoria de nueva cuenta a Papera Seymur:
Sin formación (intelectual) no existe la habilidad de aprender. Y esto que es verdad para los individuos, también lo es para las naciones. La fuerza competitiva de una nación en el mundo moderno es directamente proporcional a su capacidad de aprendizaje, esto es… una combinación de las capacidades de aprendizaje de los individuos y las instituciones de la sociedad.[88]

¿Qué estado guarda el sistema de producción de conocimientos en la Universidad Veracruzana? La idea no es sólo contar con institutos y centros de investigación, sino que todos nuestros trabajadores del conocimiento produzcan obras intelectuales de calidad reconocida. ¿Permite la organización actual de cada escuela, facultad, instituto, centro, etcétera, producir los conocimientos necesarios, indispensables, en la cantidad y calidad deseables? ¿Qué podemos hacer para mejorarlo? ¿Cómo podemos lograr una organización promotora de la producción de conocimientos? ¿Qué experiencias exitosas dentro de la UV pueden ser replicadas en otras regiones, institutos, facultades? ¿Cómo podemos reforzar en nuestros maestros el deseo vehemente de aprender y de producir conocimientos? ¿Cuáles deben ser las nuevas funciones de la Dirección General de Investigaciones?

Estas cuestiones (y otras más a sugerir) inciden sobre la entrada al sistema de producción de conocimientos. Pero la concepción sistémica nos lleva de la mano a repensar la salida del sistema. ¿Cómo está respondiendo la edición y divulgación de la producción de conocimientos? ¿Cuántas revistas y con qué calidad se están produciendo? ¿Son suficientes para todas las comunidades académicas? ¿Qué programas de traducciones se han elaborado y puesto en práctica? ¿Qué presupuesto dedicamos a esta labor?
Desde luego, la construcción de este sistema necesita respaldo e incentivos a maestros y alumnos. Esto nos lleva de la mano a poner a consideración de la comunidad universitaria dos propuestas que irían en ese sentido. Independiente de los logros hasta ahora alcanzados, se tendrían que reforzar algunas cuestiones. Un primer aspecto sería el diseñar un programa permanente de intercambios y estancias académicas/laborales. Nuestros maestros deberían tener la “opción obligatoria” de vivir experiencias académicas/laborales en universidades, institutos, empresas, instituciones públicas, etc., de preferencia en el extranjero o en otros estados de la república, al menos cada dos años. Cada centro de trabajo marcará sus prioridades, períodos, lugares. Este sistema de actualización requiere de un análisis a fondo por sus implicaciones de todo orden. Pero es indispensable y urgente. ¿Qué otras ideas pueden agregarse?

Con mejor formación y actualización la producción de conocimientos será estimulada. Pero también proponemos su respaldo. El actual Programa de Productividad requiere ser repensado en sus dos vertientes: aprendizaje y producción de conocimientos. Con esta base se deberá impulsar la publicación de artículos, libros de texto, creación e investigaciones. De la misma manera la dirección de tesis, desde licenciatura hasta doctorado. Estímulos especiales. Sólidos. Atractivos. ¿Qué otras medidas pueden ser impulsadas? ¿No sería deseable rediseñar, para mejorar la carrera académica y administrativa, un sistema integral de sueldos, salarios y estímulos? ¿Cómo re-institucionalizar el servicio civil de carrera?

7.1.2 El Subsistema Evaluación/Planeación

La responsabilidad política de la Universidad Veracruzana no se limita a la formación de las nuevas clases medias. Se extiende al uso responsable de su patrimonio y de sus recursos financieros, materiales, técnicos y humanos. La rendición de cuentas ya existente debe ampliarse y hacer penetrar su luz a cada rincón de la UV, a cada salón de clases (sobre todo), programa, facultad, instituto, centro… La calidad de cada egresado debe ser el parámetro del uso adecuado de los recursos públicos. La UV tiene el derecho y la obligación de informar. Es pertinente, por supuesto, publicitar sus logros y sus éxitos. Para reformar esta actividad se requiere reforzar la función de evaluación y control. Estas tareas, realizadas en el marco de una gerencia pública universitaria moderna no son la leña para el fuego del escándalo mediático y político. Constituyen una función inherente al management moderno y sirven para mejorar el rendimiento organizacional. No constituyen una instancia burocrática para el castigo sino, al revés, para estimular la realización. Necesitamos crear nuestros propios indicadores del desempeño. La actual dirección de planeación debe hacer énfasis centralmente en la evaluación y control, adecuadas a cada tipo de programa, facultad, instituto, etc. Por eso proponemos que la planeación se descentralice y recoja, desde la base, en cada centro de trabajo, los planes, programas y proyectos para que, en cada uno de ellos, pueda pulsarse la capacidad de realización y el nivel del logro.[89] Desde la alta dirección se debe capacitar y ayudar a realizar esta tarea. ¿Cómo puede hacerse operable esta propuesta?

La función de planeación, de igual manera, pertenece a la gerencia o management moderno. Sin embargo, en el ámbito de la alta dirección es posible extender y mejorar esta función. ¿Cómo? Convirtiéndola en un poderoso vínculo con la sociedad veracruzana y con otras instituciones. Si bien en el ámbito de cada centro de trabajo se debe mantener estrecha vinculación con los colegios profesionistas y con los posibles empleadores, en la alta dirección se puede incorporar a líderes de gran experiencia y visión del ámbito académico, político, empresarial, gubernamental para orientar los planes y el futuro de la UV. La idea es construir un Comité de Planeación abierto que conozca, pulse e incorpore las grandes tendencias, los grandes cambios y trasformaciones de la sociedad veracruzana en el marco de las sociedades en la globalización.




7.1.3 El Subsistema Grandes Proyectos: la magia de pensar en
grande

La innovación, creatividad y ambición son los cimientos para cambiar el rumbo y la velocidad hacia la autosuperación y las ansias de transcender. En cada región y en cada área deberán surgir los proyectos más adecuadas, pertinentes, viables. En este apartado se ofrecen algunos ejemplos de lo que puede ser realizado sobre la óptica de atraer y conseguir recursos, optimizar la infraestructura operativa d l a Universidad Veracruzana.

La realización de Grandes Proyectos tiene finalidad acelerar la consolidación o creación de nuevas fortalezas en ámbitos cuya pronta atención nos proporcione ventajas altamente competitivas en el ámbito estatal, regional, nacional e internacional. La magia de pensar en grande no descansa en proyectos cuyas dimensiones gigantescas resultan amenazadas de paralización de iniciativas por su alto costo y elefantiásica operatividad. La magia de pensar en grande significa, al contrario, pensar en la alta calidad de los proyectos que generen, por su necesidad y viabilidad, entusiasmo y apoyos políticos, financieros, sociales de orden público y privado.

7.1.3.1 La Ciudad Veracruzana de las Ciencias

Sin duda la infraestructura universitaria ha mejorado sustancialmente. Pero su expansión y mejoramiento es ineludible. Diseñar los proyectos es tarea urgente. Más ahora que la crisis ha disminuido la disponibilidad de recursos y requerimos diseñar nuevas estrategias, para disminuir el azar y la contingencia en nuestros proyectos de expansión. Más urgentemente hoy que nos introducimos a una nueva etapa de la civilización técnica, de un nuevo modo de producción.

La situación científica nacional es grave. México perdió nueve lugares en la evaluación del Foro Económico Mundial de 2008-2009. Estamos ahora “por debajo de Barbados, Chile, Puerto Rico, Jamaica, Costa Rica; Brasil, Colombia, Uruguay y Panamá”.[90] La adopción de tecnologías de la información y comunicación ubicó en los cinco primeros lugares a Dinamarca, Suiza, Estados Unidos, Singapur y Suecia. México esta en el 67. “Las peores calificaciones que México recibió este año ocurrieron en el componente de “buena disposición de individuos y negocios… el ambiente político y regulatorio…En particular destacó la deteriorada calidad de la educación en matemáticas y ciencias, que ubicó a México en el lugar 127 de 134 países… De acuerdo con el WEF, “una buena base educativa y altos niveles de capacidad e innovación tecnológica son motores esenciales del crecimiento necesarios para superar la crisis económica actual… Se necesita un esfuerzo mucho mayor para actualizar el sistema educativo…”[91]

Más que crear nuevas universidades, tarea difícil por su elevado costo, proponemos ampliar la oferta de la Universidad Veracruzana en el área científico-tecnológica y de esa manera planificar la extensión del alumnado, abrir las puertas a más y mejores alumnos.

La sociedad veracruzana está necesitada de una nueva plataforma científica y tecnológica. Esto significa crear verdaderas “comunidades pensantes”, “masas críticas”, el “trabajador colectivo del conocimiento” para el siglo XXI. Pero la ciencia y la tecnología requieren de grandes y modernas infraestructuras. Para optimizar recursos, formar alianzas estratégicas nacionales e internacionales proponemos la construcción de la Ciudad Veracruzana de la Ciencia. Los actuales institutos y centros de investigación y las carreras afines, científicas y técnicas de la UV constituyen el “pie de cría”, la base para edificar la infraestructura del desarrollo sustentable, de la cultura científica. Alimentemos las ideas y formemos grupos de mujeres y hombres con espíritu indomable de realización. En este proyecto reside en buena parte del futuro del Estado de Veracruz.

¿Es posible definir las prioridades científicas y tecnológicas de la sociedad veracruzana? ¿Podemos redefinir la investigación institucional de la UV y brindarle apoyos extraordinarios? ¿Qué otras ideas se pueden proponer para realizar esta magna tarea?

7.1.3.2 La Red de Bibliotecas

Las USBI’S constituyen un gran avance. Pero nuestra infraestructura bibliotecaria es factible mejorarla sustancialmente. Todos los grandes centros universitarios del mundo cuentan con una extensa red de grandes bibliotecas: Instaurar el Programa Permanente de Adquisición de Acervos es vital. Libros, revistas, periódicos… Todas las carreras necesitan bibliotecas especializadas y su uso por parte de maestros y estudiantes.

En la evaluación sobre las mejores universidades del país, el Colegio de México ocupa el lugar de honor por su ambiente intelectual. Su alumnado de tiempo completo –condición casi similar en la práctica, en nuestra institución- tiene en la vida académica el eje de su vida social, y “el centro de la vida en el COLMEX es su biblioteca, nuestros programas incluyen, en la parte pedagógica, que los estudiantes frecuenten mucho la biblioteca, que es, probablemente, la más completa en ciencias sociales y humanidades en América Latina” (Jean Francois Prud´Home. Coordinador General Académico. Colmex. Reforma, 16/III/09). Sin bibliotecas, sin su uso intensivo, no hay vida académica, intelectual, humana como lo propone Alberto Mangul en sus obras: Una historia de la lectura, Guía de lugares imaginarios: y la biblioteca de noche, entre otros autores.

7.1.3.3 Los Laboratorios

De manera restringida, los laboratorios han sido arrinconados en su conexión con las tareas científicas y tecnológicas. No obstante, su concepción puede ser extendida y su utilidad mejor aprovechada. Su origen conceptual (laborar, trabajar) y su idea moderna en tanto espacio acondicionado especialmente para realizar o tener experiencias, adquirir destrezas mediante investigaciones para investigaciones científicas, tecnológicas, artísticas y humanísticas hacen del laboratorio un arma poderosa para la formación profesional y la innovación intelectual.

Una política de creación de laboratorios (la magia de pensar en grande) incidirá muy favorablemente en la formalización y consolidación de la investigación multi, inter y sobre todo transdisciplinaria.

En esta política puede coincidir, además, la atención a los problemas prioritarios de la entidad veracruzana, y del sur del país; al aprovechamiento de los mercados existentes o a la creación de nuevos espacios económicos derivados o apuntalados por la investigación artística, humanística y tecnocientífica.

La creación de estos laboratorios puede dar lugar a la aplicación y sostenimiento de la política de actualización, capacitación y formación profesional del personal académico. Su equipo profesional de planta sería mínimo, sobre todo dedicado al mantenimiento de las condiciones de operatividad en cada laboratorio.

Pero a el acudirían, individualmente o por equipos, maestros/profesores para realizar proyectos concretos, por tiempo y obra determinada cuyos propósitos, además de su propia actualización, sea la colaboración/aportación en el conocimiento y solución de problemas complejos que requieren el concurso de múltiples saberes. Pongamos algunos ejemplos.

7.3.3.1 Laboratorio de Seguridad Alimentaría

Problema clave y prioritario entre las grandes cuestiones por resolver en nuestro estado y país. Una visión integral del mismo desde la producción agropecuaria hasta la inocuidad alimentaría e ingesta de gastronómica requiere, exige el concurso de especialistas de diverso orden. En relación a la producción resulta indispensables los conocimientos de ingenieros agrícolas, médicos veterinarios y zootecnistas, biólogos, químicos, ecologistas pero también expertos en derecho, en riego, en almacenamiento, en finanzas y crédito. Para el proceso de marketing se necesita saber sobre canales de distribución, diseño de empaques y envases, tipos de mercado, publicidad y relaciones públicas. Producción y distribución alimentaría exigen tomar en cuenta procesamiento y conservación de alimentos, fabricación de cadenas de refrigeración y mantenimiento. La seguridad alimentaría exige de profesionales que cuiden de la calidad de los alimentos producidos, de los alimentos procesados y distribuidos, de los platillos elaborados y consumidos cuidando aspectos de higiene y presentación, de calidad y niveles de nutrimentos. Y además se debe dar servicio a campesinos, a pequeños y medianos productores, a empresas industriales y comercializadoras, a laboratorios químico-farmacéuticos. Y la complejidad aumenta por familia de productos (vegetales, animales), por región (tropicales, de montaña), por alimentos básicos (granos y carnes, lácteos), por alimentos complementarios (frutas y bebidas), por tipo y variedad de productos (maíces, lechugas, naranjas, plátanos, aves, porcinos, bovinos) para consumo humano directo o procesamiento industrial. Propiamente, y dada la actual relevancia del turismo y la gastronomía casi todas las carreras podrían incluirse para participar en el laboratorio, incluida la psicología, la filosofía, arte y diseño.

7.3.3.2 Laboratorio de Filosofía Humana

Tal vez uno de los mayores desafíos de la modernidad y de la educación sea el aprendizaje de la filosofía. No siendo experto en este tema, sólo mencionaré lo obvio: el aislamiento de este conocimiento respecto de la moderna vida humana, social e individual. Las radicales transformaciones de la ciencia y la tecnología con sus influencias sobre la metamorfosis de nuestras vidas; y de igual manera los cambios en la política y el poder, en las cuestiones ecológicas y de cambio climático, en las novedosas socializaciones derivadas de la visión de género y la vida adolescente y de la tercera edad en fin, el nuevo mundo real globalizado debe ser introducido en el quehacer filosófico.

Existen, por ejemplo en Francia, esfuerzos para unir filosofía/vida humana como los realizados en la Fundación de la Université de Vincennes, desde el 68; la obra de Jacques Derrida y su participación en los Grupos de Investigación sobre la Enseñanza de la Filosofía; la creación del Collége International de Philosophia y el lúcido esfuerzo de Michel Onfray concretado en el proyecto La communauté philosophique y su manifiesto para crear una Universidad Popular. ¿No sería enriquecedora y estimulante la creación de un Laboratorio de Filosofía y Vida Humana que permitiera a maestros y estudiantes un aprendizaje directo de la vida empresarial, política, comunitaria para, precisamente, formar filósofos que, viviendo diferentes realidades, nos ayuden a pensar el nuevo mundo globalizado?

Retomo textualmente con la autorización del filósofo Raúl Domingo Motta reflexiones y acciones elaboradas y puestas en práctica por la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad del Valle de México como un ejemplo para dialogar entorno a la posible creación del Laboratorio del Aprendizaje Filosófico:

Es cierto aquello que dicen los antiguos filósofos y colegas sobre que la filosofía no puede ser enseñada; porque no se puede transmitir como una técnica, ni como un dogma o como un conjunto de criterios para adquirir conocimientos, sólo se puede crear las condiciones para que un sujeto o un grupo de estos, se aventuren en ella e inicien un aprendizaje, una relación con esta contradicción a través de un esfuerzo de construcción de un sujeto en busca de su cultura. Es decir, en busca de respuestas a las preguntas fundamentales que lo transformaran en un sujeto singular dentro del contexto que le ha tocado vivir, transformar y transformarse, en nuestro caso, en un contexto que se caracteriza por tener un horizonte planetario.

No es un secreto que hoy la filosofía y la ciudadanía transitan caminos muy alejados entre sí. La filosofía se encuentra replegada sobre sí misma reflexionando en torno a su agónico devenir o en todo caso, dispersándose en una variedad de escuelas y fragmentos metodológicos que la han convertido en un discurso casi incomprensible hasta para sus propios actores principales. La ciudadanía mientras tanto adolece, cada vez más, de verdaderos espacios de reflexión y decisión autónomos para debatir y evaluar asociadamente, sobre el destino de las instituciones y sociedades a las que pertenecen. En el ámbito de los estudios sociales y políticos, tampoco es un secreto la crisis de los espacios públicos tradicionales y hasta se habla del “secuestro del espacio público”, por estar reducido a un mero formalismo y ritual electoral.

Sin embargo, la mayoría de los problemas que aquejan a las sociedades requieren de la participación ciudadana y de la posibilidad de que esta pueda desarrollar las condiciones de posibilidad efectivas de una crítica reflexiva, con la finalidad de decidir sobre asuntos cada vez más paradojales y fuera de toda norma establecida.

Nadie niega la importancia de la enseñanza dela filosofía que se desarrolla en las academias, pero ésta se imparte en forma desconectada de los problemas de los ciudadanos y de sus proyectos de autonomía democrática. Se suma a esta dificultad el propio derrotero de la filosofía en el siglo pasado, conformado por un permanente titubeo entre su propia autoeliminación y dejarse extraviar por la variedad de corrientes metodológicas.

Requerimos buscar una alternativa frente a la consolidación de un círculo de pobreza relacionado con la presencia social de la filosofía, consistente en las siguientes características: una institucionalización escolar cada vez más lánguida; la confiscación universitaria e ideológica bajo diversos tipos de control dogmático; el triunfo de la historiografía idealista y estéril; la manía esotérica del lenguaje en los círculos intelectuales; el culto a la personalidad; la futilidad del comentario; el discurso conformista, consolador y pseudoterapéutico y; finalmente, la sumisión editorial y periodística de los filósofos en los medios de difusión masiva.

El proyecto Ágora intenta investigar las causas pérdidas del protagonismo de la filosofía en el ámbito de las sociedades hispanoamericanas, a partir de la pregunta por el estado de situación de la relación entre filosofía y el espacio público en sus sociedades. En este sentido, es preciso buscar el protagonismo de la filosofía en el lugar donde se ha replegado, es decir, en la educación y observar en dicho territorio, qué obstáculos y qué oportunidades favorecen esa situación o permite una alternativa de cambio de estatus; y por otro lado, es preciso también buscar al ciudadano en su repliegue en las ONG´s o en la experimentación de alternativas en los movimientos y redes sociales, para recrear los vínculos entre éste y la filosofía.

Por último es preciso señalar que el proyecto Ágora no se encuentra aislado ni es una ocurrencia descontextualizada, porque se hace eco de las preocupaciones y recomendaciones sobre la importancia de la filosofía en la sociedad por parte de la UNESCO, realizadas desde su fundación hasta el presente. Como muy bien las sintetiza Patricia Vermeren en su trabajo La Philosophia saisie par l´UNESCO, (UNESCO, 2003), y que a partir del año 2005 ha instaurado el día mundial de la filosofía con el fin de fortalecer su protagonismo en la sociedad mundial.

Además de parte de la sociedad civil, se cuenta con el proyecto de varias ONG´s y cooperativas de producción muy preocupadas por el destino de la sociedad en general, a las que se suma la Asociación Orión con su red de universidades de Europa y América Latina, que tiene por particularidad incluir dentro de ella a ONG´s, con la finalidad de trabajar en forma mancomunada las articulaciones de acciones académicas y sociales relacionadas con el conocimiento y la investigación. Con la finalidad de aportar ideas y experiencias al conjunto de esfuerzos que distintos sectores de la sociedad civil mundial viene desarrollando, con la intención de fortalecer las acciones tendientes a restablecer el protagonismo de la ciudadanía democrática y del pensamiento autónomo, se proponen once líneas temáticas.

Los temas que pueden servir de iniciativa para los contenidos son los siguientes:
1. La transformación de las ciudades y su impacto político.
2. Ciudadanía y filosofía.
3. Las transformaciones del espacio público y la creación política de las instituciones.
4. El proyecto de autonomía humana, el estado actual de la actividad filosófica y las democracias contemporáneas.
5. La enseñanza actual de la filosofía en los distintos sistemas educativos y sus consecuencias políticas.
6. La crisis del humanismo y sus derivaciones políticas y filosóficas.
7. La relación entre filosofías y las políticas contemporáneas.
8. Filosofía y género.
9. El desafío de la enseñanza de la filosofía a los jóvenes e la era planetaria.
10. El lugar de la filosofía en la Universidad y la autonomía universitaria.
11. La comunicación social de la filosofía y las TIC´s.

7.3.3.3 Laboratorio Veracruzano Demoscópico

Un ejemplo de la viabilidad y utilidad de la creación de laboratorios está constituido por los esfuerzos realizados en estadística y en diseño de encuestas. Sin embargo, su concepción y puesta en práctica es restrictiva y aislada. En este laboratorio podrían concurrir con sus esfuerzos otras disciplinas e instituciones de la UV: estadística, mercadotecnia y otras áreas de administración e ingenierías; economía; sociología, antropología, psicología; comunicación o periodismo; institutos especializados en economía, psicología, educación, historia, administración. El concurso de estos saberes es más que una sugerencia: se trata de una obligación para hacer verdadera demoscopia, arte transdiciplinario por excelencia.

7.3.3.4 Laboratorio de Estética y Artes

La reflexión estética está fuera de los quehaceres de la UV. Entrefecundar filosofía, ciencia, música y artes puede catapultar no sólo nuevas reflexiones, sino nuevas actitudes encaminadas a renovar la creación musical, escénica, fotográfica, pictoral, escultural, arquitectónica, dancística y abrir nuevas vías a la creatividad para formar “escuelas”, “técnicas”, “estilos”, “corrientes” definitorias de la “visión” de nuestra institución. Entre estas actividades debiera considerarse a la cinematografía, casi ausente en al UV.


7.3.3.5 Laboratorio del Agua y los Bosques

En el ámbito de la ecología (incluido ahora el asunto del cambio climático) existen esfuerzos consistentes en nuestra institución. Tal vez en esta área alcanza el liderazgo nacional esté al alcance en el corto plazo. Redefinir prioridades y proyectos resulta esencial. En el estado tuvimos pesca y petróleo y no generamos la ciencia y la tecnología necesarias. Resulta imperativo trabajar la riqueza acuífera y forestal, ya menguada en los tiempos que corren. Como es el caso de seguridad alimentaría, la concurrencia de saberes es fundamental. En este caso, además de las ciencias biológicas y químicas, debieran participar ciertas ingenierías, administración, urbanismo, psicología social, sociología y un largo etcétera

7.3.3.6 Laboratorio de Nuevas Formas de Vida

La revolución genómica abre nuevas vías a las ciencias de la vida: pero en este caso habría que considerar, además, problemas inherentes a las cuestiones de género (más allá de su motor inicial, el feminismo), a las cuestiones de vida juvenil y las cuestiones de los adultos mayores. En este laboratorio concurrirían saberes médicos, biológicos y químicos, psicológicos, sociológicos, comunicacionales, legales, filosóficos.

7.3.3.7 Laboratorio de Innovación y Diseño de Productos

¿Qué decir del empleo de las ingenierías y su vinculación con el mercado y las necesidades sociales de diferentes grupos y clases sociales? Un laboratorio con estas características permitirá la colaboración, además, de artistas, diseñadores, arquitectos, economistas, psicólogos, mercadólogos. Los laboratorios en esta área se pueden multiplicar ¡cuáles propone usted?

7.3.3.8 Laboratorio de Ejercicio del Derecho

El campo es por sí mismo amplio. Cada rama del derecho exige capacitación. Pero esta práctica no puede permanecer aislada. Su florecimiento exige el acompañamiento de especialistas en filosofía, sociología, psicología, comunicación. Existen esfuerzos exitosos pero aislados, como los realizados en torno a los Derechos Humanos. Elevar su escala y reproducirlos en otros ámbitos del derecho resultaría esencial para la renovación de la práctica y teoría del derecho.

7.3.3.9 Laboratorio de Comunicación Multimedia

Este campo, base del nuevo modelo de producción a escala global, no puede seguir ausente en nuestra institución. Involucrará no sólo a periodistas o estudiantes en ciencias y técnicas de la comunicación. Requiere del esfuerzo de ingenieros; matemáticos; diseñadores de sistemas, productos e innovaciones; mercadólogos. Es esta área determinante y crucial para el desarrollo de la UV y del Estado de Veracruz.

7.3.3.10 Hospital Escuela

Resulta impostergable crear un sistema universitario del Hospitales Escuela que apoye el aprendizaje de las especialidades médicas.

Otros proyectos requieren ser pensados y diseñados. Los laboratorios son herramientas fundamentales en el éxito de otras universidades. ¿Cuáles propone usted?

7.3.3.11 Otros Laboratorios

7.4 El Subsistema Atención a los Estudiantes

Los estudiantes, sujetos o individuos en quienes se deposita la tarea de conservar y renovar la cultura y a la sociedad, constituyen el motivo de existencia de la UV. Tienen el derecho de recibir una educación de calidad que les permita autotransformarse de estudiantes en profesionistas. Pero tienen la obligación política, social y moral de responder con creces a la inversión de los recursos públicos financiados por los ciudadanos. Su ingreso y permanencia a la UV debe ser vista y asumida por los estudiantes como un privilegio de la democracia.

Cinco acciones iniciales deben ser emprendidas: 1) Asegurar, al menos, su bilingüismo inglés-español y en, algunas carreras, el tercer y cuarto idioma. 2) Asegurar su sólida formación en matemáticas. 3) Estructurar un programa permanente de intercambios académicos, preferentemente con universidades extranjeras. 4) Estimular sus actividades de investigación y publicación. 5) Diseñar un sistema de seguimiento y evaluación personalizado sobre su rendimiento escolar y su posterior evolución profesional. Se trataría de acciones descentralizadas con el fin de promover los lazos comunitarios académicos en cada centro escolar. ¿Qué otro tipo de acciones pueden ser incorporadas?

7.5 El Subsistema Cátedras Magistrales

Atraer a los mejores científicos, intelectuales, escritores y proponerlos como detonadores de una reforma cultural universitaria debe ser una política institucional. La instalación de cátedras magistrales en diferentes profesiones, con objetivos y tareas a cumplir en planes de trabajo específicos, relanzarán en nuestros académicos y alumnos el deseo vehemente de aprender. Las cátedras serán el complemento de los laboratorios.

7.6 El Subsistema Nuevo Liderazgo, Management y Autonomía
Univeristaria

Educar individuos mediante el aprendizaje, liberador de fanatismos, de estrecheces irracionales; abrirlos al progreso, a la estética, a la ética, a la libertad a través del conocimiento. Construir con ellos valores para dar sustentabilidad a nuevas formas de solidaridad, de fraternidad, de vida social y, así mismo elaborar conjuntamente ideas, valores y comportamientos promotores de equidad. Las finalidades de la función universitaria son complejas y para lograr llevarlas a la práctica es necesario hacer emerger un nuevo liderazgo, una nueva forma de gestión. En suma, una gerencia compleja para una función compleja.

En general las universidades públicas mexicanas tienen presentes las mismas cualidades y limitaciones de la administración burocrática tradicional. Les hace falta una mayor luminosidad derivada del espíritu de realización y las características del trabajo moderno y profesional descritas por M. Weber. Aunque, en estos momentos de gran transformación, estamos necesitados de pensar nuevas ideas para configurar un estilo gerencial específico, acorde a las funciones propias de la universidad moderna.

Las universidades poseen conocimientos aportados por las humanidades, las ciencias y las tecnologías necesarios, aunque siempre insuficientes para la producción de nuevos conocimientos y nuevos profesionistas, para ayudar a preservar a nuestra sociedad y su cultura y al mismo tiempo modificar normas, romper corporativismos, ampliar espacios de acción a hombres y mujeres los cuales, en una concepción moderna, requieren autoconstituirse en “agentes de gestión y operadores competentes y concienzudos” pues, continúa Alain Touraine, “la sociedad moderna (…) es una urdimbre de relaciones de producción y poder. Es también el terreno donde aparece el sujeto, no para rehuir de las acciones de la técnica y la organización sino para revindicar su derecho a ser actor”.[92]

La universidad requiere una gerencia y un liderazgo acorde a su misión. Esta obviedad no se ha traducido, en todos los casos, en la organización y el liderazgo pertinentes a la producción de conocimientos y a la producción de profesionistas. Entiendo las razones y acepto el rechazo a esta fórmula para expresar el trabajo universitario. Pero, además de las argumentaciones expresadas anteriormente a lo largo del presente texto, reitero otra obviedad: hacer surgir nuevos conocimientos y egresar estudiantes convertidos en profesionistas es una función social ineludible y por lo tanto deliberada, diseñada y programada de las sociedades modernas.
Una obviedad más. Esta función conlleva una fuerte contradicción en su propósito y en su accionar. Las necesidades de sobrevivencia y de incrementar su calidad de vida han conducido a las sociedades modernas a elevar considerablemente las cantidades de conocimientos y de recursos humanos con profesionistas, maestros y doctores. No es por azar que se analice y se critique la “masificación de la educación”. Pero este incremento, esta “masificación” no se ha constituido en las sociedades desarrolladas en una “producción en serie”. Los países exitosos han conseguido multiplicar el número de conocimientos y de egresados universitarios sin menoscabo de su alta calidad. Esta es la clave de la educación superior realmente competitiva: entender que los conocimientos y los recursos humanos requieren, exigen para su surgimiento de cuidados especiales; de exigencias y disciplinas comunes; y de particularidades en su elaboración (conocimientos) y transformaciones (estudiantes en profesionistas).

Ambas actitudes requieren del trabajo individual y del trabajo colectivo. Masificar en educación no puede significar uniformización ni baja calidad, como podría evocar su posible vinculación con la “cultura de masas”. Cada alumno, para ser transformado de estudiante a profesionista, entra en contacto con múltiples maestros. Cada uno de estos maestros debe aportar algunas destrezas, conocimientos, comportamientos, conductas y valores a cada estudiante. Cada egresado es producto del trabajo individual de cada maestro y al mismo tiempo es el resultado de una labor colectiva. Y como, precisamente, cada egresado es individuo y no una cosa, o un “producto”, debemos considerar que un egresado es un individuo (hombre o mujer) confeccionado, una obra sobre medida, una obra de arte (el arte de aprender); la obra maestra y apasionada de la acción del “trabajador colectivo del conocimiento”, del magisterio complejo: sugestión de un individuo al cual se le da forma mediante el aprendizaje para que se realice individual y socialmente con base en el autodidactismo. El egresado de nuestra institución será así una esencia y una apariencia en las cuales pueda identificarse el sello del maestro de la Universidad Veracruzana. Y para producir en gran número obras maestras, seres humanos competitivos para vivir la vida actual es necesario tener en consideración que las fallas de uno o de varios maestros, de que las carencias materiales, técnicas y financieras inciden sobre la calidad del egresado (licenciado, maestro, doctor) y, por lo tanto, los profesionistas egresados conocerán contrahechuras, malformaciones que les restarán competitividad, atributos para realizarse como personas y cualidades para triunfar profesionalmente.

Todo esto se traduce, sin más, en la urgente necesidad de replantearnos el funcionamiento organizacional de la UV. ¿Contamos con los sistemas y procedimientos de trabajo, la infraestructura y los recursos para realizar con éxito las dos grandes actividades universitarias? ¿Qué nos hace falta y cómo podemos conseguirlo?

Reitero mi propuesta: La Universidad Veracruzana requiere con urgencia un nuevo liderazgo, capaz de convocar al ejercicio de un nuevo magement universitario que haga florecer las virtudes, hoy bloqueadas, de las comunidades universitarias. La administración burocratizada y vertical entroniza copias débiles de los verdaderos líderes transformadores, seres surgidos en el ascenso del favoritismo y por eso en busca del elogio desmedido, a sus jefes y para sí mismos, autoritarios en el ejercicio de su rango, escapistas de las duras realidades entre las coartadas de su astucia, creadores de privilegios personales y para sus favoritos, consumidos en su promoción personal y útiles básicamente para las labores rutinarias.

Las instituciones de educación superior no cumplen sus funciones en sí mismas. Su autonomía no puede fortalecerse en el aislamiento. Su verdadera autonomía depende del servicio prestado a la sociedad y al Estado. En este orden de ideas es que deben plantearse las cuestiones siguientes: ¿qué satisfactores buscan y esperan recibir los jóvenes estudiantes de la UV? Independientemente de sus deseos individuales de superación personal, de anhelos de saber y adquirir cultura, los egresados quieren ingresar al mercado laboral con ventajas competitivas. Si su medio sociocultural y sus relaciones sociales no les aseguran su rápida y elevada inserción laboral, nuestros egresados deben contar entonces con un plusvalor, deseable por todos los empleadores: un título sinónimo de alto rendimiento, de alta competitividad: un título de la Universidad Veracruzana. Este plusvalor debiera ser válido para cualquier licenciatura: letras, filosofía, física, biología, actuación, fotografía, ingeniería, medicina, economía, administración de empresas, pedagogía, estadística, etc.

¿Qué exige la sociedad de la UV? No sólo los actuales beneficios y prestigio acumulado. Desea tener la certeza de que sus jóvenes serán formados en las altas exigencias laborales del mundo actual. También pide que los conocimientos en ella producidos puedan ser transformados en bienestar colectivo, en protección del medio ambiente, en mejoramiento de las condiciones de trabajo. Los empleadores demandan recursos humanos de capacidades sobresalientes, promotores del desarrollo de sus organizaciones e instituciones.

¿Qué espera el Estado de la UV? Que los presupuestos y otros recursos a ella entregados se manejen con transparencia y muy especialmente que sean productivos y de alto rendimiento, sin olvidar su propia demanda de trabajadores profesionistas competitivos.

Con los estudiantes, con la sociedad, con el Estado es decir, en ambientes y con actores externos cobran sentido las funciones de nuestra institución. Pero al interior de la Universidad Veracruzana también existen compromisos. Estas autoexigencias involucran las condiciones de trabajo, los reconocimientos y las recompensas para los trabajadores del conocimiento y empleados. Y estas múltiples y diversas exigencias deben ser satisfechas a un mismo tiempo. Son indisociables, aunque para cumplirlas se generen contradicciones. De aquí la necesidad de redefinir y poner en práctica un nuevo concepto de administración.

La gerencia universitaria compleja es el conjunto de acciones más comprometidas con el uso y aplicación del conocimiento para generar conocimientos; y mujeres y hombres aptos para manejar y producir conocimientos; y adquirir y ejercer habilidades profesionales con maestría. Esta gerencia requiere especializarse para generar una institución en donde maestros y estudiantes actúen como individuos seguros en el manejo de las ideas, aptos para contextualizarlas y utilizarlas como materia prima para resolver problemas. El aprendizaje es la mejor vía para alcanzar el autodidactismo. La Universidad, paradójicamente, debe ser el principal centro formador de individuos autodidactas y de productores de conocimientos. Y esta singular labor requiere de una gerencia especializada, del management del conocimiento. El management universitario aplica conocimiento al conocimiento de manera permanente, contínua y, por exigente consecuencia, innovadora. Podemos hacer nuestras algunas tesis de Peter F. Drucker en la construcción del espíritu y el ejercicio de la compleja gerencia universitaria:

Los dirigentes universitarios, en una nueva concepción, requerirán tomar conciencia de coordinar seres autónomos, en una “ecología social” en la cual trabajan con un elemento de gran plasticidad, cambiante, que se modifica a sí mismo y con gran velocidad: la meta es amalgamar la búsqueda, el aprendizaje y la aplicación del conocimiento. Surge una inquietante cuestión: ¿qué necesita hacer la gerencia universitaria para tener (y atraer) a los trabajadores del conocimiento más capaces y qué para hacerlos más productivos y competitivos? ¿Qué debe hacer para que esa productividad y competitividad individual se traduzca en capacidad elevada del desempeño institucional?

Tendremos que pensar acciones para multiplicar esa capacidad de cada persona como parte integrante de grupos formales con propósitos comunes, reconociendo fortalezas y aspiraciones de cada una de ellas. Partiremos de una convicción: un nuevo liderazgo, sustentado en un magement universitario complejo es una de las condiciones para conseguir que la actual planta de trabajadores del conocimiento realice labores excepcionales y logre construir la universidad de clase mundial necesaria para el progreso del estado de Veracruz.

La sociedad del conocimiento ha sido en nuestro país, hasta ahora, básicamente, una moda, es decir, un concepto del cual se habla. Nuestra sociedad actúa en gran medida como espectadora, forma parte de la escena, no de la acción.
Una verdadera sociedad del conocimiento significa un cambio: algo que la gente hace. Para ser, esta sociedad requiere productores de conocimientos, mujeres y hombres formados para el aprendizaje contínuo. La gerencia para el manejo de una institución en tanto sistema complejo, parte de la convicción de que lograr que la UV sea universidad de clase mundial es un asunto cuyo origen, cuya base radica en la generación y direccionamiento de las convicciones propias de cada trabajador para autoconstituirse como el mejor; inicia con los deseos de lograr realizar una epopeya que estimule un esfuerzo colectivo de ambición y solidaridad. Cada trabajador debe estar imbuido de este espíritu de lucha. Cada trabajador, con un puesto de dirección o coordinación, debe ejemplificar una gerencia compleja.

La comprobación del buen desempeño universitario es externa. Reside fuera de la institución. La competitividad compleja del magisterio vía aprendizaje apunta al corazón de la motivación de todo ser humano: la autorrealización a través de un trabajo con significado, con reconocimiento y con recompensa. La competitividad compleja del nuevo liderazgo permite fortalecer la actitud positiva de los subalternos, que diseñan su trabajo individual en relación con los objetivos de un grupo, pues saben y reconocen que las fallas de un maestro repercuten en la incompletud del estudiante/profesionista, con lo cual él mismo incumple el propósito verdadero de la universidad. ¿Qué debemos hacer para construir una gerencia universitaria compleja? ¿Cómo reforzar y reorganizar las funciones de alta gerencia en la UV?

Estamos en el momento oportuno de hacer un balance sobre la autonomía de la UV., sus prácticas y cualidades, limitaciones y bloqueos así como su devenir. Este reencuentro y estas expectativas exigen de la mayor seriedad. La autonomía exige nuevas formas de pensar y de actuar, otras actitudes y comportamientos. La gerencia en la y para la autonomía impone la actualización de los órganos de gobierno y la puesta en práctica de la descentralización autónoma. El proyecto debe ser madurado pero puesto en práctica a la brevedad, para contar con un verdadero sistema universitario: verdaderas universidades regionales para que funcione la UV como un sistema abierto, autogenerativo y con poder de realización.
Debiera resultarnos evidente la obsolescencia gerencial de la UV sobre todo si la concebimos como una institución productora de conocimientos y de mujeres y hombres de altas calificaciones profesionales, éticas, científicas, humanísticas. Proponer esta visión no puede significar descalificación o mala fe en la crítica. Cualquier organización sufre la obsolescencia de sus estructuras de gobierno frente a los cambios programados o azarosos del mundo. El gigante del manegement corporativo, General Motors, sufre hoy las consecuencias de sus cegueras frente al cambio. Ya había sucedido lo mismo con otras organizaciones en los ramos energéticos y de la electrónica informática. Lo mismo sucede con los gobiernos y… las universidades. Estos dos últimos, por tener asegurada su permanencia, por cuestiones ideológicas y presiones políticas son más recios al cambio, a la innovación que significan, entre otras cosas no sólo la aparición de lo nuevo, sino también perder el temor a dejar de hacer lo que ya no funciona, porque antes ofreció buenos resultados. Pensar la autonomía es indisociable de pensar un nuevo liderazgo. El tema está sobre la mesa del diálogo.
8. Universidad Veracruzana: Arte, Ciencia, Luz: el deseo vehemente de aprender1

El pensamiento simbólico-mitológico-mágico y el pensamiento empírico-técnico-racional constituyen la unidualidad de la actividad cerebro-espiritual del sujeto viviente, que implica dos modos de conocimiento, dos modos de aprendizaje, dos modos de acción en las sociedades contemporáneas. Subjetividad y objetividad unidas en el Arkhe-Espíritu,2 un bucle generativo de emergencias “donde se forma la representación y el lenguaje”, condensados en el escudo de la Universidad Veracruzana. Resignifiquemos su contenido, desglosando algunas ideas de Edgar Morin.

La Universidad es un recipiente conservador y creador de la inteligencia humana: Está radica en cada sujeto: el ser humano es a la vez viviente, animal individual; al mismo tiempo se vuelve espiritual y cultural, desarrollándose en los niveles intercorrelacionados del lenguaje, el pensamiento y la conciencia para desplegarse en todas las esferas de las actividades y pensamientos humanos”.[93] Se constituye una verdadera universidad ahí en donde operan diversos tipos de inteligencia: en la Praxis (actividad transformadora y productora), en la Techné (actividad productora de artefactos), en la Theoría (conocimento contemplativo/especulativo, E. Morin) y algunos especialistas incluyen ahora la “inteligencia emocional”.

De acuerdo con el pensador francés, existen quince cualidades inteligentes que caracterizan a esta “aptitud estratégica general” que puede aplicarse a cuestiones específicas, pues moviliza aptitudes individuales, para que el cerebro del ser humano siga siendo un general problems solver. Ejercicio individual e innovador, la inteligencia es un arte que combina felizmente cualidades diversas e inclusive antinómicas. El arte de la inteligencia, “aptitud para pensar” es una emergencia de las actividades cerebrales, que interactúan con el pensamiento y la conciencia: estrategia, dialógica, concepción, reflexión se unen y se diferencian. Pueden ser cultivadas y promovidas y por eso constituyen el triángulo base del quehacer universitario. Así lo estipula nuestro emblema: Arte, Ciencia, Luz.

Arte, no sólo como actividades estéticas y humanísticas. Arte como estrategia. Y Ciencia que no disocie:

1) ciencia pura (noble desinteresada); 2) Técnica (lengua de Esopo que sirve a
lo mejor y a lo peor); 3) política (mala y nociva que pervierte el uso de la ciencia) sino una actividad interretroactiva

ciencia técnica sociedad estado


que combate la creencia de que “el conocimiento científico es el reflejo de la realidad” y asume su condición. Lo propio de la cientificidad no es reflejar la realidad, sino de traducirla en teorías cambiantes y refutables, es decir una Ciencia con Consciencia.[94]

Arte y Ciencia, creaciones del pensamiento: “actividad específica del espíritu humano que… se despliega en la esfera del lenguaje, de la lógica y de la conciencia, al mismo tiempo que comporta… procesos sublingüisticos, subconscientes, sub o metodológicos… es una dialógica compleja de actividades y operaciones complementarias del espíritu cerebro”. Aquí radica la riqueza heredada y por crear de nuestra universidad. Trata con un bien intangible, difícil de asir y de modular. Trabajar la fecundación del pensamiento es “establecer fronteras y atravesarlas, abrir conceptos y cerrarlos, ir del todo a las partes y de las partes al todo, dudar y creer; debe rechazar y combatir la contradicción, aunque al mismo tiempo la asuma y se nutra de ella.[95]

Desde luego, el fin de toda universidad es la creación de nuevos conocimientos, que surgen del torbellino del pensamiento que en su movimiento autodestruye y autoconstruye sus propios elementos: “produce pensamiento, es decir la transformación de lo conocido en concebido… es decir en pensado”.[96] De la calidad de esta actividad y de la calidad de sus resultados, depende la calidad de una universidad, de su personal docente, de sus egresados. La concepción transformadora en Luz, es decir: idea de engendramiento o de procreación; idea de formación de concepto; idea de diseño, configuración original que constituye un modelo para conjuntos, u objetos nuevos”. Luz, o sea, “el engendramiento, por un espíritu humano, de una configuración original que forma unidad organizada”.[97]

Para dar un nuevo significado a nuestro lema institucional, acompañando el punto de quiebre necesario para alcanzar superiores estadios de realización individual y colectiva, requerimos construir un nuevo espíritu de grupo, un “sprit de corps” que sea un cohesionador de nuestros esfuerzos.

En el quehacer universitario, en la actividad académica, entre los individuos con auténtica vocación al magisterio complejo: en maestros y alumnos, la tendencia irresistible hacia el conocimiento y su acumulación transmisible. Se trata de un apetito insaciable, imperioso. Su atractivo es envidiable, pues constituye una fuente de gozo. Poseer conocimientos para formar nuevos espíritus, mentes refinadas en mujeres y hombres que anhelan un reconocimiento profesional y personal por sus virtudes intelectuales, manuales y morales. Esta necesidad de transcender mediante el placer imaginado de formar a los mejores profesionistas universitarios y que hace funcionar la inteligencia, pensamiento y conciencia de los maestros y que transmiten a los alumnos y éstos asumen su co-rrespondencia, co-rresponsabilidad en el proceso de aprendizaje. Nuestro espíritu de grupo estará alentado por un deseo: que el único progreso deseable sea el de mejorar las almas y la inteligencia de los individuos que integren nuestra comunidad. Convertir ese deseo en una fuerza impetuosa exige trabajar con ardor, impetuosidad y con pleno convencimiento y emoción estremecedora de que podemos llegar a constituir la más importante universidad mexicana y una de las mejores del mundo.

Nuestra vehemencia estará dirigida, vía la inteligencia, el conocimiento y la conciencia a la sed insaciable de comprender, discernir, juzgar; a engendrar, a formar, a diseñar, es decir a satisfacer el lúdico deseo de aprender. Palabra central en nuestro proyecto. La acción de aprender, digámoslo como figura o imagen es el quantum de nuestra propuesta. Así como el quantum se comporta como onda y corpúsculo y es onda y corpúsculo, o no es ni partícula ni onda así el aprendizaje es adquisición y transmisión, uno e indivisible, o mejor, las dos acciones realizándose al mismo tiempo: dos facetas de una misma acción que no pueden ser separadas de manera disyuntiva: coexisten, cooperan y se contradicen en una discontinuidad de acciones plena de interacciones entre dos tipos de sujetos: maestros estudiantes formando una totalidad que es más que la suma de sus partes: es el proceso del magisterio competitivo, es decir, complejo. Una relación de una misma acción, en dos sujetos, en un tiempo: aprender aprender.

Los límites del lenguaje imponen formas de acercamiento al conocimiento de la realidad. En español se diferencia una acción con dos verbos: enseñar y aprender. Las consecuencias de separar esta relación dialógica ha tenido graves consecuencias. Ha dividido artificialmente funciones inseparables, las ha reducido a la simplicidad de las técnicas y, peor aun, ha otorgado a la enseñanza un papel activo ¡y al aprendizaje un rol pasivo! Y para remediar dificultad se ha propuesto otra disyunción: se ha propuesto una “educación centrada en el alumno”.

En francés el verbo aprender se utiliza como si fuera el verbo enseñar: el maestro aprende al alumno a realizar tal o cual tarea intelectual o manual hasta alcanzar gran dominio o maestría. Resulta de la mayor curiosidad mostrar con imágenes, la indisociabilidad de la acción y el tiempo de la acción de aprender. Acentuando el diseño de sus letras, las letras del verbo inglés ­­­­­­­­­­­­­­­­­Teach, reflejadas en una base que sirva de espejo, forman la palabra Learn. Este es precisamente el carácter complejo de la acción principal de todo proceso educativo:

acumular producir o concebir transmitir recibir



El espíritu universitario de nuestro tiempo debiera ser alimentado por el deseo vehemente de aprender. Nos significará una reorganización de prioridades, de estructuras, de labores. Será una etapa de un duro trabajo productivo. Cosecharemos los frutos de nuestras siembras: comprensión, honradez. Arte redentor, Ciencia fecunda, Luz en nuestras vidas. Como dice el poeta Pedro Garfias: No hay lluvia tan fecunda como la del sudor.






[1] Hölderlin
[2] Datos obtenidos de: Universidad Veracruzana. Dirección de Planeación Institucional. Numeralia. Febrero 2009.
[3] Serge Paugam (Coord.). L´exclusion. l´ état des saviors. París. Éditions. La Découverte, 1996.
[4] Ver información en la página siguiente.
[5] “Universitarios”. Reforma. Suplemento mensual, Marzo del 2009.
[6] Basarab Nicolescu. La transdisciplinariedad. Ediciones du Rocher. París, 2009.

1 Peter F. Druker.
2 Citado en Pierre Fougeyrollas. Sciences Sociales et Marxisme. París, Payot, 1981. P. 25.
3 Edgar Morin. Sociología. Madrid, Tecnos, 1995.
4 Ibíd.
[7] Georges Friedman. “La civilization techniciennce” Aruguments 6eme année, no. 27-28. 3e et 4 e trimestre, 1962.
[8] Ibíd.
[9] Ibíd.
[10] Sergio Boisier. Sociedad del conocimiento, conocimiento social y gestión territorial. Diálogo/Seminario sobre Gestión Territorial y Sociedad del Conocimiento. Antología. Xalapa Universidad Veracruzana/Pontificia Universidad Católica de Chile. 2005. P. 41.
[11] Manuel Castells. La era de la Información. Vol. I. La sociedad red. México, Siglo XXI ed. 1999. Pp.10-12.
[12] Ibíd. Pp. 88-89.
[13] Manuel Castells. La era de la Información. Vol. I. La sociedad red. México, Siglo XXI ed. 1999.
[14] Ibíd.
[15] Ibíd.
[16] Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. Hacia un pacto de competitividad. Situación de la competitividad de México 2004. IMCO, México, 2005.
[17] Ibíd.
[18] Ibíd.
[19] Ibíd.
[20] Ibíd.
[21] Ibíd.
[22] Edgar Morin. Sociología. Op. Cit.
[23] Juan María Alponte. “El Índice (Gini) de desigualdad en México es lamentable. El Universal, domingo 17 de agosto de 2003.
[24] Mario Luis Fuentes. CEIDAS/EXCELSIOR. México, 6 de enero de 2009. P. 18 N.
[25] Ibíd.
[26] Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. Hacia un pacto de competitividad. Op. Cit.
[27] Ibíd.
[28] Ibíd.
[29] Sergio Boisier. Sociedad del Conocimiento, conocimiento social y gestión territorial. Op cit.
[30] Ibíd. P. 280.
[31] Mario Luis Fuentes. CEIDAS/EXCELSIOR. Op. Cit.
[32] Ibíd.
[33] Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. Hacia un pacto de competitividad. Op. Cit. P. 25.
[34] Juan María Alponte. “En la revolución tecnológica, hasta Botswana nos supera”. El Universal, lunes 5 de mayo de 2003.
[35] Nurit Martínez. “Promueven cambios en la enseñanza universitaria”. El Universal, viernes 29 de octubre de 2004. p. A25.
[36] Véase al respecto: Efrén López Flores. Cambio Climático, fermento de cambio social. El nuevo desafío para la sociedad mundo. Borrador 2009.
[37] Edgar Morin. La Méthode. Vol 4: Les ideés. París, Éditions du Seuil, 1996.
[38] Edgar Morin. Para salir del siglo XX, Barcelona, Kairós, 1982.
[39] Edgar Morin. Relier les connaissances. Le défi du Xxime siècle. París, Éditions du Seuil, 1999.
[40] Edgar Morin. La mente bien ordenada. Barcelona, Seix Barral, 2000.

[41] Edgar Morin. Sociología. Madrid, Tecnos, 1995.
[42] Edgar Morin. Le paradigme perdu: la nature humaine. París, Éditions du Seuil, 1973.
[43] Alain Touraine. Crítica de la modernidad. México, Fondo de Cultura Económica, 1997. Pp. 135-141.
[44] Alain Touraine. ¿Qué es la democracia? México, Fondo de Cultura Económica, 1994.
[45] Ibíd.
[46] Ibíd.
[47] Edgar Morin. La Méthode. 5. L´ humanité de l´ humanité. París, Éditions du Seuil, 2001.
[48] Ibíd. P. 186.
[49] Ibíd.
[50] Ibíd. Pp. 64-65.
[51] Alain Touraine. ¿Qué es la democracia? México, Fondo de Cultura Económica, 1994. Pp. 230-233.
[52] Ibíd.
[53] Edgar Morin. Le paradigme perdu: la nature humaine. París, Éditions du Seuil, 1973.
[54] Ibíd.
[55] Ibíd.
[56] Edgar Morin. La Méthode. 5. L´ humanité de l´ humanité. París, Éditions du Seuil, 2001.
[57] Edgar Morin. Tierra-Patria. París, Éditions du Seuil, 1998.
[58] Edgar Morin. La Méthode. 5. L´ humanité de l´ humanité. Ibíd.
[59] Gabriel Zaid. La historia como progreso. Letras Libres. Diciembre de 2004, Año VI, número 72. Pp. 65-68.
[60] Edgar Morin. La Méthode. 5. L´ humanité de l´ humanité. Ibíd.
[61] Manuel Castells. La era de la Información. Vol. I. La sociedad red. Ibíd.

[62] Gabriel Zaid. “La historia como progreso”. Ibíd. Op. Cit.
[63] Ibíd.
[64] Ibíd.
[65] “Somos como enanos sentados en los hombros de gigantes, y podemos ver mejor y más lejos, no por nuestra propia eminencia visual o corporal, sino porque su estatura nos eleva y nos sostiene”. Ibíd. P. 66
[66] Ibíd.
[67] Edgar Morin. La Méthode. 5. L´ humanité de l´ humanité. París, Éditions du Seuil, 2001. P. 183.
[68] Mario Luis Fuentes. “Competitividad Social: Índice con lento avance”. Excelsior, martes 24 de marzo de 2009. P. 22.
[69] “Transforma Qatar petróleo en educación”. Sonia del Valle. Reforma, nacional, P. 6, domingo 15 de marzo de 2009.
[70] “Obama propone reforma educativa”. El Universal, miércoles 11 de marzo de 2009. P. A28.
[71] Edgar Morin. Relier les connaissances. Le défi du Xxime siècle. París, Éditions du Seuil, 1999. P. 299.
[72] Ibíd. P. 295.
[73] Ibíd. P. 297.
[74] Ibíd. P. 259.
[75] Ibíd. P. 266.
[76] Norbert Elias. La société des individus. París, Fayard, 1991. Glosamos sus ideas útiles a nuestro proyecto
[77] Alain Touraine. Un nuevo paradigma. Barcelona, Paidós, 2005. En adelante glosamos algunas de sus ideas en apoyo a nuestra propuesta.
[78] Ibíd. P. 103.
[79] Ibíd. P. 116.
[80] Arturo, Guillaumin. “Hacia una pedagogía de la complejidad” en Avances en complejidad y educación: Teoría y Práctica. Octaedro. Barcelona España. 2006
[81] “Prefieren los empleadores al Tecnológico de Monterrey”. Reforma, domingo 1 de marzo de 2009.
[82] Por ejemplo: Berlin, T.; Canales M.; Guillaumín A.; Ochoa O. Planeación estratégica aplicada a unidades académicas universitarias. Edit. UV. Xalapa, Veracruz. 2003.
[83] Una reflexión y una propuesta de largo aliento se encontrará en la obra La Universidad desde la Perspectiva del Pensamiento Complejo. Un acercamiento al problema de la transformación universitaria, del Dr. Octavio A. Ochoa Contreras (en prensa).
[84] Manuel Castells. La era de la Información. Vol. I. La sociedad red. México, Siglo XXI ed. 1999. Pp.10-12.
[85] Ibíd. Pp. 88-89.
[86] Edgar Morin. La tête bien faite. París, Éditions du Seuil, 1999.
[87] Edgar Morin. Relier les connaissances. Le défi du Xxime siècle. París, Éditions du Seuil, 1999.
[88] Ibíd. Op. Cit. P. 25.
[89] Véase la obra de A. Guillaumin, et al. Sobre elaboración de planes, programas, proyectos.
[90] Ixel Gonzáles. “Se amplia la brecha digital en el país”. El Universal, Finanzas, viernes 27 de marzo de 2009.
[91] Ibíd. subrayado nuestro.
[92] Alain Touraine. Crítica de la modernidad. México, FCE, 2000.
1 Retomo una inquietud del Maestro Juan María Alponte, quien la expresa a partir de algún texto de Don Benito Juárez.
2 Edgar Morin. El Método. El conocimiento del conocimiento. Madrid. Ediciones Cátedra. 1999.
[93] Ibíd. P. 194.
[94] Edgar Morin. Relier les connaissances. Le défi du Xxime siècle. París, Éditions du Seuil, 1999. Pp. 18 y ss.
[95] Ibíd. P. 199.
[96] Ibíd. P. 202.
[97] Ibíd.

Copyright © Dr. Francisco Montfort Guillén. Investigador del IIESES/UV